Por Indira Carpio
Olivo
“Terminamos la
tarea, mientras monto unas arepitas”, le dije.
Ella optó por hacer
volar uno de esos artefactos de luces multicolores.
A la segunda
demanda, sacó los creyones y procedió a pintar la estructura de un
tren de cajas y cajitas de fósforos.
“¿Así?”, me
pedía que inspeccionara su obra. “Creo que terminaste muy rápido
¿En esas ventanas no faltarán personas?”.
La nena se debatía
entre seguir las luces aquellas, o continuar con sus deberes.
Se hizo de un
marcador morado y dibujó cuanto pudo en menos de un minuto.
-Nena, con
paciencia. Después de la cena juegas todo lo que quieras.
-Está bien... ¡Ya
terminé!
-Vamos a ver... ¿Y
qué pasó con las personas en las ventanas de este lado del tren?
-Bueno, Indi... Te
explico. Lo que pasó es que un niño orinó todos los asientos y por
eso las personas sólo están del otro lado del tren. No pueden
sentarse.
No puedo evitar la
sonrisa ¿Quién puede negar que pensó en una salida, que se inventó
un cuento y que trató de manera inteligente zafarse de la
“obligación”?
Ésta es una de las
nenas que me pide cuentos antes de dormir y que aprende a crear los
suyos propios.
Ella es inteligente,
es creativa y yo creo en ella.
No puedo ni imaginar
que le hagan daño, como no puedo hacerlo bajo ninguna circunstancia
con cualquier otra personita.
Yo le creo, porque
una cosa es ser inteligente, cuentera, imaginativa y otra es ser
mentirosa.
-Oye, Indi... Mamá
me volvió a decir que no te contara cuando ella hable mal de ti.
-Ajá y entonces
¿por qué me cuentas?
Se encoje de hombros
y me lo despacha:
-Porque yo creo que
eso está mal.
Mientras, sigue
pintando las personas en los vagones. Le expliqué que aunque no se
sentaran porque estaba todo lleno de orines, a lo mejor los pasajeros
se agarraban de las mancuernas que disponen en los trenes, para
cuando ya no quedan puestos libres. Pero insistió en terminar su
historia entretanto se manchaba las manos:
-Ella me dice que tú
haces cuentos con lo que te digo, lo metes en una maquinita y se lo
envías a tus amigos.
-Si, hago cuentos
con algunas cosas que me has dicho y ¿Sabes lo que me dicen mis
amigos?
-¿Se ríen?
-Me dicen que tú,
tan pequeñita, tienes razón. Pero, jamás revelo tu nombre ¿Quieres
que te los lea?
Me la siento en las
piernas y le explico que la maquinita a la que se refiere su madre es
la computadora que siempre le muestro. Le enseño mi blog y me hace
preguntas que le respondo. Cuando leo los cuentos que escribo, le
pregunto si los entiende y me dice que “algunas cosas si, algunas
cosas no”.
-¿Te molesta que
haga cuentos con lo que tú me dices?
-¡Me gusta!
-Eso es lo que a mi
me importa...
Casi no me deja
terminar para explicarme qué es lo que ocurre en realidad:
-Sabes Indi, yo creo
que a mi mami le gusta mi papi.
Ernesto se voltea y
me ve con cara de sorpresa y de confidencia.
Ella se para,
termina el tren. Les sirvo las arepitas.
Me cuentan que
hicieron una carta y se aprendieron una canción para el día de la
madre.
La cantan. Las
aplaudimos. Se comen las dos arepas.
Se sienten
orgullosas de haberse comido todo, de su tren, de sí mismas.
Yo, de ellas.
No saben que a la
mañana siguiente contemplarán un choque de trenes.
[Bitácora de la que acompaña. Acá los testimonios para el futuro]
Hola soy Vanessa.
ResponderEliminarHe venido leyendo sobre los cuentos que, sin duda alguna, se tratan de las hijas de tu pareja. Tengo entendido que los periodistas deben buscar y confirmar las fuentes. Sería muy interesante, y con mucho respeto, hasta ético, que entrevistaras a la madre de las niñas. Sé que sería imposible ya que es evidente a través de ti, que las relaciones no son las mejores, pero sería hasta justo e interesante la postura de la que, según este blog, discrimina, abandona, malcria a unas niñas que vienen haciendo comentarios y afirmaciones sumamente inteligentes y maduras,entonces cabe la pregunta: siendo así, unas niñas dulces e inteligentes ¿con quién viven?, ¿con quién duermen? da la apariencia que fueran ustedes; ¿es así?. Esa entrevista sería hasta cónsono con tu lucha feminista.
Saludos,
Vanessa