Por Indira Carpio
Olivo
indiracarpio.blogspot.com/
indiracarpio@gmail.com/ @icarpio
Lo
que usted está a punto de leer es un hipertexto del título. No diga
que no le advertí.
Los que pueden son
los menos en las estadísticas, en cualquier parte del mundo. Pero
son los más con las manos en las teclas.
Entonces, aquellos
se convierten en los defensores de ese poder decir, del megáfono que
no quieren sacarse de la boca, hasta que el aparato habla en vez del
cerebro.
Por fortuna, es una
minoría la cree que una persona es un currículo. Son los que
justifican cualquier barbaridad en nombre de la juventud, de la
clase, del abolengo y de la libertad, y en este caso los argumentos
vacíos de cinco jóvenes clase media alta que tenían una obligación
académica y el dinero para burlarse de Venezuela, en un video.
Ellos creen que la
libertad de expresión es un derecho sólo para ellos, al igual que
la libertad para odiar. Además, esta circunstancia le da cabida para
que hagan uso de una de las frases más ajadas de la oposición
venezolana: la abominación de unos por los otros nació, creció, se
desarrolló y morirá con Hugo Chávez.
Inserte acá una
gota de sangre para hacer más atractivo este texto. Puede usted
relacionarla con Chávez -como lo haría Milagros Socorro (MS)-.
También puede salpicar las armas que patrocinan el párrafo que
sigue.
Este tipo de persona
justifica el odio que siente cuando desenfunda una pistola para
defender “lo suyo”; pero les estorba la antipatía que les toca
cargar como cruz, por odiar a los que menos pueden, que son los más,
los otros, los monstruos bajo la cama: he acá la violencia en estado
puro.
Estos intelectuales
que pasan la mano por la espalda a la grima que siente una pichona de
periodista, justifican también los golpes de Estado, justificarían
los exterminios masivos en los estadios, los campos de concentración,
porque Venezuela sería mejor sin los venezolanos.
Esa expresión
matemática de odio por odio sólo tiene como resultado más odio.
Y si, no estoy
inventando la rueda, hablo del odio entre clases, entre los que
tienen y los que no ¿Acaso no era predecible que un video en el que
se expresa el asco por los pobres, por parte de los acomodados de
este país, haga brotar expresiones de rechazo, por decir poco?
“Uy somos un país
de nazis”, dicen los que se sienten ofendidos por las respuestas en
las redes informativas, porque también odian a Caracas, a Venezuela,
a los venezolanos, a los negros que no pudieron irse, a los pobres
que tampoco y que se mimetizan en el paisaje oscuro: una mezcla de
violencia y asfalto.
En ese video habla
el alma de cada uno de esos muchachos, nos dice la socorrista
(MS) y es la verdad. Es una declaración de principios de ellos y de
quienes como ella, defienden esa realidad.
En el mismo
artículo, Socorro llama envidiosos a los críticos de la pieza
audiovisual, porque se le dificulta pensar que otras personas quieran
quedarse a construir un país sobre las ruinas que, quienes como ella
-nuevamente-, se dedicaron a pulverizar.
No es una banalidad
el video Caracas, ciudad de despedidas, más allá de cómo
esté hecho, más allá de que sea MADE in Venezuela y sea por lo
tanto, tú sabes... una porquería.
No es una banalidad
de la tonta juventud, cuando encuentras a los pseudointelectuales
(nada jóvenes) acreditando lo que allí se dice, no en contra del
sistema educacional venezolano, que está igual de mal que el
mundial, sino en contra de una clase trabajadora, en contra de lo mal
que se ven los pobres, a los que se le endosa la violencia y sobre
los que no se detienen a pensar como víctimas de ella.
No es una banalidad
como lo quieren remendar sus sastres... se les ve la costura,
justamente en un año electoral en el que su adalid niega ser lo que
fue, lo que es.
Si somos un país se
preguntan algunos emigrados desde otro, al que muy probablemente si
consideran país. Esa construcción, por supuesto, no pasa por el
esfuerzo de esos muchos que sólo saben preguntar.
Los invito a mirarse
en el ejemplo que Boris (Izaguirre) dio.
Es así. Colocan esta dirección en la web:
http://www.youtube.com/watch?v=kTnWlmDJkM4 y allí encontrarán su reflejo.
No está mal ser
sinceros y reconocer que lo que quieren es ser bellos y estar
rodeados de una belleza que sólo pueden comprar.
Tips para desarrollar.
ResponderEliminar*Los que quieren (legítimamente) irse, pero no miran hacia adentro sino hacia afuera.
*Los que, en permanente éxtasis electoral, consideran grave que si los nazis dicen "Caracas está mal" uno no diga automáticamente "Caracas está bien".
*"En ese video habla el alma de cada uno de esos muchachos, nos dice la socorrista (MS) y es la verdad".
*¿Y si no es el alma de los muchachos sino el espíritu de una clase y de un sistema educativo? Fracaso: los cachorros del capitalismo ya no quieren vivir en la ciudad capitalista que heredaron de sus viejos. Victoria: la existencia de estos coñitos demuestra que todavía se producen en serie. Ese es el ser humano que a la derecha le encantaría que poblara estas calles.
*"Ellos creen que la libertad de expresión es un derecho sólo para ellos, al igual que la libertad para odiar": en cualquier guerra, la muerte del contrario es mi fiesta, y nuestra muerte los hace felices.