domingo, 28 de febrero de 2016

Poesía o nada 17

Poema:

LOS DESCANSADOS
Por Adal Hernández (Venezuela)

“Los que vivieron
los diecisiete rostros de la sonrisa
y un poco más…”
Fernando Retamar

Los de dulces sueños
y serenidad espiritual
Los albarazados de dientes pelados
y buenos días
Los que pueden respirar tranquilos
y dormir hasta las diez de la mañana
Los apacibles ante todo
y desojerados en siestas crepusculares
Los que dormitan sosegadamente
sin que nada los perturbe
Los que deciden cuándo duermen
y cuándo se despiertan
Los que no se cruzan con la humareda soñolienta
de algún pensamiento suicida o catastrófico
Los que no escuchan gritos en las madrugadas
ni ven el penar de su propio espíritu
danzando la muerte en los pasillos
Los que jamás sentaron la belleza en sus rodillas para injuriarla
y viven temporadas celestiales
Los que rinden las jornadas en todas sus capacidades
y se conforman con sueldos
religiones, fiestecitas de cumpleaños y días feriados.

Los descansados
conformes, domados,
reprimidos
sin problemas existenciales
con sus sentidos en orden.

Los que jamás volaron cerca del sol
hasta quemarse las alas
ni se desvelaron lo suficiente
por un amor,
por una idea,
por soñar despiertos.


b) Poema:
S/T
Por Carlos Giménez F.

I

Frases de consumo y de provocación emancipadora llegan. El mundo sigue siendo por aquí del hombre fuerte. Tus aspiraciones, de altos estudios fabricados para el desuso continúan fluctuando en la cabeza como centella mental de un león impetuoso enjaulado. Dando vueltas, en círculos… en círculos de impotencia.
Pero mirar más allá nos hace ser humanos y…
Nos obliga a la racionalidad compleja de la secuencia.
Nos hace preguntarnos,
a diario,
el domicilio fiscal de la palabra mierda…
para correr hasta ella.
Nos esconde de la realidad imposible de vivir,
y nos reclama la realidad que da forma al sistema.
Nos cautiva con sus colores suaves,
y cada cabeza,
visible,
nos seduce con sus brillos y cantares de medusa.


c) Un libro:
“El infierno es precisamente haber perdido la capacidad de emoción ante el despliegue de formas que nos trae cada día, por eso es que uno no puede andar de mucha velocidad porque puede llegar el momento en que deje de comparar, de añorar, de ponerse triste (un sentimiento tan creativo como la tristeza), y entonces nos llevó el putas”.
Caicedo, Andrés. Mi cuerpo es una celda (una autobiografía). Dirección y Montaje: Alberto Fuguet.

d) Un trino:
Ocho brazos tenía cada enemigo Un dios en cada mano Y aunque el cielo y la muerte estaban de su parte Fuimos a Combatir" -Ramón Palomares-.

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