martes, 2 de mayo de 2017

Gastronauta 117: Juan Pablo


Antes de que Juan Pablo cayera ya lo había matado Ramos Allup. Freddy Guevara había dibujado su sombra en el piso. María Corina “sabía” que un Guardia Nacional le pegaría una bomba lacrimógena en la cabeza. Ramón Muchacho había mandado a limpiar la escena del crimen. La verdad no importaría, porque como el agua, después de derramada ¿quién podría recogerla?
Todos los días hay pañitos que absorben de a poco las gotas, pero eso a quién le cambiará de ideas. Que si jugó basket, que era becado por la Universidad Metropolitana, que tenía veinte años, que no fue una bomba lacrimógena, que el arma que le rompió una costilla era de perno cautiva, que pudo ser un chopo de fabricación casera, que los mismos que lo cargaron y dejaron a la entrada del centro de salud pudieron ser sus agresores.

Era 26 de abril, pasado el mediodía. La Torre Británica en Altamira le hacía sombra a los ya acostumbrados destrozos de una facción de la oposición política al gobierno de Nicolás Maduro. En Altamira, buena parte de los vecinos continúan afectados por el humo de los escombros quemados por los manifestantes, lo mismo que por las lacrimógenas de las fuerzas públicas. Vivir se les ha convertido en saber sortear el terrorismo.
A las 3:00 de la tarde, el Centro Asistencial Salud Chacao recibía a Juan Pablo Pernal
ete Llovera, a quien después de aplicar las maniobras correspondientes, declararon muerto.
De inmediato, algunos líderes de la oposición dieron por hecho la responsabilidad de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) de la muerte del muchacho e hicieron pública su propia versión de lo ocurrido. Para la mayoría, un muerto más es un trofeo más, otra razón para clamar por intervención extranjera, justo cuando Venezuela decide separarse de la Organización de Estados Americanos.

A pesar de que el alcalde del Municipio Chacao reconoció que no pudo ser una bomba lacrimógena, ni ningún artificio policial (https://www.youtube.com/watch?v=yIQLCbJ2O84), voceros de la oposición insisten en la versión según la cual la GNB disparó ahora no una bomba lacrimógena, sino una granada.
Según fuentes policiales, que prefieren permanecer en el anonimato, el disparo fue a corta distancia y lineal. Las bombas se lanzan en parábolas por principio técnico. El diámetro del tatuaje que dejó el impacto es mucho menor que el diámetro de una bomba.
Entre las posibles hipótesis, se manejaba la de alguien a su lado que debió accionar un chopo, o algún arma de perno; o debió Jua Pablo cruzarse en la línea de fuego de algún manifestante. Si se activó un arma de perno, el homicidio puede constituirse en uno con intencionalidad criminal, porque requiere de contacto directo. De ser este el modus operandi, entonces se activan otras preguntas, ¿se trata de un ajuste de cuentas? ¿de un asesinato selectivo? ¿de un muerto “necesario”?

Según el video (https://www.youtube.com/watch?v=G3OCx0yKLBw) que muestra a Juan Pablo asistido por dos personas que se presumen estaban manifestando a su lado, el muchacho caminaba erguido hasta que lo “rescatan”. En lo que se ha estudiado cuadro por cuadro, se substrae la imagen en la que “sus rescatistas” se intercambian un objeto, que se presume pudiera ser el arma homicida.
Una fuente médica explica que, a propósito del acta de defunción de Pernalete, el motivo de la muerte de Juan Pablo fue el de “Shock cardiogénico”, por “contusión cardíaca, traumatismo cerrado de tórax (región precordial)”. Precordial nos viene a decir que fue delante del corazón o en su periferia. El colapso cardíaco no lo mató instantáneamente, sino que le permitió dar unos pasos hasta concretarse el desfallecimiento de todo su sistema. El impacto fue tal que tuvo que ser a quemaropa, hasta romperle una de las costillas.
Se dice que en el video de los últimos segundos con vida de Juan Pablo se reconoció a una de las agresoras. Sí, podría ser mujer. Su cara rueda por las redes. También un posible nombre.
Es muy probable que se de con los autores materiales y los intelectuales (que están de anteojitos) pero a Juan Pablo lo pasarán por alto y en palabras de Ramos Allup, “otros potenciales muertos” abonarán su “resistencia”, sustituirán los titulares ¿Pero quién le repone el corazón a sus padres?

¿Sobre qué muertos está usted vivo?
¿Le importa a usted la verdad?
¿Quiere conocerla?
¡Muchos no la veríamos aunque no las dispararán al corazón!

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