martes, 30 de junio de 2015

Gastronauta 41: Opus mater



Gabriela ha logrado sortear los papeles, certificados, facturas, mocos, ha conseguido envasar su leche, congelarla, incluso hay quien le cuide a Luciano. Junto pre y postparto, también las vacaciones. La pediatra le firmó un par de permisos, asegurando la alergia del lactante a fórmulas y leches ajenas a la de su madre. Y, así.
Lucho tiene once meses, y su mami ya se perdió su primera palabra, hoy su primera caminata. María se la ha descrito por teléfono, y Gabi no pudo entonar palabra sin llorar, escondida, en el baño, porque tampoco puede ocupar su tiempo de trabajo en “menudencias domésticas”.
Todos los días ensaya su renuncia, reacomoda las comas, le quita esto y le agrega aquello. Pero Gabi es madre soltera y aunque sueña con acompañar a Luciano en todas sus primeras veces, no puede darse el lujo de quedar desempleada.
En la tarde -ya casi noche- cuando se encuentra con su pequeño, un nido de avispas le come el centro del pecho. El amor le desordena, las tetas le lloran, Luciano la aprieta.
Gabriela antes de saber que su vientre era habitado por Lucho, anhelaba parir una nena...

viernes, 26 de junio de 2015

Mujerícola 6: Cóndor



A María Emilia una patada en la barriga por cada día que estuvo embarazada hasta entonces. Cómo podía traer al mundo a “otro bastardo comunista”. No supo si era ella o era su bebe lo que la mantuvo apretada a la pata de una silla, mientras Argentina la arrinconaba a golpes. No vivió para conocer a Laura. La hicieron parir, para robársela. Hasta hoy, treinta y ocho años después.
Laurita se supo en manos de los asesinos de sus padres. Quiso odiar a sus captores. No pudo. La noche del once de abril de dos mil quince dejó de empuñar la silla aquella y soltó su cuerpo al baile de la soga.

*
En la celda cuarenta y nueve, sesenta y siete mujeres, doce niños, una bomba lacrimógena.
El desespero las lanzó contra el piso para cubrir con una manta mojada la carita de los lactantes. Lloraban los gases, también la muerte en que se había convertido la vida. No hubo teta que los calmara. Tampoco grito que las librara de respirar. El aire se había confundido con una bomba ajena a su causa. Caminó el pasillo desde donde encerraban a los hombres y había de ahogar aun más las esperanzas. Desde entonces, Ana no ve bien. Tenía un poco más de un año cuando una nube le picó los ojos. Todavía hoy le duele mirar. Lía, que tenía dos, cuando algo no sale bien contiene la respiración hasta ponerse roja y explotar en llanto para bañar las sábanas. No soporta las grandes concentraciones. La llanura se le parece al fin. Martita tuvo dos hijas. En el momento en que se portan mal le provoca abrazarlas con la almohada. No quiere hacerles daño. Quiere dejar de sufrir.

martes, 23 de junio de 2015

Gastronauta 40: Colombia




“Haz patria, mata un colombiano”.
¿Qué es la patria, sino un muro que saltar?
¿Qué es sin la libertad del camino?
A Pangea -toda la tierra- la separó Tetis y dos lágrimas para siempre vertieron al mar.
Bolívar también amó a Colombia y ese amancebamiento todavía trasnocha a Venezuela.

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Nancy es vecina nuestra hace unos veinti tantos años. Llegó hace unos cuarenta desde El Níspero en la costa colombiana. Vende productos por catálogos y es la señora de limpieza en algunas casas. Su esposo, el señor Humberto es carpintero y han mudado su tapicería a casa.
Nos despierta la sierra y nos acuesta el olor a sellador cuando volvemos a casa de mi madre.
“Ten cuidado, que colombiano que no la hace en la entrada, la hace en la salida”, nos aconsejaron siempre.
El hijo mayor del matrimonio es padrino de mi hermana menor, el más chico ha crecido en el pizarrón de mi madre. Han tenido algunos problemas con el del medio, como los ha tenido mi tía con el suyo, y a veces mi madre (conmigo). Pero, “colombiano tenía que ser”.
Un metro de ancho mide el pasillo que separa las ventanas de su casa y la mía y aun así hace mucho que no recuerdo la cara de Nancy.

¿Qué es la patria sino el olvido?

jueves, 18 de junio de 2015

Mujerícola 5: Obrera de la paja



Un escalofrío podría definirse como el embiste de dos temperaturas en la llanura de la piel.
Para cualquiera es una sensación inesperada. Sino, no es un escalofrío. Pero para una madre, no termina de serlo.
El primero de hoy me halla en los fogones. Es el toque secreto de mi pastel de calabacín.
Sacudo la pierna derecha y resbala.
El malogrado rayo del Catatumbo hace cumbre en mi Lago... de sudores.
Cuántos litros en catorce horas.
Los escurro en el tendedero, junto a la ropa de color, para no teñir la blanca.
Gotea el piso de la cocina, oxida las faldas de la nevera.
Me hace la alfombra.

La atmósfera la corto como al pastel. La sirvo con una hojita de yerbabuena. Pero ningún adorno la hace comestible. Mis hijas la devuelven indigestas.
No es trabajo. No es noticia.
Antes de licuar un par de metáforas juego un poco con mi hija mayor a la cocinita. La parchita sabe mejor si ella sonríe.
El licuado me hace jugo la cabeza.
El segundo escalofrío es corto. Apenas me dibuja dos o tres poros de la piel de gallina.
Suena el horno y con él explota mi termostato. Hiervo en la fiebre.

Aun debo bañarlas, masajearlas, darle las gotitas, peinarlas, inspeccionar las uñas, las orejas, sacarle los moquitos, vestirlas, darles de comer, sacar los gases, contarles un cuento, dormirlas, y no, para poder escribir, corregir, publicar, difundir, recorregir. A la más pequeña la acostumbré a los brazos. Me duelen las bisagras que sostienen esta hamaca a mi pared. Y entre respiro y suspiro, pajita sobre pajita para redondear el nido: Obrera de la paja.

martes, 16 de junio de 2015

Gastronauta 39: ConSuelo



El catorce de febrero de 1998 me desarrollé. Tenía doce años. Mi madre llamó a todas y todos. Estaba orgullosa. Su única niña, hasta entonces, se había convertido en mujer. Le hacían bromas, porque había ocurrido un día de los enamorados.

Yo, había vuelto de la plaza, de donde había quedado en verme con Roberto, un muchacho de diecisiete que me aguardaba con una florcita. Nos gustábamos.
Era muy delgada y para rellenar el jean que llevaba puesto me había calzado un par de chores antes que el pantalón, para engrosarme.
Cuando vi a lo lejos a Robert (como le decíamos), sentí un pequeño bajón en el vientre. “Es normal”, pensé. “Estoy nerviosa”. Vecino a la plaza, quedaba el consultorio ginecológico en el que la mamá de las morochas, mis amigas de entonces, trabajaba como asistente del doctor Balza.
Antes de que mi enamorado me viera, se me ocurrió pasar por el baño, para evacuar la presión bajo el ombligo. Había sangrado. Primero me asusté. Después me preocupé. Se me hacía tarde para la flor. Estaba manchada.
La madre de Karelis y Karen me “socorrió” con una toallita, pero no había tela que tapara aquello. Yo, salí y cuando Roberto me vio bañada en sangre, retrocedió dos pasos, miró a su alrededor.
Ya ni me saludó nunca más.

jueves, 11 de junio de 2015

Mujerícola 4: Eme



Marta tiene cuarenta y cuatro años. Hace unos años llegó de Bolívar. Era prostituta. Empezó cuando ganaba unos reales por cada cama. Se vino con dos dedos menos. Cada uno por una pepita de oro robada a un par de mineros. La llaman La Mocha. Mamá nos exigía que la llamáramos Marta.

Eme de Mujer.
Eme de Marta.
Eme de Mocha.
Eme de Minería.

Eme de Margarita
Al año de haber llegado a Guasipati, tierra de nadie ubicada al sur de Venezuela, quedó embarazada. Después de parir, se mandó a ligar. Sólo tuvo a Margarita, su compañera para toda la vida. Iba y venía de El Callao, donde escarban el oro que crece como los parásitos.
A Marta le “hojillaron” cuando se opuso a ser violada sobre una montaña de barro. La golpearon tanto como a la roca, hasta que brotara de ella alguna gema. La usó como amuleto aquel amante, hoy masticado por la mina. Los ingleses la estrangularon mientras le obligaban a beberse su orina.
Legales o ilegales, daba igual, Marta estaba siendo desentrañada, agujereada, exprimida por un pasajero del oro, lo mismo que la tierra.

Entrevista a Ana Tijoux: “No es posible para mí la separación del arte y la política”



Ana es un álamo de la fila de Allende. Abre los caminos, para que pase el hombre y la mujer, nuevos, libres. Nadie creería que algo bueno pudiera quedar después de que desaparecieran al topo, al compañero presidente, pero “si se organiza la rabia, pa' que no quede no más que en rabia”, la cosa puede cambiar. Tiene que cambiar.
“Cuando comprendamos que tu dolor y el mío son el mismo y hermanemos voluntades”, entonces “vamos a reunir la fuerza”... Cuatro años después de que un fusil cegara la larga cordillera del sur, nacería Ana María Merino Tijoux, en el exilio de sus padres en Lille, Francia. Y no sería sino seis años después que conocería el país del que provienen sus ojos rasgados y la tarde de su piel.

Mujer
Yo quise entrevistar a Anita Tijoux, una tarde antes de su cumpleaños número treinta y ocho. Terminamos conversando y completando una la frase de la otra. Porque es sencilla. Y sobre todo porque en ella tantas, todas: tiene dos hijos y como toda madre estira el tiempo para poder atender a las “guagua”, y trabajar. Cuando tiene que visitar otros países “y la gira es complicada”, los deja en casa bajo resguardo.
Ser mujer para Ana “es una posición ante el mundo en la cual una está en constante reflexión y cuestionamiento”.
En la paradoja en la que vivimos tenemos el deber de confrontar los roles que la historia nos ha impuesto, incluso desde el mismo lenguaje, el rol de la creadora, la madre.
Reconoce que fue muy ignorante del feminismo, asumiéndolo como “lo contrario al machismo, una corriente adversa al hombre”, hasta que una experiencia determinó sus lecturas, sus conversaciones, el círculo de sus amistades: la violencia en contra de las que asumió eran de opinión y acciones fuertes. “Es irónico, porque esa fortaleza se viene abajo, porque y me atrevo a decir que el 99% de las mujeres sufrimos violencia de pareja. Es algo muy común. Incluso en estas mujeres empoderadas. Y esto es un tema muy normalizado y todas lo hemos vivido de una u otra forma: violencia física, verbal,económica, psicológica, silenciada sólo por ser mujeres. A partir de entonces me hice cuestionamientos. Además soy mamá de una niña”. Allí lo vio todo diferente.
Porque cuando se ama a alguien y a ese alguien lo pariste el (posible) dolor se multiplica. Y quieres borrarlo, y no parirlo, al dolor.
Ser mujer es “afrontarse de forma permanente”, construirse y derrumbarse cuantas veces sea necesario para nacer y renacer mujer.
“Va a tomar mucho tiempo recolonizar y reempoderarnos de nuestros cuerpos”, pero es justo y necesario.

No voy a ser la que obedece porque mi cuerpo me pertenece
yo decido mi tiempo como quiero y donde quiero (...)
No sumisa ni obediente
mujer fuerte insurgente
independiente y valiente
romper las cadenas de lo indiferente
no pasiva ni oprimida
mujer linda que das vida
emancipada en autonomía
antipatriarca y alegría
A liberar...

Después de andar un rato y de escribir, sin tener las respuestas, procurando encontrarse y abriendo los oídos, puede definirse “de izquierdas y feminista”.
En la grabación de Antipatriarca, el último de sus videos, participan mujeres de diversas partes del mundo. También hombres, porque “se trata de eso, de volver a dialogar entre nosotras, y con ellos”. Sin tanto periquitos, con sonrisas, cantos, caras honestas, “volver a lo simple”.

Yo no camino detrás de ti, yo camino de la par aquí...

“Es extremadamente necesaria la campaña de Ni una menos”, y aprovecha para decir que “hacen falta más” concentraciones en contra de los femicidios, porque “no debemos aceptar que se naturalicen” los crímenes de odio contra nadie.

Tu no me vas a humillar, tu no me vas a gritar
Tu no me vas someter tu no me vas a golpear
Tu no me vas denigrar, tu no me vas obligar
Tu no me vas a silenciar tu no me vas a callar.

“Ser madre es una pelea contra todos”, suspira.
Desde los juguetes y la definición de lo qué es y debería ser la educación, “qué herramientas darles para que se emancipen, la comida, su cuerpo, hasta la lactancia”, para Ana Tijoux ser madres es “una pelea contra el mundo”, una batalla cotidiana. Como cualquier madre trabajadora hace “malabares”.
Hay muchas mujeres que marcan sus pasos, pero espera no definirse por nadie, espera “tomar un camino propio”.

Arte política o la política del arte
Ella habla desde el hip hop, “porque es lindo, es hermoso” y le “es natural, no forzado”. En este género hay de todo, pero un sector se preocupa “por escarbar entre las comas, las palabras”, definiendo la voz del pueblo, honrando los orígenes del también llamado rap en el que las minorías neoyorquinas (negros y latinos) expresaron su sometimiento desde el propio vientre de la beast, hasta convertirlo en poesía.
No es posible para mí la separación del arte y la política”, redondea Tijoux. Y no es que en Hip hop no habite la diversidad. Da para esto y aquello |Se derrama un blinblin|. Dice que le “gustaría escuchar un reggaetón feminista”, pero ¿no son per sé antagónicos?

¿Adidas no me usa, yo estoy usando Adidas?
“Vivimos la constante paradoja. Adidas me auspició en 2007, en un momento económico muy malo de mi vida. Y pagué mi arriendo por un año. Después no lo necesité, y nos mandamos a la mierda, básicamente”.
Hay límites con las paradojas. “Y es cuando te tocan la obra, la encausan”, explica.
“Todos estamos en el vientre de la bestia. Bien por los puristas, mis respetos, Y creo que hay que depurar. Pero grupos como Calle 13 son necesarios. Atraen a cierta gente”, porque a través de la masificación de una figura y su moda, “podemos expresar algunas ideas”.
Agrega que “tenemos dos vías: te empoderas de los medios de comunicación, o terminas muy underground; también puedes hacerte de los espacios públicos”.
Prefiere que su música se colectivice. “Yo descargo música y estoy muy a favor de que la gente lo haga con la mía”.

Cree que Venezuela es la cuna de la aplicación de la Teoría del shock. “Acá, la manipulación mediática es extremadamente grotesca, y es bastante evidente para una gente que mínimamente se cuestione”.
El mundo la desanima. Le teme al fascismo, a la legitimación de la violencia estatal y a que la sociedad permanezca dormida, normalizando la violencia. “Algo habrá hecho”, “se lo buscó”, “¿Para qué protesta?”, u otras formas “populares” de autorizar la descarga contra la disidencia.
Chile, de nuevo. Tijoux da fuerza en sus canciones y con posiciones firmes a favor de la lucha de estudiantes y profesores contra la privatización de la educación en su país. “Chile es un país con muchas cicatrices (...) y la música le da sentido a algo que no lo tiene mucho”.
Pero eso ocurre allí y acá. “Chile que es un copy-paste de lo que ocurre en Grecia, en EE.UU.”, el terror globalizado. “Es desproporcionada la represión”, pero lo es en cualquier Estado policial, de los tantos que abundan en el mundo. “El sistema represivo se repite contra el palestino, contra los migras mexicanos, la misma muralla, el mismo gas lacrimógeno, los mismos golpes, la misma cárcel, una máquina de represión mundial”.
Entonces debemos organizar la resistencia y la respuesta, también mundial.

NO países solo corporaciones
quien tiene más, más acciones
trozos gordos, poderosos decisiones por muy poco.

Constitución pinochetista
derecho opus dei, libro fascista.
Golpista disfrazado de un indulto elitista
cae la gota, cae la bolsa, la toma se toma la maquina rota.
la calle no calle, la calle se raya
la calle no calla, de bate que esta.

Insiste en que “la gente que usurpa la dignidad es miserable”.

¿Cómo sería este mundo sin capital?
Donde la humanidad fuera fundamental,
donde todos fuéramos iguales, universal,
sin patrones, ni amos, ni el nuevo orden mundial.
¿Cómo sería este mundo sin capital?
Donde la vida fuera lo más elemental,
sin patrones, ni amos, ni tu nuevo orden mundial
y sin tu fuerza policial...

¿Cómo sería? “Un mundo colectivizado, libre, solidario, con herramientas para caminar, uno donde la vejez y la niñez sean dignas, un mundo donde crear no sea una locura”, eso sería para Anita.
Su idea de Venezuela es la de “un país en resistencia, uno digno”. Por eso vino, para acercar los puentes musicales, culturales, políticos, porque insiste, “éste es un país que no tuvo miedo de decir las cosas”. Y al decir ello, Florentino clarea: “Chávez representa la imagen del 'sinmiedo, de pie'”.
Hugo, otro de los álamo de Allende.

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Ana Tijoux se encuentra en Venezuela junto al dúo del Sur del Bronx Rebel Díaz, en una pequeña gira por los estados Aragua, Zulia y Distrito Capital desde el jueves 11 hasta el sábado 13 de junio. Compartirán escenario con los nacionales Nou Vin Lakay, y Mcklopedia. La única presentación paga se realizará en la Sala Ríos Reyna del Teatro Teresa Carreño, con un valor de Bs. 200 la entrada. Los boletos se expenden en las taquillas del Complejo cultural.

martes, 9 de junio de 2015

Gastronauta 38: Acetaminofén


La atmósfera del cuarto era densa, la arena de nuestros huesos se evaporaba en la más surreal de las pesadillas. Mojamos nuestras sábanas de sudores extranjeros. No éramos los únicos; mi vecino, el vecino de mi vecino y así… Éste vapor se extendió como si se batiera contra la pared una alfombra, y con cada golpe cayeran las fronteras. Yo, amamantaba a Pola, y acunaba a Manuela en el vientre. Ernesto, mi compañero trataba de estar a nuestro lado. Los cuatro éramos el fuego que hervía cada gota. En nuestras narices explotaban globos transparentes. Apretábamos los ojos. Yo, podía dibujar mandalas fluorescentes que, cuando trataba de sujetar, se deshacían en el dolor: Chikungunya.

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Cuando mi familia sucumbió a la chikungunya, una de las verdes salió al rescate: La matita de atamel. En mi casa la llaman así, como la marca comercial del ibuprofeno. En otras le dicen acetaminofén, en el cono sur (de donde parece proceder) Boldo.

jueves, 4 de junio de 2015

Mujerícola 3: Ni uno más



1. Violácea.
Casi una semana lleva Marialex sin salir del cuarto. Tampoco responde las llamadas. No quiere hablar con nadie. No quiere ver, mucho menos que la vean. “Debe ser que tiene la regla”, comenta alguno.
“Eso le pasa por llevar minifalda cuando no conviene”, adelanta otra.
Le pasó a su madre, a la madre de su madre y a ella.
Antes no hubo ley que la protegiera. Hoy, la hay... pero como si no.
Ella remonta un miedo ancestral, en lo que parece una balsa contra un tsunami. Un mapa de minas sin explotar. Pero Marialex -además- tiene que agradecer. Está viva.
No quiere estarlo.

Y tú apareces en mi ventana,
suave y pequeña, con alas blancas.
Yo ni respiro para que duermas
y no te vayas.

No tengo qué explicar que le pasó. Aun sin decirlo, todos lo saben.
Asumieron la libertad del viento en su vestido como la invitación al destrozo de un huracán.

martes, 2 de junio de 2015

Gastronauta 37: Tres golpes



Amanece y mi primer café me da para pensar en los tres platos de hoy, aunque no tengo hambre y me cuesta concentrarme en beberlo.
Tengo indigestión del lilamorillismo político en Venezuela. Una especie de mezcla de la masa farandulera y la política que ahora (y siempre) pretende resolver con cuentos de novela (mala y mayamera) lo que con el raciocinio no puede.
Es la cultura del espectáculo heredera del jolibud que mató a Marilyn Monroe por tener un jujú con Kennedy, la que hizo a Reagan presidente, a Schwarzenegger goberneitor, aquella que sacó provecho del sexo oral de Lewinsky a Clinton, la misma que presta sus rostros para campañas de reclutamiento en los ejércitos del tío Sam, o a través de sus películas nos dice a quiénes juzgar (a los musulmanes por ejemplo), y de quienes debemos sentir lástima y culpa eternas (de los judíos por ejemplo).
Ya lo dijo Miranda: bochinche, puro bochinche... Aquí es que todo lo resolvemos con el chalequeo, y la burla, sino es que fuéramos los más reconocidos kamikases.

lunes, 1 de junio de 2015

Entrevista / Fermín Muguruza: “Venir a Venezuela es un acto de desobediencia civil”


En la repartición de corotos después de romper con mi ex, yo salí ganando. Me quedé con Kortatu. Un trébol del rock radical vasco, con mi misma edad, hoy treinta años. Y aunque sus integrantes son más que esta agrupación, fue a través de ellos que (re)conocí la lucha por la autonomía del País Vasco.
Cuando conversé con Fermín Muguruza, una anécdota confirmó mi “automática” simpatía. En México, un periodista le preguntó por qué ellos (los vascos) no querían ser españoles. Él apretó el gatillo: “Tú, qué me estás contando, si hace doscientos años ustedes tampoco quisieron serlo. Si alguien debiera sentir empatía por la independencia nuestra, es el latinoamericano”.
Y así es.

Red
En sus hombros, la formación política y artística de un cardumen de inconformes desde el Río Bravo, hasta la Patagonia, aun sin haberse presentado en América.
Después de Kortatu y con Negu Gorriak, Muguruza funda el sello disquero Esan Ozenki (Dilo alto) con el que lograron exponer parte del talento vasco. Luego nace Gora Herriak (Vivan los pueblos), subsello con el que cruzan el charco, y llegan a México en 1992, y a Argentina en 1994 con Todos tus muertos. En Venezuela su contacto fue aquel Desorden Público que tanto dista del actual.
Pero a la cuna de Bolívar, a Kortatu lo trajo primero Paco, integrante de Diskordia y Motín Urbano en los '80. Aquella generación a la que sólo un bobo se atrevió de adjetivar como “boba”.