SOMARÍ HACIA EL FINAL DE LA NOCHE
Por Gustavo
Pereira (Venezuela)
Se hace tarde para
aquellos que nada compartieron
Ni el vino ni la
sal
Ni el agua ni la
sed
Se está siendo
tarde para quienes por dicha
celebraron la
astucia
Tarde para los
insuflados y cínicos
Tarde para los
despiadados y los lúgubres
Se está haciendo
tarde y la noche es inmensa
Se hace tarde para
la infatuada pequeñez.
DEL PAN Y LA CANCIÓN
Por Hugo
Fernández Oviol (Venezuela)
Sucede que de una
gota de agua y un rayito de sol
se puede fabricar
un arcoiris
y quien posee un
arcoiris
puede inventar a
Miguel Ángel, a Rubens, a Van Gogh, a Goya y a Picasso
y entonces se está
en la capacidad de hacer, deshacer y rehacer el mundo!
Todo lo cual no
niega, sin embargo, que la función primigenia del agua
es fecundar la
tierra y la tarea fundamental del sol es madurar la espiga,
porque la tierra
es sólo habitable en la medida que “el pan tenga la dimensión del
hambre”
y la cobija la
exacta dimensión del frío.
De allí que no me
explico el absurdo de que haya artistas
que se crean
superiores al panadero, y sobre todo,
que éste los
tolere por ignorar que hacer la canción es un trabajo.
MI MADRE
Por Attila Jószsef
(Hungría)
Tomó en sus manos
el tazón
un domingo al
atardecer,
sonrió en
silencio
y se sentó un
poco en la penunmbra.
En una olla
pequeña se trajo a casa
la ración que le
dieron los señores,
y al acostarnos yo
pensé
que ellos se comen
la cazuela entera.
Mi madre era
menuda, murió pronto
porque las
lavanderas se mueren pronto;
la carga hace
temblar sus piernas
y la cabeza les
duele de planchar.
¡Qué paisaje el
montón de ropa sucia!
y el vapor como un
juego de nubes sosegante.
Y para la
lavandera
cambiar de aire
era irse al desván.
La veo, se detiene
con la plancha.
El capital
desvencijó su frágil estatura
cada vez más
delgada.
¡Pensad en ellos,
proletarios!
De tanto lavar su
epalda se encorvó.
Yo no sabía que
mi madre era tan joven.
En su sueño
llevaba un blanco delantal,
y el cartero
entonces la saludaba.
ESTE HERMOSO PAÍS (frag.)
Por
José Lira Sosa
(Venezuela)
este país mío
enrojecido por oleadas de cólera
encontrándose a sí mismo
este país ascendido resueltamente a la cresta de las colinas
este país descendiendo a los sótanos de las penitenciarías
este país rebelde con sus manos desplegadas
este país gritando en la calle
este país hermosos como el estallido de una granada
este país brotado de orquídeas desafiantes
y feroces animales indómitos
este país antiguo
inquieto
dinamitado
este país mío...
Trino:
Está perdido, se ha ido, está esparcido a los
cuatro vientos.
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