Por
Indira Carpio Olivo/ @icarpio/ indiracarpio2gmail.com
El
mundo, una caja de fósforos que no encienden/el mundo pare pilas que
no cargan/ el mundo, corazones sin sangre/ el mundo, una amenaza, una
agonía
la
promesa del ritual del odio/ el mundo, un baúl sin llave/ el mundo,
una foto remendada/ un piloto automático rumbo al nucleo de la
tierra al mundo inmundo que no siente
Los
corazones sagrados se lamen antes de la lluvia
justo
en la mitad
cuando
viran en el cemento y corre su ofrenda escalera abajo
La
coronación desentraña de su cuerpo la masa que alimenta a su
prójimo
Su
viaje es al medio de la pirámide
en
los ascensores al cadalso
al
reino del amo soberano que no es plebe
son
un bocado para el Dios de la sequía
Corazón
que duerme entre los esclavos del azufre
bajo
la balada-baleada de la tormenta de granizos de graznidos
que
tiznan los huesos
allí
donde todos somos iguales
donde
el filo del machete reverdece rebelde
corazón
de maíz que llega a su fin
trae
hasta la corteza tu valentía
Hablan
los que te engañaron
y
vuelven a sacrificarnos
nos
abren los ventrículos
a
los guerreros
y
no sentimos
y
nos matan en las tierras áridas -entre la garganta y el sexo-
y
no, no sentimos
y
nos devoramos como caníbales
se
mueve el corazón de la tierra en un nido de serpientes
y
te vendieron
ya
no por el aro dorado
sino
por oro negro
por
una etiqueta falsa en las estadísticas de Wall street
Y
volvieron por ti, para florearte
y
lanzarte a las aguas
y
sepultarte entre coronas
y
desaparecerte, aunque te resistas corazón
y
un pequeño trance en las grietas desencadene la humanidad
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