Por Indira Carpio Olivo
La guerra siempre fue extranjera
nunca vi -sino en fotos- cuerpos a la
mitad
despedazados por las bombas
no conocí a soldados
de esos que después de muertos dirigen
oficinas
La guerra siempre fue en Palestina
en Bagdad en Irak allá
donde mis ojos no traspasan el polvo
allá donde los niños no se hacen
viejos
porque desde el vientre le crecen
piedras en las manos
Y las piedras los entierran olivos
seis metros hacia abajo
hasta besar el agua
para volver sal del mar
a poblar su tierra
Yo quise ser botánica
pero no pude fijar mi atención en una
sola hoja
me hice entre tantas hojas adoradora de
árboles
y como mi madre
me robo las plantas
Suplico perdón cuando no se
arrancarlas
y me quedan en las manos a la mitad
despedazadas por mis bombas
Fui entonces una botánica mediocre
una ladrona mediocre
Y la guerra me fue arrancando los años
hasta conocerme de cerca
Vi morir a mi vecino
y cuando lo iba a despedir
me robé las flores que lo adornaban
Me devolví al pedazo de tierra detrás
de casa
y las tendí
cerré los ojos
y dos elefantes colgaban los cuerpos
de los cocodrilos en las ramas del
Marula
La guerra había llegado
y a la vieja de los panes le quedaban
horas
el niño en su cuna sólo había vivido
pocas
a mí -que estoy en medio- me visitará
esta noche
pero todavía no lo se
Cierro con llave el trozo vivo de mi
casa
y arropo a las flores que me robé de
la tumba del vecino
recuerdo a mi hermano
la mitad de mi hermano
despedazado por las bombas
Detrás de las cortinas
mi cara agrietada
Quería morir de vieja un domingo
y me hallo seca
en una foto sobre la mesa
En la foto está sentada mi madre
la que se robaba las plantas
y de pie mi padre que una vez la robó
a ella
sobre su pecho estoy yo
¿o era mi hermano?
Tengo la cara tapada por un paño
bordado
porque mi madre me daba de su pecho
y esa flor nadie puede robarla
Quiero ser yo
que hoy estoy sola y viene la guerra
Qué me has hecho, Dios,
que viene la guerra
y me arreglo para ella como para mi
esposo
que deseo que llegue
y se lleve esta flor muerta
La guerra fue en otra parte
hasta que me hizo un cuerpo a la mitad
y dejó mi pecho en carne cruda
mi pecho una bomba
que acabará con el enemigo
Suplico perdón porque no se cómo
arrancarlo
soy una botánica mediocre
algunos árboles dejan de latir en mis
manos
quién me hará el favor de matarme
En mi pecho las nueces del Marula
y un elefante y otro elefante y otro
comiendo de mis bombas
en dos patas
cagándose en mis pies
Ha de venir esta noche
como anoche
y la noche anterior
la muerte mediocre
a buscarme
Toda guerra es mediocre
porque deja vivo a los dolientes
y algunos no sabemos arrancar el árbol
nos quedamos en las propias manos
soldados muertos de oficina
Este silencio es oscuro
y chupa de mi pecho
como el primer hijo
tiene la muerte que parecerse a la nada
al vacío a tu cara
Y a mí, suplicante.