8:15 PM. Reviso mi cuenta
Facebook (FB).
Un contacto alerta sobre la colocación
de guayas en la Urbanización Bolívar de Chacao:
“Rueden la voz para que no transiten
esta zona”, dice.
Yo le pregunto por las fotos para
denunciarlo.
Hacía 3 días que no visitaba ni el
FB, ni el Twitter (Tw), por sanidad mental, en la Venezuela de la
guerra 2.0. Sin embargo, era un deber humano aletar sobre la
disposición de estos instrumentos usados para degollar a personas
inocentes, como método de “protesta” por agrupaciones opositoras
al gobierno venezolano, en pocos, pero violentos focos de algunos
municipios del este de la Gran Caracas.
8:35 PM. El contacto me envía
las fotos.
Después de colocar una al lado de la
otra y asignarle una leyenda, las subo al Tw y adjunto la cuenta del
Ministro del Interior Miguel Rodríguez Torres, para tratar de que
las autoridades quitaran las guayas.
Enseguida empiezan a replicar el
mensaje, hasta que desde la cuenta @VVperiodistas convoca a sus
seguidores a atacarme:
“Spam contra ... Sapita de la Urbanización Bolívar de Chacao. Delata a sus vecinos”.
Después de eso, no hubo hora, ni
minuto en el que no me insultaran, maldijeran y amenazaran.
Estaba conversando con mi contacto y me
dice: “espera que están gritando”.
Espero. Regresa. “Dicen tu nombre,
están gritando tu nombre: ..., sapa de mierda”. Me cuenta que
amenazan con matarme, que añaden mi primer apellido, después el
otro, que arrojan botellas contra el edificio. Me dice que llora.
Inmediato le digo que borre las fotos y
se cambie de nombre. Así, en un pestañeo pasamos a la
clandestinidad en lo que se supone es el gobierno del pueblo
¿Irónico?
Ironía es que mientras los habitantes
de Chacao paseaban el fascismo, su alcalde declaraba para CNN en
Español que eran reprimidos y que la GNB había dañado un semáforo.
Los gritos se repetían cuando alguien
transitaba la calle de la clase media venezolana, los botellazos, mi
nombre. Andaba yo entre los dientes de un perro rabioso que no
soltaba la mandíbula.
Era interesante, después de todo,
observar cómo pasaban del guarimbeo virtual al real y estrellaban su
arrechera contra mi foto del perfil en Tw.
9:30 PM. Borré mis fotos,
cambié mis nombres públicos.
La libertad de expresión que defienden
es como su duelo: selectivo.
Me llaman mi hermana y mi madre,
angustiadas ¿Cómo se enteraron?
Las amiguitas de mi hermana se
informaron a través de una cadena telefónica, en la que mi foto, el
apellido y la “estirpe chavista” le indicaron que la “SAPA
ROJA” que “SE BUSCA” era yo.
10:00 PM. Me llama todo el
mundo. Me escriben, me preguntan. Mientras borramos todo rastro
nuestro en la web, tarea casi imposible y primera moraleja de este
cuento: No exponerse.
Este debe ser el único gobierno en el
mundo en el que los militantes, supuestamente al poder, son
perseguidos por unas minorías. Y no estoy diciendo que algunos
componentes de los cuerpos de seguridad del Estado no sean represivos
y etcétera: estoy diciendo que los señalados y perseguidos somos
los pendejos, mientras los asesinos son bienvenidos en Miraflores,
porque este y otros gobiernos le hablan a la clasemedia, le besan las
botas, le hacen el amor a sus ideas, y esta mediaclase les devuelve
un escupitajo en la cara. Mientras campesinos, indígenas y líderes
sociales son sicariados haciendo la verdadera revolución.
11: 00 PM. Le pido a mi
compañero que pase todas las llaves a las puertas. No logro cerrar
los ojos, ni dejar de revisar los perfiles de donde se desprenden
amenazas e insultos. Muchos son anónimos.
No duermo en toda la noche. Al
despertar voy a denunciar, y quien me recibe me explica lo que ya se:
Se trata de una operación psicológica, parte de una guerra de
cuarta generación para inmovilizar, para aterrorizar, estrategias de
persecusión paramilitares. Me dice lo que ya hice, borrar fotos,
direcciones, datos personales, y agrega algo que ya había pensado:
cambiarme el aspecto físico.
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Agradezco la preocupación de los
verdaderos, de las raíces que nos sujetan a la tierra. Sino tuviera
a Pola me hiciera añicos contra la guarimba; hoy mi pequeña hojita
representa la vida y la llama contra la muerte, ella alumbra; ellos
la hoguera.
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Todavía espero que el Colegio Nacional
de Periodistas se pronuncie a favor del ejercicio de la profesión y
en oposición a la amenaza de muerte en mi contra por informar sobre
un intento de asesinato en Chacao. Pero sé que eso es imposible, sé
que seguirán usando los árboles como antorchas para calcinar la
verdad.
APLAUSOS, SIMPLEMENTE ESO
ResponderEliminarAmiga, te quiero, Abril y yo estamos contigo. Un fuerte y gran abrazo, buscaremos la manera de verte.
ResponderEliminarDe nuevo le vemos la cara al fascismo como en el 2002, pero lo lamentable es que falta la fuerza del gigante definitivamente... Hay que cuidarse y ser mas prudentes. Animo y fuerza!
ResponderEliminarLa verdad siempre vencerá, estamos del lado correcto de la historia hiciste lo que debias hacer y pudiste salir lastimada, esta gente que se queja de la inseguridad y los malandros sabiendo q los malandros son ellos que los delincuentes son ellos. Con el favor de Dios prevaleceremos Dios te cuide
ResponderEliminarAmiga, te imaginas si toman el poder? Pinochet se queda pequeño. Yo evito usar la palabra fascistas pero eso es lo que son.
ResponderEliminarIndi, ¡qué dolor y cuánta indignación se acumula! He pasado por el acoso virtual propiciado por colegas y estudiantes de la ECS en otros momentos de conflictividad y no hay ninguna excusa que pueda permitirnos matizar el fascismo que hay tras esas acciones que, cuando las pintan calvas, rápidamente pasan de la red al mundo real :(.
ResponderEliminarFamiliares y amigos insisten en la necesidad de ser más prudente, pero tal parece que es tarde para ello. En ese estado de las cosas, las víctimas pasamos a ser culpables... Abrázote.
ZhF
FUERZA CAMARADA!!! Estamos contigo!!!
ResponderEliminarMuy triste el episodio en el que el radicalismo envuelve a los venezolanos... no sé que debe hacerse, pero algo hay que hacer... y menos tú que no lo mereces... soy autocrítico opositor, no estoy con Maduro y su combo de Ministros - Directores, pero tampoco estaré deacuerdo con estos actos de terrorismo impulsados por actores claramente identificados...
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