miércoles, 8 de marzo de 2017

Gastronauta 109 #8M #YoParo


Yo paro, pero que alguien me aguante los pujos.

Cómo para la mujer con su hijo en un hospital ¿Son los hombres que la sostienen?
Cómo para la única entrada de dinero en casa ¿Cuántas madres son la única entrada de dinero?
Cómo para la prostituta para el proxeneta ¿Cuántas monedas cuesta una mamada?
Cómo para la campesina la aridez. Cómo para la niña de parir. Cómo para la que pare a los hombres que la matarán mañana. Cómo para la muerta los golpes.

Paran las mujeres, las niñas, las adolescentes, las transexuales, las lesbianas, las campesinas, las afrodescendientes, las indígenas las estudiantes, las obreras, las feministas, las que no se saben feministas. Parar, las que pueden por las que no. Las que quieren por las que no.
Parar para detenerse, levantarse, y también habitar.
Parar para no seguir engrasando y ensangrentando la Máquina, que hace uso de nuestra fuerza de trabajo (en el hogar, de cuidados a niños y ancianos) sin remuneración, y que a cambio nos mata.
Levantarse porque no podemos seguir muriendo sin que pase más que la propia muerte.
Parar para quedarse en la idea, para acompañarnos, para hacer casa en la voz de todas, por todas nuestras muertas. Por todas las que queremos la vida. Por el reconocimiento y la unidad de las mujeres en su actuación pública, la sororidad. “¿Qué sería de las mujeres sin el amor de las mujeres?” (1). Y, antes que reclamar la equidad con los hombres, debemos lograr la igualdad (reconociendo la diversidad) entre nosotras.

Se para nuestro cuerpo mutilado, en venta, botín de guerra, nuestro cuerpo, bajo las luces en una sala fría para dar vida, el cuerpo de las mujeres violadas, empaladas, quemadas, desaparecidas, muertas por cuidar los ríos: Bertha Cáceres (Honduras), por subir el mentón contra la minería: Laura Leonor Vásquez Pineda (Guatemala), por sembrarse en su territorio: Macarena Valdés (Chile), por defender la paz, Ruth Alicia López Guisao, Emilsen Manyoma, Yoryanis Bernal y Luz Herminia Olarte (Colombia); presa por defender la idea Milagro Sala (Argentina).
Parar porque no siempre nos defendemos y porque en la defensa un revés precisa respiro.

En el pedazo de tierra “nuestra”, para parar (de verdad) habrá que trascender la Fiscalía, la Plaza El Venezolano, la Maternidad, las mismas caras, las mismas horas, las mismas historias. Habrá que evangelizar en cada casa, bajo cada puente, sobre cada pecho. En nuestro pedazo de piel para parar habrá que parir de a poquito a la mujer que pare a la mujer que a su vez pare a otra y hay que empezar cuanto antes, porque en Venezuela ocurren feminicidios (2) velados, porque todavía no se habla sobre el aborto, porque el derecho a la identidad de mujeres trans está atravesado por la violencia, porque la defensa del territorio mata a los hombres y deja en las manos de nuestras mujeres la lucha ancestral, porque el Arco Minero del Orinoco abre sus brazos y arropa de noche el futuro.
Hay que parir gente nueva, gente buena, gente sin miedo y para eso hay que parar. Y para parir no es necesario ser madre en lo biológico, basta con adoptar (y no necesariamente a niños); tampoco es necesario ser madre para nada, basta con hacerse mujer y confiar en nuestra fuerza para ser y dar vida. Siendo hija se pude ser madre (cuántas no somos madres de nuestras madres). Hay que volver a parir nuestro pacto. Que esa ese nuestro primer hijo.

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(1) En: Pacto entre mujeres, Sororidad: http://www.asociacionag.org.ar/pdfaportes/25/09.pdf
(2) “El feminicidio es un crimen de Estado, porque sucede debido a la incapacidad del Estado y de la sociedad de asegurar la vida y los DDHH de las mujeres… se dan también la complicidad y la colusión entre autoridades y delincuentes. Lo que genera una gran impunidad que contribuye a la reproducción del fenómeno”. Marcela Lagarde y de los Ríos, Para mis socias de la vida, 2014.

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