Ver
para creer o creer para ver
Por
Indira Carpio Olivo/ indiracarpio@gmail.com/ @icarpio
Una
idea, entre tantas, acampa en nuestros cerebros: los documentales
necesariamente relatan la “verdad” de uno o varios hechos.
Creemos que son una serie de imágenes espontáneas que no tienen
nada que ver con la ficción. También confundimos el género con el
reportaje periodístico. Ambas concepciones son equívocas. Ahora
sólo nos encargaremos de la primera premisa... No todo lo que vemos
es “verdad”.
¿Pensarían
ustedes al ver El triunfo de la voluntad (1934), de Leni
Riefenstahl que era verdad que Adolf Hitler era el mesías
para la Alemania nazi? Algunos pocos dirán que sí... muchos otros
que no.
Es
decir, incluso el documental es una posición -en forma y
fondo- del autor de una pieza audiovisual sobre un tema o varios. Es
muy ingenuo pensar que lo que dice el cine y la televisión son
inocentes verdades. He allí el papel del espectador no sólo como
mero veedor de la pantalla, sino como activo “coautor” de la
imagen, del discurso.
Asimismo
hay otra forma de hacer cine y televisión, el falso documental o el
documental de ficción, un género creativo “para audiencias
inteligentes”, según algunos autores. Son obras llenas de ingenio
que “hacen uso de la estética, la forma, los recursos y los fallos
propios del estilo documental y su proceso, con intención de generar
una actitud de credibilidad hacia su ficción, de hacerla verosímil.
Es decir, las películas de ficción que se han hecho parecidas a un
documental para que nos las creamos mejor” (1).
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Decía
Maquiavelo en El Príncipe: "Es necesario ser un gran
simulador y disimulador: y los hombres son tan simples y se someten
hasta tal punto a las necesidades presentes que el que engaña
encontrará siempre quien se deje engañar".
El
refrán Ver para creer resume esa necesidad del ser humano de
dejarse llevar, incluso por sus sentidos, para “saber”. La frase
se le acuña a un apóstol de Jesús, Santo Tomás. Según el relato
en el evangelio de San Juan, Tomás se negaba a reconocer la
resurrección del Cristo hasta que no metiera su “dedo en el lugar
de los clavos”, y su “mano en su costado”.
Pero
aun sobando las costillas de un supuesto mesías resucitado, su
percepción estaría influenciada por la opinión pública, por su fe
y su noción de lo que es verdad o no, y en este punto huerga decir
que las alucinaciones son percepciones alteradas y no cuentan como
una verdad objetiva, común a la experiencia humana-social.
En
el falso documental quien ve, puede percibir una historia como cierta
si el autor o la autora no hacen la acotación de que no lo es,
porque tendemos a quedarnos siempre con la primera información,
porque simplemente no queremos investigar, no tenemos tiempo, o
creemos fehacientemente en tal o cual persona, porque son como Jesúes
de una nueva religión: la TV. Pero “quien golpea primero, golpea
dos veces” y no siempre la línea editorial está a favor de la
mayoría, mejor dicho casi nunca.
Es
entonces cuando el falso documental sirve para despertar a las
usuarias y los usuarios acerca de lo que se muestra y se dice a
través de los medios de comunicación. “Te estamos engañando
¿Puedes hacer un uso conciente de los medios?”
Recientemente,
pudimos ser testigos del montaje fílmico realizado por la televisora
qatarí Al Jazeera en el que supuestamente se tomaba la Plaza
Verde de Trípoli como símbolo de la Revolución Libia y desde la
que se anunció la captura del hijo del Coronel Gadafi, Seif el
Islam, en plena guerra de la Organización del Tratado del Atlántico
Norte (Otan) por el petróleo libio.
Esta
es una muestra que demuestra (valga el desentono) la diferencia entre
documental (en este caso falso) y un reportaje. En el montaje contra
Libia no se tomó en cuenta los diversos puntos de vista, sino que se
elaboró una situación que pareciera real sobre la toma de Trípoli
y una supuesta detención del hijo del primer mandatario libio, a
quien lo representó el actor Omar Jali.
Mustafá
Abdeljalil, uno de los jefes de Consejo Nacional de Transición (CNT)
justificó el montaje porque le “permitió remontar la moral de los
rebeldes y ayudó a que más de 11 países reconozcan al CNT, además
de permitir recuperar aproximadamente 13 embajadas” (2).
Esas
fueron las consecuencias de esta táctica hollywoodense. El argumento
de las naciones que ahora reconocen al CNT: vieron, creyeron y
actuaron. Cuando se desmontó la farsa ya era tarde... en la guerra
todo se vale, dijeron algunos periodistas.
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En
los medios se vive en una constante contienda comercial en la que
hacer creer un discurso cuesta tantas monedas, tanto reconocimiento,
tanto poder, en el mercado de los símbolos y en el mercado de los
dólares.
Cuando
es utilizado con fines belicistas, el falso documental es un
instrumento perverso. Ya lo vimos. Aun así son pocos los que alzan
la voz contra una táctica como esta, en cambio cuando es para
despertar las conciencias, los interesados en que esto no ocurra o
algunos alienados -que no tienen ni arte ni parte en las estrategias
imperialistas más que ser títeres de los poderosos- levantan sus
banderas en contra “de que se juegue con nuestros sentimientos”.
Tal
es el caso de la serie de Vive Televisión, Ver para creer que
ha ocasionado “ronchas”, especialmente con su capítulo Llano,
lucha y punk-rock. Tanto ha sido la marejada que se produjo que
algunos escribimos sobre la banda que supuestamente había sido la
pionera del género punk mundial desde Venezuela, sin siquiera
corroborar las informaciones.
Después
de esto, el canal ha recibido amenazas de denuncias, ha sido acusado
de querer cambiar las mentes opositoras a favor de la revolución
bolivariana y un largo etcétera que puede verificarse colocando en
cualquier buscador: la frase Vómito adeco.
Hubo
personas que arguyeron sentirse heridos sentimentalmente, otros
corrieron a buscar los discos de la banda zaraceña y el tema fue
puntal de la red social Twitter durante varios días.
Incluso
después del debate de si era cierta o no la historia y después de
concluir que era un falso documental, algunas personas querían
seguir creyendo que los inicios del punk se dieron en el llano
venezolano. Acá es cuando la frase invierte los verbos y se impone
la fe. Hay quienes quieren Creer para ver.
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Menos
mal que los inquisidores actuales no corrigieron el Don Quijote o la
historia fuera otra. No debe coartarse la creatividad, así como
tampoco puede condenarse a priori una iniciativa que pretende cambiar
la manera en que vemos la televisión, en un país tan polarizado
como Venezuela.
Y
si acaso lo más notable, es que sea un medio del Estado el que lleve
a cabo esta tarea, inmerso como está en la guerra de cuarta
generación.
¿Qué
hubiese pasado si la historia la hubiese construido un director
hollywoodense o una productora como History o Discovery Channel?
Muchas personas que hoy lo critican lo vieran de otra manera porque
el eurocentrismo “le otorga a la pieza un carácter filosófico...”
y más pajas como esa.
Cuando
nos presentan los aburridos documentales del león montando la leona
con las insoportables traducciones gallegas nos aburrimos (algunos
no), cuando nos hablan los dinosaurios de la izquierda, simplemente
cambiamos a otro canal (generalmente gringo para alienarnos un rato y
contribuir a la rosca), pero cuando nos atrevemos a hacer otra
televisión y cautivamos las mentes para que se rebelen, entonces
arden las hogueras, en el verdadero “calor de la fe”.
Más
que condenar a Vive Televisión ¿Por qué aquellas y aquellos que lo
condenan no celebran los tres programas sobre el rock que transmite
la Televisora Venezolana Social -Tves-, o las diversas iniciativas
que propone Ávila TV para visibilizar las culturas subterráneas,
que los medios privados sólo transitan (de vez en cuando) por moda?
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Una
cosa si quedó clara: hay que ver con responsabilidad los medios.
Blancos o negros, incluso los grises, todos manipulan. La trampa
consiste en no dejarnos, y cambiar para siempre esa proceso de
pensamiento “racional” de que lo que vemos es siempre real.
Para
ampliar informaciones:
1.-
El beneficio de la duda y el juego del engaño. Mirando por el
agujero de la información faltante. En:
http://www.kinobyte.com/FD/informacion_faltante_FD.html
2.-
Gobierno - Presidente venezolano denuncia manipulación mediática
contra Libia. En:
http://www.rbv.info/es/noticias-de-venezuela/politica/gobierno/8213-gobierno-presidente-venezolano-denuncia-manipulacion-mediatica-contra-libia
Muy bueno el artículo. Simplemente eso MUY BUENO. Te invito a revisar algunos contenidos similares que he desarrollado en mi Blog: http://revolucionandoando.blogspot.com/
ResponderEliminarCreo los podrías encontrar interesantes.
Oye gracias
ResponderEliminarLuego te visito
Un abrazo