viernes, 7 de marzo de 2014

Deshoje



Una está hecha de retazos. Algunas, pedazos.
He acá uno del poeta Rainer María Rilke, que nos compone:
"Un día existirá la muchacha y la mujer, cuyo nombre ya no significará sólo una contraposición a lo masculino, sino algo de por sí, algo para lo cual no se pensará a completamiento y límite, sino a vida real: la humanidad femenina. Este progreso transformará la experiencia del amor, que ahora está llena de error, la cambiará desde la base, la remoldeará en una relación de persona a persona, y ya no de macho a hembra. Y este más humano amor se parecerá al que vamos preparando entre luchas y esfuerzos, al amor que en esto consiste, en que dos soledades se protejan, se delimiten y se saluden una a otra”.
Hay mujeres que caminan rotas. A ellas, los esfuerzos para despegar los párpados. 
El amor romántico, esa construcción social, no puede determinar el amor propio, no puede seguir siendo una trampa para la reafirmación del sistema. No puede seguir siendo la herencia para nuestras hijas. No puede ser la excusa para la miserabilidad, poner nuestro amor en otro.
¿Cómo podemos tejer las redes que nos permitan acolchonar nuestras caídas, si las mujeres fuimos moldeadas para competir entre nosotras? Si fuimos criadas con horror a nuestros cuerpos, a nuestra propia sangre, creadora ¿Cómo podemos avanzar sino estamos concientes de que transfudimos nuestros miedos?
No hay onomástico para el Día de la mujer, porque celebramos la hoguera de 129 obreras ¿Vive la que siempre debe defenderse?

----
Más tarde, mi nena y yo asistiremos a un Curso de defensa personal para mujeres, en un barrio caraqueño y me hago muchas preguntas ¿Es acaso la violencia física peor que la simbólica? ¿Es más dolorosa la practicada de mujer a mujer? ¿Debemos defendernos? ¿Por qué? Debo comprender algunos dolores, tratar de pegar los trozos y continuar caminando.

He decidido portear las herramientas, pero principalmente legar al mundo la semilla de un árbol distinto, de raíces profundas que beban del bosque que somos. 
Mientras, mi viento sopla las hojas caídas, a veces para mecerlas, a veces para poder continuar.




2 comentarios: