domingo, 6 de marzo de 2016

Poesía o nada 18

Poema
Un nombre
Por Ernesto J. Navarro (Venezuela)

Abrió el puño y tembló la tierra
no era custodio adormecido
tampoco ráfaga de incendios...

su perfil sin miedos
hacía de espanto al represor
y a las murallas.

cerró los ojos
y las lluvias amainaron
y los campos parieron comida
y cada río consiguió su nuevo cauce destructor...
¡Cábala!

empujó puertas
sus puertas
y el sol salió de un cajón
encontró cielo / ofreció abrazos
se hizo compañero de las soledades
y vino de nuevo eternamente

como las olas
llegó jadeante ese último suspiro ensangrentado
reclamó la tierra
puso sus banderas de alegrías
y corrieron todos contra el viento
y en el roce de sus ropas
se hizo melodía
dulce canción de libertades
que
en nuestro mundo
y en otros mundos solidarios
van cantando un nombre...
tu nombre, Comandante.


Poema
No bastó un Cristo
Por Deisa Tremarias (Venezuela)

No bastó un Cristo
ni por ser pobres de todo
menos de la gracia de Dios.

No bastó que huyera hasta el llano más profundo
para volver a perderse entre la gente
vendiendo arañas.

Quizás aprendió a ser un hombre santo
en vez de un santo hombre
para poder salvarnos de nuevo
y por ahora.

Entonces su parábola fue
saciar de nuevo el hambre entre panes y peces
alzar lázaros de la misma oscuridad
abrazar las llagas de los marginados
y convertir la sangre del vino en lluvia pura.

Aunque te vendiesen de nuevo por monedas de oro
no hubo que esperar el tercer día para resucitarte
porque esta vez ya sabíamos quien eras
y aún negándote tres veces
el gallo cantó.

No bastó matarte porque moriste en gloria
aún si fuese Pedro quien nos queda
ya no somos doce sino miles
quienes sabemos
que no bastó un Cristo
para liberar nuestra tierra.

Un poema:
La rebelión de los caínes
Por Kaybeliz López Torres (Venezuela)

La trinidad del tiempo,
sin detener el pinchazo [los cinco sentidos ardiendo]
devela a nuestras espaldas un rastro de fuego,
una lanza penetra el viento,
levanta polvaredas en silencio,
marchitando otro "por ahora" en el vientre del pueblo.

"El que está con Dios" ofrenda la carne codicioso,
las arcas de oro engullen otro cuerpo,
filas de Caínes surcan Caracas,
andando con este estigma de sangre:
pobre y rojo como un ladrillo,
marchitando otro "por ahora" en sus vientres de pueblo.

La tierra raja las lápidas,
brota desordenado un susurro,
el 27 cruje y emerge del campo santo [la voz de los nadie]
anuncia la marcha en los horizontes,
renueva el Decreto de Guerra a Muerte,
marchitando otro "por ahora" desde la tierra de pueblo.
Servida la mesa y otro líder traicionado,
Abeles del dinero quiebran copas,
revientan cremalleras,
eructan su hedor de pobreza,
pero nace otro mito en la Amazonia;
tu "por ahora" se alza como el nuevo Dorado,
la rebelión de los Caínes, el alzamiento de tu pueblo.


Un libro:
“...Papá Dios, mándame a la misma casita de palma inolvidable, al mismo piso de tierra, las paredes de barro, un catre de madera y un colchón hecho entre paja y gomaespuma y un patio grande lleno de árboles frutales. Y una abuela llena de amor y una madre y una padre llenos de amor y unos hermanos, y un pueblito campesino a las orillas del río”.
Hugo está feliz. La abuela Rosa Inés lo arrulla con su voz, llena de historias y recuerdos. Cae la tarde.
Hugo se queda dormido... sobre una flor.
En: Hugo Chávez (Una biografía que es como un cuento). De Armando Carías, con ilustraciones de Balbi Cañas.

Un juguete
Malú Rengifo y Coromoto Hernández hicieron de pedazos de trapo un par de muñequitos de Chávez, el arañero y el hombre aquel del 4-F. Ambos le devolvieron los latidos al corazón de la historia.
Ellas lo multiplican entre las manitos de los niños, la gente que lo entendió.
Pero no es difícil hacer lo propio, la simpleza lo acompañó siempre: un pellizco de tela y una pizca de hilo.

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