Una
Por Lidda Franco Farías
(Venezuela)
Para ti soy tal vez una huera mujer con
el cabello levemente despeinado
digna de un cuadro renacentista o de un ardiente cumplido
o de un piropo (dicho como el azar/con rebuscada elegancia)
de sobra sabes que me avergüenzo de ese otro ser que me esquilma
y me avasalla de repetir hasta borrarme el gesto heredado de pálidas enhiestas amas de casa remotísimas
pero ciertamente hay un rótulo en la sangre
una danza del vientre una marca rotunda
ten en cuenta muchacho de las cavernas
que he ido ganando el derecho a perder de igual a igual el paraíso
la paciencia a compartir la cama
el santo y seña
el mundo fifty fifty o no hay trato
vete acostumbrando hombre voraz
mujer no es sólo receptáculo flor que se arranca y herida va a doblarse en el florero
al fondo de la repisa entre santos y candelabros y trastos de cocina
una mujer es una mujer más sus uñas y sus dientes
lo siento caballero de la brillante armadura
aquella doncella rompió el molde: creció.
digna de un cuadro renacentista o de un ardiente cumplido
o de un piropo (dicho como el azar/con rebuscada elegancia)
de sobra sabes que me avergüenzo de ese otro ser que me esquilma
y me avasalla de repetir hasta borrarme el gesto heredado de pálidas enhiestas amas de casa remotísimas
pero ciertamente hay un rótulo en la sangre
una danza del vientre una marca rotunda
ten en cuenta muchacho de las cavernas
que he ido ganando el derecho a perder de igual a igual el paraíso
la paciencia a compartir la cama
el santo y seña
el mundo fifty fifty o no hay trato
vete acostumbrando hombre voraz
mujer no es sólo receptáculo flor que se arranca y herida va a doblarse en el florero
al fondo de la repisa entre santos y candelabros y trastos de cocina
una mujer es una mujer más sus uñas y sus dientes
lo siento caballero de la brillante armadura
aquella doncella rompió el molde: creció.
--
El hijo
Por Carilda
Oliver Labra (Cuba)
Era breve y
soñaba.
No abultó mi
vestido.
Lento y
desconocido,
del tamaño de un
haba.
Era tuyo y vivía
de la palabra
olvido.
Me le llamaba nido
a esta cintura
fría.
Hecho de cosas
mansas,
él juntaba
esperanzas y pájaros augustos.
No pasó de
cereza:
con temblores y
sustos
lo mató una
tristeza.
C) Un libro:
“Pues ¿qué os pudiera contar, señora, de los secretos
naturales que he descubierto estando guisando? Veo que un huevo se
une o se fríe en la manteca o aceite y, por contrario, se despedaza
en el almíbar; ver que para que el azúcar se conserve fluida basta
echarle una muy mínima parte de agua en que haya estado membrillo u
otra fruta agria; ver que la yema y la clara de un mismo huevo son
tan contrarias, que en los unos, que sirven para el azúcar, sirve
cada parte de por sí, y junto no. Por no consarlos de tales
frialdades, que sólo refiero por daros entera noticia de mi natural
y creo que os causará risa; pero, señora, ¿qué podemos saber las
mujeres sino filofía de cocina? Bien dijo Lupercio Leonardo, que
bien se puede filosofar y aderezar la cena. Y yo suelo decir viendo
esta cosilla: si Aristóteles hubiera guisado, mucho más hubiera
escrito.
Respuesta de la
poetisa a la muy ilustre Sor Filotea de la Cruz (1691), por Sor
Juana Inés de la Cruz, en Polémica. De la Colección
Claves de América, de la Biblioteca Ayacucho, página 93 (2004).
D) Un trino:
«Para construir la sola cosa pura hay que ser
ella y resistir en ella. Estar a solas con su espera oscura...» Ida
Gramcko ~
No hay comentarios:
Publicar un comentario