Dedicado
a Salvador Allende, el compañero presidente
de
raíces anraquistas (aunque parezca insospechado)
Por Indira Carpio Olivo/ indiracarpio@gmail.com/ @icarpio
La
Moneda estalló en tu mentón
y
los obreros perdieron el aliento
los
estadios te agonizaron
y
los vivos negados están
En
un intento de país -baleado- la vida gime
y
cuando naces mil veces
mil
veces te matan, te ahogan en nombre de la corona de las espinas
Te
resistes/ cualquier dictadura te resiste
y
aquel limpiabotas alza el puño por donde tu estirpe camina
Algunos
sobrevivieron al santo y seña del guardián propietario
y
al himno de los soldados que pudrió las Alamedas
Allende
no es sinónimo de lejanía
y
aunque los césares del sur del sur te propaguen como pesadilla
escalera abajo
algunos
te sueñan y empuñan la lucha contra el cañón que te cerró los
ojos y te abrió el cráneo
Tu
sarcófago se desfunda cada tanto, porque el peso del pueblo es
insoportable
De
noche las linternas te profanan como sí pudieran
y
acusan a Castro de haberte regalado la muerte
lo
atestigua el “aGuijón” sin huellas
lo
acompaña un muñeco de madera, innombrable
al
que le creció la naríz por cada bala-vela que encendió un
carabinero contra el rojo torturado, desaparecido
Creyeron
que te fuiste
y
te regaron en el campo laborioso de un Chile campesino
te
fundieron en el metal del ejército proletario
Compañero,
cuánto silencio celebra el aniversario de tu detonación
En
el Chile que es sinónimo de un pimiento que adereza la mentira
una
comuna de ciudadanos “alfa” vendan-venden los ojos
para
no tropezar a los “omega” que un día, saeta en mano, amenazaron
acabar la ciudad del hijo de los truenos aquel 11 de septiembre de
1541
432
años después, en el mismo día del noveno mes, las cenizas de
Santiago tiznaron los guantes blancos de la burguesía que se resiste
a abonar la tierra
las
flechas-fechas se partieron y nos despedazaron
Desde
entonces órganos humanos y piedras llueven sobre el palacio
y
un madero ondea telas grana y negras
es
el batallón de los muertos con capucha que se yergue sobre las
ruinas
lapidando
el invierno/ contemplando la primavera
Tierra
mapuche corea el llanto de Salvador
mientras
te bautiza el mar con nombres extraños
de
engendros de hiena y piraña en el gobierno de los pálidos
tú,
mitad hombre-mujer mitad pez resiste a la corriente
no
firmas el destino, pero te pertenece
aunque
tu lengua amarren
y
un tsunami te muestre en la estantería de “ofertas”
aunque
la deuda sea hereditaria
El
gen de la revolución te infectó
te
dejó intacta tierra con forma deforme de lágrima
de
guardianes del tiempo en la Pascua
de
guerreros dispuestos al paredón de la libertad
al
sacrificio de la vida sin otoño
a
las botellas de vino que vuelan y se estallán en la cara de los
fascistas
La
historia de Chile -como la de Latinoamérica entera- no cabe en la
boca-pluma del desconsuelo
Es
una espiral sin fin, la subida a un peñasco y una caída al vacío
Es
una foto en blanco y negro de un hombre con facciones de topo y casco
de topo y con alma de topo, de raíz constructora
Es
Chile el destierro de la utopía y las cadenas que arrastra
Es
una contradicción cedida al mercadeo
un
poema que se añeja
uno
impublicable
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