Por Indira Carpio
Olivo
MEZCLUM. Hoy
la mayor culpó a la pequeña de haberle arrojado la ensalada. La más
chica se defendió y le preguntó a la otra si estaba confundida.
Ambas se acusaban.
Pusimos orden.
Dejamos que comieran con tranquilidad.
Luego, les pedí la
verdad. Se rehusaban a decirla. Por lo menos una de ella mentía.
Le dije que fueran
al cuarto y se pusieran de acuerdo y me dijeran lo que realmente
ocurrió.
En un rato entré y
les pregunté si estaban listas. De eso dependía el resto de la
tarde.
Pero no estaban. Al
contrario estaban molestas una con la otra.
Las reuní. Respiré
y les expliqué las consecuencias de mentir, la pérdida de la
confianza, su relación como hermanas. Pero en seguida me increpó la
más grande:
-Mi mamá me dice
que algunas veces hay razones para mentir. Ella me pide que mienta.
-Y ahora mismo
¿Tienes alguna razón para mentir?
Me responde que no.
Continúo la explicación. Pero me vuelve a interrumpir. Recordó:
-Me dice que cuando
nos atacan, hay razones para mentir.
-¿Y no será más
bien que sientes que te atacan porque mientes?
Se quedó pensando,
mientras yo le explico con ejemplos a la pequeña las secuelas de la
mentira:
-Mira Nana, si por
ejemplo tú me dijeras que te tomas una medicina y resulta que no,
entonces pudieras empeorar si estuvieses enferma, además luego
dudaríamos de tu palabra...
-Indi, fui yo,
sentencia la grande y se enjuaga los ojos.
ADEREZO. La
abracé. Entendía por qué mentía.
Le enseñan a ser la
victimaria para no ser víctima, pero sabemos que la ecuación es
inversamente proporcional: una ensalada que tiene como ingrediente
principal el miedo (*).
Así anda la vida de
algunas personas: transfundiendo la miseria, siendo la rata que hace
girar la rueda, y en el interín ceban la calamidad y adornan el
sufrimiento.
La ensalada de las
sobras no siempre tiene buen gusto. Agréguele una ramita de odio,
unas gotas de resentimiento y espolvoree su historia de abandono. Es
una receta infalible para derramarla sobre otros.
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Miedo,
sin.
temor, terror, pavor, pánico, espanto, horror, alarma, susto,
sobresalto, recelo, aprensión, desconfianza, canguelo, turbación,
sorpresa, asombro, desasosiego, cobardía.