Por Indira Carpio Olivo
Contra la pared arroja el mar los
cuerpos
y deja la humanidad
sus cadenas de huesos rotos
Obliga la marea volver con tanta prisa
que arrastra la luna
cada vez que la arena se arropa
y marchas de nuevo a la quincena de
años contados billete a billete
Te recuesta la brisa contra el cemento
y olvidas que abajo cruje la tierra
y arriba la paz de todos los orígenes
te desconchas corteza a corteza
La curva de una ola te transforma en
ala, virgen de barro
y eres siempre síntoma del ave cenizas
que tizna por donde vuela
Navegante de flechas con punta de
cianuro
en tu cueva descansan nubes venenosas
y es víctima el que atraviesa tu boca
El rocín no es héroe, ni antídoto
sus crines se evaporan al contacto con
tu piel de vientos
se alza en dos patas, corcovea y en un
bufido desaparece
Su grito te congela la sangre.
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