Elogio a la paja (extracto)
Por Salvador Garmendia
(Barquisimeto-Lara)
Silvestre, abundante y barata como su
homónima en el reino vegetal, la paja nos arrulla en la infancia,
nos alimenta en la adolescencia y nos saca de más de un apuro en la
edad adulta. La Biblia la personifica, aunque de manera un tanto
arbitraria, en Onán, hijo de Judá, a quien Dios castigó con una
mala muerte como si se tratara de un criminal; con lo cual se pasó
de maraca el Padre Eterno, pues a este astuto miembro de la tribu,
antes que vituperearlo por gozón, se le debería honrar en los
hogares como el verdadero precursor del anticonceptivo y la
planificación familiar. Claro, no es aventurado pensar que el mismo
Onán, caballero prudente y ahorrativo, además de haber patentado en
la historia su habilidad para sacarlo a tiempo, se la hiciera también
de vez en cuando, como cualquier mortal. ¿Provocó esto la ira de
Jehová? Es difícil creerlo; aunque en aquellos tiempos en que el
mundo estaba todavía blandito y olía a nuevo, las criaturas eran
tan escasas que nadie podía aprovechar que estaba solo para meterse
tras de una paredita, sin que el ojo del creador le cayera encima.
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Cortados por la misma medida
Por Juan Calzadilla (Altagracia
de Orituco-Guárico)
El lugar donde antes estuvo mi abeza
ahora ocupa un espejo.
Es ovalado y sirve para que, quien me
busca,
creyendo verme, se descubra sólo a sí
mismo.
Tú que ensayas encontrarme, mírate
bien
para que puedas llegar a decir:
puesto que me he visto, te he visto.
¡Estamos cortados por la misma medida!