lunes, 31 de marzo de 2014

Gastronauta 4: Compost para el olvido



Hablaré sobre el olvido antes que me olvide.

La humanidad ha arrinconado la memoria, ha desinstalado el artefacto con el que almacenaba la vida, nada menos.

Entre tanto desperdicio, no recordamos a qué sabe la arepa. Porque hoy, el maíz no tiene gusto a maíz: sabor artificial parecido al original, rezan las etiquetas. El glutamato monosódico es capaz de tapar los baches en la historia del paladar.

Dos o tres frutas sustituyeron la amplia gama de árboles que daban sombra a nuestros hogares ¿Quién recuerda el olor de la pomarrosa, el dulzor del semeruco, los huesitos del ponsigué, el zapote, el cotoperís, el icaco, los mamones?

... “Cerecita de mi monte frutica sabrosa y pura.
Acidito de mi cielo y de la tierra dulzura (...)
A pesar de que eres buena y de sabor exquisito,
nadie siembra tu semilla, nadie riega tu arbolito”.

En las ciudades, muchos niños piensan que los mangos crecen en un tobo del súpermercado y que el maíz viene de a tres, en una vianda de anime, envuelto en plástico transparente, limpito para no ensuciarse.
A todo señalamos para invocarlo, incluso estiramos los labios, los juntamos y decimos: “eeeeso, de allí”, con la boca como culo e' gallina: “eso, esa vaina, ese bicho... ¿Eso qué es?”.
-Se llama Chirimoya.
-¿Chiri, qué?

Darcy Ribeiro explica que ésa es “nuestra actitud de pueblo que llegó aquí ayer, y no conoce la tierra donde habita. Mientras que un indio sabe el nombre, el uso y el misterio de cada animal, planta, piedra, tierra y nube, para nosotros los latinoamericanos todo es un bicho, palo o cosa. Somos culturalmente un pueblo tabla rasa, desculturizados de aquellos saberes y de aquellas artes tan elaboradas por nuestras matrices indígenas, africanas y europeas”.

El petróleo modificó nuestras papilas gustativas y esposó nuestras manos para la siembra. Pregúntese ¿Por qué el mundo bota más de la mitad de la comida, siendo que hay millones de personas muriendo por falta de alimento? El desprecio por lo que ingerimos es proporcional al desconocimiento de los mecanismos que se activan para que una semilla se convierta en un fruto.

Descubrí a una madre prefiriendo que su niño -de más o menos un año- jugara con un envase de plástico, que con las hojas caídas y la tierra. “Se va a ensuciar”, sentenció.
¡Y claro, he allí la fiesta! ¿Acaso no es la tierra el cobijo de lo que comemos?
Mediante un simple silogismo, podemos descubrir por qué desechamos, despreciamos la existencia.

El día que nuestro sudor riegue una planta, será propicio para entender que, o volvemos a nuestra agotada tierra, o deshojamos.

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Pero deberíamos volver de verdad, porque actualmente una puede incluso optar por hacerlo de mentirita. Parece estar de moda la permacultura: El desarrollo sustentable, que le llaman. Tanto que un curso para -literalmente- embarrarte puede costar hasta nueve mil bolívares. Nuevamente, juegan con la desmemoria colectiva y hay quien quiere convertir en una excentricidad el bahareque.

Pero, de qué vale aprender a cagar en un baño seco, si nos cagamos en el alma del prójimo. De qué vale sembrar un tomate, sí plantamos con nosotros nuestras miserias. Nuestros paradigmas no cambian con una pared de barro, sino que se erigen como muro cuando el propósito está difuso.

Hay que, como dice el Pelón, hacer el compost unos meses antes y no dejar que se aguachine ¿Pudiste resucitar tu piso? Ahora siémbrate, y confía en que la tierra te dé lo que siempre: vida.
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Agradezco al Colectivo El Garrote por abrirnos las ventanas del sol a este vuelo.
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Abajo, unas fotos de la casa construída con la técnica de súperadobe, de Franco en Palo solo, Nirgüa: zona franca.
En año y medio ha conseguido modelar su hogar y junto a las paredes ha levantado a su familia. Como todo organismo vivo, "la casa se ha construído sola, por eso tiene forma de tetas", nos cuenta ¡Es hora de volver a la tierra!








viernes, 28 de marzo de 2014

Gastronauta 3: La mesa de Bolívar


Dicen que mucho no se puede contar sobre la mesa de Bolívar. Su paladar mantuano fue una mezcla de los gustos heredados de los europeos, la servidumbre africana e indígena.
El Libertador amó el picante, la pimienta, la sazón, aunque Perú de Lacroix lo describiera como un aburrido:
“El Libertador come de preferencia la arepa de maíz al mejor pan; come más legumbres que carne: casi nunca prueba los dulces, pero sí las frutas”.

En el Diario de Bucaramanga, el francés anotaría que de los caldos europeos, el vino era de preferencia del caraqueño:
“Después de mediodía el Liebrtador estaba ya contento y en la comida se habían disipado todas las nubes melancólicas de su espíritu. Hizo durante ella el elogio del vino, diciendo que es de las producciones de la naturaleza más útil para el hombre: que tomado con moderación fortifica el estómago y toda la máquina: que es un néctar sabroso y que su primera virtud es la de alegrar al hombre, aliviar sus penas y aumentar su valor (...) Pero, contraste notable, (...) tomó poco vino, depués de haber hablado de sus virtudes”.

El general prefería degustar otros fluidos.

En mi pueblo corre el rumor de que si una mujer lava su vagina con el agua que dá de tomar a su amante, éste no la abandona nunca y se convierte en el más caliente de sus comensales.

Mucho no se sabe de la lengua de Simón, pero sus carnes alguna vez fueron a parar en el “ocelote” que se convirtió Manuela, al conseguir un arete de otra, en su cama:

... “me arañó el rostro y el pecho, me mordió fieramente las orejas y el pecho, y casi me mutila”, contó su Excelencia a su edecán.

La Caballeresa del sol no nació en Charallave, quizá no supo la receta, pero se convirtió en el mejor plato y Bolívar se la comió con las manos. Seguro también la bebió. En la mesa de Bolívar: Manuela.

lunes, 24 de marzo de 2014

Gastronauta 2: El campesino no sueña


Al llegar la noche, caen sus párpados hierro sobre hierro. La jornada es tan férrea para el campesino, que no tiene derecho a soñar.

A menos que recuerde antes de dormir los más de 300 hermanos asesinados por el latifundio, en la lucha por el derecho a la tierra en Venezuela; los tentáculos de Monsanto serpenteando en la Asamblea Nacional; la ingente cantidad de alimentos que se importan y se tienden en la mesa propia y ajena, mientras nuestra tierra está seca y baldía; el desprecio por los frutos del trabajo de sus manos agrietadas; que en sus campos prefieran sembrar taladros para extraer petróleo, como si el oro negro se comiera.

Está cansado para soñar, porque vive la pesadilla despierto.

Vive en la sociedad que privilegia al hombre que con un palo le da golpes a una esfera y desprecia al que con sus manos siembra el alimento.

Gino González reflexiona al respecto... 
...“el dinero no se come y la mayor desgracia es un país repleto de dinero, pero que no produce nada. Diría también que una vida poética y sabia es aquella que entiende y siente la maravilla de ser más libre en la medida que menos se compra. Quien siente el gozo de consumir un ají o un tomate tomado de su jardín o unos huevos del gallinero de la casa, sabe lo que es la alegría.
Cuando trabajé como maestro de escuela y se rieron de un niño cuando dijo que él quería ser conuquero como su abuelo, comprendí que las cosas iban mal (...) La moda es el comercio: comprar, vender, y que siembren los otros”.
Los otros es una película de misterio. Los otros son invisibilizados. Los otros, los que nos llenan el estómago sin importar cómo, ni con qué. Por eso es muy probable que comamos transgénicos, plástico, petróleo, y no nos importe con tal de llenar el vacío que somos.

Addenda
La Real Academia de la Lengua Española, en una de sus acepciones, define al campesino:
4. adj. Silvestre, espontáneo, inculto.
¿Inculto? ¡Malayos! La raíz misma los niega ¿O quién CULTiva?



viernes, 21 de marzo de 2014

Gastronauta 1: La arepa, el pan


¿No es comiéndose un pedazo redondo de pan, plano y crocante, como la iglesia define la unión del hombre con Dios?
¿Cómo podemos entonces pedirle a un mortal que abandone su única carta para la divinidad, prefiriendo el maíz?
Para mí la gloria sabe a arepa con aguacate y queso guayanés; y la Biblia como el pan y el vino no son sino versiones impuestas de infiernos ajenos.
¿Acaso no se dibujan las nubes en los ribetes tostados de la concha de una arepa, o no ilumina como el sol cuando sale ardiendo del aceite? ¡Pecaminosa! ¡El mismo ángel caído!

Al respecto, Marguelonne Toussaint-Samat de la Sorbona, nos recuerda no sin asco, por qué prefiere la espiga dorada:
El trigo, desde a Antiguedad hasta nuestros días, encierra sus flores con tal recato que nunca las alcanza el polen clandestino que escapa de las especies de su misma familia, lo que no da lugar a mestizaje alguno, a ninguna hibridación. Él se fecunda solo, pues sus flores son bisexuales. Además, no hay inseminación artificial que haya tenido éxito en su caso, pues al internársela se produce un verdadero fenómeno de rechazo. El trigo es virtuoso. Por el contrario, el maíz está listo para todos los adulterios. El polen macho, en la punta de la flor, se esparce al menor soplo del viento; los órganos femeninos, en los brotes bajos, se prestan gustosamente a la primera fecundación que venga, sea de sus propios compañeros, sea de otro polen vagabundo de la misma especie, o de una planta del mismo género”.

¡Está el maíz dispuesto para el amor! Mientras que el trigo se masturba: Dos formas de dibujar el cielo.


lunes, 17 de marzo de 2014

Hoguera 2.0


8:15 PM. Reviso mi cuenta Facebook (FB).
Un contacto alerta sobre la colocación de guayas en la Urbanización Bolívar de Chacao:
“Rueden la voz para que no transiten esta zona”, dice.
Yo le pregunto por las fotos para denunciarlo.
Hacía 3 días que no visitaba ni el FB, ni el Twitter (Tw), por sanidad mental, en la Venezuela de la guerra 2.0. Sin embargo, era un deber humano aletar sobre la disposición de estos instrumentos usados para degollar a personas inocentes, como método de “protesta” por agrupaciones opositoras al gobierno venezolano, en pocos, pero violentos focos de algunos municipios del este de la Gran Caracas.

8:35 PM. El contacto me envía las fotos.
Después de colocar una al lado de la otra y asignarle una leyenda, las subo al Tw y adjunto la cuenta del Ministro del Interior Miguel Rodríguez Torres, para tratar de que las autoridades quitaran las guayas.
Enseguida empiezan a replicar el mensaje, hasta que desde la cuenta @VVperiodistas convoca a sus seguidores a atacarme:
“Spam contra ... Sapita de la Urbanización Bolívar de Chacao. Delata a sus vecinos”.

Después de eso, no hubo hora, ni minuto en el que no me insultaran, maldijeran y amenazaran.
Estaba conversando con mi contacto y me dice: “espera que están gritando”.

Espero. Regresa. “Dicen tu nombre, están gritando tu nombre: ..., sapa de mierda”. Me cuenta que amenazan con matarme, que añaden mi primer apellido, después el otro, que arrojan botellas contra el edificio. Me dice que llora.
Inmediato le digo que borre las fotos y se cambie de nombre. Así, en un pestañeo pasamos a la clandestinidad en lo que se supone es el gobierno del pueblo ¿Irónico?
Ironía es que mientras los habitantes de Chacao paseaban el fascismo, su alcalde declaraba para CNN en Español que eran reprimidos y que la GNB había dañado un semáforo.
Los gritos se repetían cuando alguien transitaba la calle de la clase media venezolana, los botellazos, mi nombre. Andaba yo entre los dientes de un perro rabioso que no soltaba la mandíbula.

Era interesante, después de todo, observar cómo pasaban del guarimbeo virtual al real y estrellaban su arrechera contra mi foto del perfil en Tw.

9:30 PM. Borré mis fotos, cambié mis nombres públicos.
La libertad de expresión que defienden es como su duelo: selectivo.
Me llaman mi hermana y mi madre, angustiadas ¿Cómo se enteraron?
Las amiguitas de mi hermana se informaron a través de una cadena telefónica, en la que mi foto, el apellido y la “estirpe chavista” le indicaron que la “SAPA ROJA” que “SE BUSCA” era yo.

10:00 PM. Me llama todo el mundo. Me escriben, me preguntan. Mientras borramos todo rastro nuestro en la web, tarea casi imposible y primera moraleja de este cuento: No exponerse.

Este debe ser el único gobierno en el mundo en el que los militantes, supuestamente al poder, son perseguidos por unas minorías. Y no estoy diciendo que algunos componentes de los cuerpos de seguridad del Estado no sean represivos y etcétera: estoy diciendo que los señalados y perseguidos somos los pendejos, mientras los asesinos son bienvenidos en Miraflores, porque este y otros gobiernos le hablan a la clasemedia, le besan las botas, le hacen el amor a sus ideas, y esta mediaclase les devuelve un escupitajo en la cara. Mientras campesinos, indígenas y líderes sociales son sicariados haciendo la verdadera revolución.

11: 00 PM. Le pido a mi compañero que pase todas las llaves a las puertas. No logro cerrar los ojos, ni dejar de revisar los perfiles de donde se desprenden amenazas e insultos. Muchos son anónimos.

No duermo en toda la noche. Al despertar voy a denunciar, y quien me recibe me explica lo que ya se: Se trata de una operación psicológica, parte de una guerra de cuarta generación para inmovilizar, para aterrorizar, estrategias de persecusión paramilitares. Me dice lo que ya hice, borrar fotos, direcciones, datos personales, y agrega algo que ya había pensado: cambiarme el aspecto físico.

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Agradezco la preocupación de los verdaderos, de las raíces que nos sujetan a la tierra. Sino tuviera a Pola me hiciera añicos contra la guarimba; hoy mi pequeña hojita representa la vida y la llama contra la muerte, ella alumbra; ellos la hoguera.

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Todavía espero que el Colegio Nacional de Periodistas se pronuncie a favor del ejercicio de la profesión y en oposición a la amenaza de muerte en mi contra por informar sobre un intento de asesinato en Chacao. Pero sé que eso es imposible, sé que seguirán usando los árboles como antorchas para calcinar la verdad.



jueves, 13 de marzo de 2014

¡Fuego!

Empiezo este post con el testimonio del músico marabino Gustavo Colina, quien nos grafica brevemente lo que ocurre en Venezuela, con una parte de los venezolanos:
"cuento que al gran amigo, director de orquesta Havid Sanchez salió en silla de ruedas y su perro a protestar por una barricada encendida frente a su casa, sufre Havid de un enfisema pulmonar y una severa afección del corazón, sus vecinos lo acorralaron y tiraron al perro a su guarimba y murió carbonizado en su presencia, es dantesco y bizarro pero es lo que está pasando". (1)
¿Hasta dónde llega la rabia? ¿Cómo le hace Havid para mirar la cara de sus vecinos? ¿Cómo pueden matar un ser vivo en la hoguera y permanecer de pie para contemplarlo? ¿Se sana un corazón así de destruído?
Sepa que en una jornada talaron en Maracaibo más de 500 árboles patrimoniales, lo que nos hace pensar que en vez de querer tumbar al gobierno, su destino es tumbar los árboles.
Parece que no sólo quieren que sus vecinos respiren los gases tóxicos de sus incendios, sino dejar sin árboles a la ardiente capital zuliana.
Ya lo dijo el maestro Fruto Vivas, que "lo único que salva del calor a Maracaibo son los árboles... no los aires acondicionados".

Pero el ecocidio es sólo una cara de la moneda; los ataques contra los animales, el cobro de peaje a los vecinos, el ataque selectivo a chavistas y el sometimiento paramilitar expresan la doblemoral del que señala a los supuestos colectivos como "brazos armados del gobierno", mientras se organiza para someter a su comunidad.
Estamos pasando de ser paciente a que nos vean la cara de pendejos.
No podemos bajar el mentón y hacer la fila a un nuevo Auschwitz, porque de serles posible todos aquellos que vean como "los rojos" iremos a parar a sus hornos crematorios.
Para los que creen que "su lucha" (¿les suena Mein kampf?) es un tantito parecida a la antisistema, porque a lo que les pase por el frente (léase también entidades bancarias, Mc Donalds -que no lo quemaron-, La Torre Británica, a La Caperusita, al lobo, al Botánico, al Ávila) le prenden fuego "pacíficamente", incéndiense el culo a lo Bonzo y háganle un favor a la humanidad.

Alcalde opositor Smolansky con su fuego sagrado.
(1) Hemos añadido esta nota porque según las informaciones expuestas en la página de Alba ciudad (http://albaciudad.org/wp/index.php/2014/03/maestro-havid-sanchez-y-su-perro-se-recuperan-tras-ataque-violento-de-opositores-en-maracaibo/) ambos, el maestro Havid y su peerito Nacho se recuperan de la embestida en su contra.

miércoles, 12 de marzo de 2014

Venezuela en minúsculas


I
Entré a una marisquería en Sabana Grande a cambiarle el pañal de Pola.
En el baño estaban la señora que asea, y dos mujeres más: las tres de más de 60 años.

Como es costumbre, hablaban de la “situación del país”. Las sexagenarias discutían sobre la violencia, pero sólo las dos comensales se asumían orgullosamente opositoras al gobierno.
En la refriega, rápidamente se alzaron la voz, hasta gritarse y ofrecerse golpes porque “la violencia opositora es infiltrada”, decía una, y la otra reconocía que de su lado también se cometían excesos.

En medio de los rugidos, Pola pasó de la intranquilidad habitual, al miedo y al llanto. Les pedí -con respeto- que bajaran la voz, porque la niña estaba atemorizada. Me vieron con odio. Una, muy a su pesar enmudeció. La otra me enfrentó:

-¿Por qué me voy a callar, chica? Yo digo lo que me de la gana... Me sabe a mierda que tengas un bebé ¿Acaso yo no lucho por tu hijo también? ¡Malditas chavistas!..
Y continuó su parafernalia de insultos, mientras marchaba a la puerta.

La señora del aseo y yo continuamos limpiando la mierda. “Esa gente en sí misma es una guarimba. Se autosecuestran, se escupen y se matan solitas”, me dijo la abuela.


Salgamos, salgamos a la calle

Las calles de Caracas ya no son cuadrícula, ni corren con ellas las aguas cristalinas del río que le atraviesa, tampoco son guarida del hambre, ni los pies del jinete que la cabalga.
Son las calles mercancía que deambula, asfalto humeante, espejo de sol, marcha y contramarcha, un semáforo roto, ignorado, son las calles de Caracas todas vacío.

En la voz de Gloria Martin...

Salgamos , salgamos a la calle
a que el viento despeine nuestras voces
salgamos, salgamos a la calle
que hay un vacío inmenso en nuestras calles
soltemos todos los pájaros marinos
que con tanto rigor nos han encadenado
Tu soledad, la mía, la de todos
la que no tiene publicidad ni secretarios
formarán un sindicato de amapolas
si salimos, salimos a la calle
a conversar de nuevo sin almidón ni estatuas
a recordar que el sol sigue allá arriba
y tampoco tiene empleo
ni hombrecito que le ladre.
Salgamos, salgamos a la calle,
con besos y cuchillos.

Opositor colocando guaya, vaciando.

La Gloria

Mi amiga Andrea me acerca a la Gloria, y yo no puedo egoístamente guardármela.
Acá, una partícula:

 
Es cierto que me deprimo con frecuencia
pero no fácilmente.
Que paso horas y horas
preguntándole al círculo donde están sus esquinas.
Que me como las uñas
Que se me va la luz.
Que pierdo y pierdo aceite aunque estoy casi nueva.
Pero el asunto es otro, otro que me trasciende:
esta ciudad violenta de pies descomunales,
este país salado por todas sus costillas,
esta anemia gangosa del voto es un derecho.

Del voto es un derecho:
frente al espejo, lloro;
frente al país, me arrecho.

Gloria Martin (1965)