Al
Chávez que yo quiero lo convierto en aguja para tejer, en semilla que
florece, en camino para andarlo; a los recuerdos del Chávez que yo
quiero se los deja a fuego lento para que el olor cunda los rincones.
Es el Chávez que yo quiero techo para reposar el sol.
Al Chávez que queremos se le bebe en pocillo de peltre. Se le canta en un silbido.
Ni santificado, ni satanizado, el que yo quiero fue humilde y muchas veces soberbio.
Al de la boina roja, le piden ser un santo, y fue tan humano como el
yerro. No tuvo final feliz; y es que los inconformes no lo tenemos.
Hubiese sido sospechoso.
Que la vela que le alumbra enciende la fiesta.
Elecciones, ética y supervivencia
Hace 2 meses
!Qué hermoso canto para nuestro Chávez!
ResponderEliminarEl voló y ahora, esparcido en el aire, en el pocillo de peltre, en la semilla, en techo, en aguja para tejer con él, se hace más humano. Su muerte lo hizo más humano, más de este lado del tiempo, más nosotros.
!Cuánta falta nos hace!
Pero hay que seguir caminando.Ya nos volveremos a cruzar con él.
Muchas gracias, Indira
Desde Mérida
Melva Márquez
Gracias a ti, Melva por acompañarnos en el idilio.
Eliminar