Antes de que Juan Pablo cayera ya lo había matado Ramos Allup. Freddy Guevara había dibujado su sombra en el piso. María Corina “sabía” que un Guardia Nacional le pegaría una bomba lacrimógena en la cabeza. Ramón Muchacho había mandado a limpiar la escena del crimen. La verdad no importaría, porque como el agua, después de derramada ¿quién podría recogerla?
Todos los días hay pañitos que
absorben de a poco las gotas, pero eso a quién le cambiará de
ideas. Que si jugó basket, que era becado por la Universidad
Metropolitana, que tenía veinte años, que no fue una bomba
lacrimógena, que el arma que le rompió una costilla era de perno
cautiva, que pudo ser un chopo de fabricación casera, que los mismos
que lo cargaron y dejaron a la entrada del centro de salud pudieron
ser sus agresores.
Era 26 de abril, pasado el mediodía.
La Torre Británica en Altamira le hacía sombra a los ya
acostumbrados destrozos de una facción de la oposición política al
gobierno de Nicolás Maduro. En Altamira, buena parte de los vecinos
continúan afectados por el humo
de los escombros quemados por los manifestantes, lo mismo que por las
lacrimógenas de las fuerzas públicas. Vivir se les ha convertido en
saber sortear el terrorismo.
A las 3:00 de la tarde, el Centro
Asistencial Salud Chacao recibía a Juan Pablo Pernal
ete Llovera, a quien después de
aplicar las maniobras correspondientes, declararon muerto.
De inmediato, algunos líderes de la
oposición dieron por hecho la responsabilidad de la Guardia Nacional
Bolivariana (GNB) de la muerte del muchacho e hicieron pública su
propia versión de lo ocurrido. Para la mayoría, un muerto más es
un trofeo más, otra razón para clamar por intervención extranjera,
justo cuando Venezuela decide separarse de la Organización de
Estados Americanos.
A pesar de que el alcalde del Municipio
Chacao reconoció que no pudo ser una bomba lacrimógena, ni ningún
artificio policial (https://www.youtube.com/watch?v=yIQLCbJ2O84),
voceros de la oposición insisten en la versión según la cual la
GNB disparó ahora no una bomba lacrimógena, sino una granada.
Según fuentes policiales, que
prefieren permanecer en el anonimato, el disparo fue a corta
distancia y lineal. Las bombas se lanzan en parábolas por principio
técnico. El diámetro del tatuaje que dejó el impacto es mucho
menor que el diámetro de una bomba.
Entre las posibles hipótesis, se
manejaba la de alguien a su lado que debió accionar un chopo, o
algún arma de perno; o debió Jua Pablo cruzarse en la línea de
fuego de algún manifestante. Si se activó un arma de perno, el
homicidio puede constituirse en uno con intencionalidad criminal,
porque requiere de contacto directo. De ser este el modus operandi,
entonces se activan otras preguntas, ¿se trata de un ajuste de
cuentas? ¿de un asesinato selectivo? ¿de un muerto “necesario”?
Según el video
(https://www.youtube.com/watch?v=G3OCx0yKLBw)
que muestra a Juan Pablo asistido por dos personas que se presumen
estaban manifestando a su lado, el muchacho caminaba erguido hasta
que lo “rescatan”. En lo que se ha estudiado cuadro por cuadro,
se substrae la imagen en la que “sus rescatistas” se intercambian
un objeto, que se presume pudiera ser el arma homicida.
Una fuente médica explica que, a
propósito del acta de defunción de Pernalete, el motivo de la
muerte de Juan Pablo fue el de “Shock cardiogénico”, por
“contusión cardíaca, traumatismo cerrado de tórax (región
precordial)”. Precordial nos viene a decir que fue delante del
corazón o en su periferia. El colapso cardíaco no lo mató
instantáneamente, sino que le permitió dar unos pasos hasta
concretarse el desfallecimiento de todo su sistema. El impacto fue
tal que tuvo que ser a quemaropa, hasta romperle una de las
costillas.
Se dice que en el video de los últimos
segundos con vida de Juan Pablo se reconoció a una de las agresoras.
Sí, podría ser mujer. Su cara rueda por las redes. También un
posible nombre.
Es muy probable que se de con los
autores materiales y los intelectuales (que están de anteojitos)
pero a Juan Pablo lo pasarán por alto y en palabras de Ramos Allup,
“otros potenciales muertos” abonarán su “resistencia”,
sustituirán los titulares ¿Pero quién le repone el corazón a sus
padres?
¿Sobre qué muertos está usted vivo?
¿Le importa a usted la verdad?
¿Quiere conocerla?
¡Muchos no la veríamos aunque no las
dispararán al corazón!
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