viernes, 18 de julio de 2014

Miedo

I
Cada vez que ponen una foto de un bebé destrozado en Gaza, o de un niño arrojado a un lado como trapo sucio por un misil israelí, yo paso corriendo y trato de no mirarla. Se que aumentan, porque aumenta la crueldad. Pero trato de no detenerme.
Porque me duele el útero, porque no aguanto esta realidad de mierda: porque soy madre, todas las madres del mundo, y son niños, mis niños masacrados por el miedo.
Si, el miedo de Israel a que el odio crezca, se reproduzca y lo liste en su agenda apocalíptica.
El miedo de los vecinos a no activar el drama nuclear de las cientos de ojivas sionistas.
El miedo nuestro de todos los días que nos relega a un muro en una distante red informativa.
Tengo miedo de que mañana la madre desesperada, que en un grito pierde la vida, sea yo, y que -a cierta distancia- una mujer con la fuerza para blandir un arma, pase corriendo las fotos de mi dolor histórico y escriba que tiene miedo.



II
Sino quedase más nada qué hacer, si la tierra fuera por el terror tomada, si sus brazos, nuestros brazos, fueran mutilados por el odio, si el vapor de nuestras lágrimas no fuera sufiente para que lloviese y mitigara el infierno, sino... entonces dejo abiertas mis ventanas, mis puertas, mi pecho para recibirlos... no en la rendición, sino en ocasión de preparar, como Zamora en Santa Inés, el contrataque, y mientras cobijarles del frío misil, amamantar a los generales de las piedras y juntos preparar el índice y el medio para la Victoria...

Palestina.
 

III

"...los palestinos son seres humanos que ríen, viven,
e incluso, tienen una muerte normal...
no solo los matan".

Mahmoud Darwish