miércoles, 9 de mayo de 2012

Trenes


Por Indira Carpio Olivo

“Terminamos la tarea, mientras monto unas arepitas”, le dije.
Ella optó por hacer volar uno de esos artefactos de luces multicolores.
A la segunda demanda, sacó los creyones y procedió a pintar la estructura de un tren de cajas y cajitas de fósforos.
“¿Así?”, me pedía que inspeccionara su obra. “Creo que terminaste muy rápido ¿En esas ventanas no faltarán personas?”.
La nena se debatía entre seguir las luces aquellas, o continuar con sus deberes.
Se hizo de un marcador morado y dibujó cuanto pudo en menos de un minuto.

-Nena, con paciencia. Después de la cena juegas todo lo que quieras.
-Está bien... ¡Ya terminé!
-Vamos a ver... ¿Y qué pasó con las personas en las ventanas de este lado del tren?
-Bueno, Indi... Te explico. Lo que pasó es que un niño orinó todos los asientos y por eso las personas sólo están del otro lado del tren. No pueden sentarse.




No puedo evitar la sonrisa ¿Quién puede negar que pensó en una salida, que se inventó un cuento y que trató de manera inteligente zafarse de la “obligación”?
Ésta es una de las nenas que me pide cuentos antes de dormir y que aprende a crear los suyos propios.
Ella es inteligente, es creativa y yo creo en ella.
No puedo ni imaginar que le hagan daño, como no puedo hacerlo bajo ninguna circunstancia con cualquier otra personita.
Yo le creo, porque una cosa es ser inteligente, cuentera, imaginativa y otra es ser mentirosa.

-Oye, Indi... Mamá me volvió a decir que no te contara cuando ella hable mal de ti.
-Ajá y entonces ¿por qué me cuentas?
Se encoje de hombros y me lo despacha:
-Porque yo creo que eso está mal.

Mientras, sigue pintando las personas en los vagones. Le expliqué que aunque no se sentaran porque estaba todo lleno de orines, a lo mejor los pasajeros se agarraban de las mancuernas que disponen en los trenes, para cuando ya no quedan puestos libres. Pero insistió en terminar su historia entretanto se manchaba las manos:

-Ella me dice que tú haces cuentos con lo que te digo, lo metes en una maquinita y se lo envías a tus amigos.
-Si, hago cuentos con algunas cosas que me has dicho y ¿Sabes lo que me dicen mis amigos?
-¿Se ríen?
-Me dicen que tú, tan pequeñita, tienes razón. Pero, jamás revelo tu nombre ¿Quieres que te los lea?

Me la siento en las piernas y le explico que la maquinita a la que se refiere su madre es la computadora que siempre le muestro. Le enseño mi blog y me hace preguntas que le respondo. Cuando leo los cuentos que escribo, le pregunto si los entiende y me dice que “algunas cosas si, algunas cosas no”.

-¿Te molesta que haga cuentos con lo que tú me dices?
-¡Me gusta!
-Eso es lo que a mi me importa...
Casi no me deja terminar para explicarme qué es lo que ocurre en realidad:
-Sabes Indi, yo creo que a mi mami le gusta mi papi.
Ernesto se voltea y me ve con cara de sorpresa y de confidencia.

Ella se para, termina el tren. Les sirvo las arepitas.
Me cuentan que hicieron una carta y se aprendieron una canción para el día de la madre.
La cantan. Las aplaudimos. Se comen las dos arepas.
Se sienten orgullosas de haberse comido todo, de su tren, de sí mismas.
Yo, de ellas.

No saben que a la mañana siguiente contemplarán un choque de trenes.


[Bitácora de la que acompaña. Acá los testimonios para el futuro]

1 comentario:

  1. Hola soy Vanessa.

    He venido leyendo sobre los cuentos que, sin duda alguna, se tratan de las hijas de tu pareja. Tengo entendido que los periodistas deben buscar y confirmar las fuentes. Sería muy interesante, y con mucho respeto, hasta ético, que entrevistaras a la madre de las niñas. Sé que sería imposible ya que es evidente a través de ti, que las relaciones no son las mejores, pero sería hasta justo e interesante la postura de la que, según este blog, discrimina, abandona, malcria a unas niñas que vienen haciendo comentarios y afirmaciones sumamente inteligentes y maduras,entonces cabe la pregunta: siendo así, unas niñas dulces e inteligentes ¿con quién viven?, ¿con quién duermen? da la apariencia que fueran ustedes; ¿es así?. Esa entrevista sería hasta cónsono con tu lucha feminista.

    Saludos,

    Vanessa

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