martes, 5 de marzo de 2013

Chávez inmortal

Hoy quiero marcar mi blog.
Quiero hacer un quiebre.
Hoy se hace inmortal Chávez y con él su pueblo, el pueblo que somos.
Hoy rasgo la pantalla, en una mezcla de dolor combativo, dirigido por el Comandante de la alegría. Excusen la dualidad.
Capaz no le estoy hablando a interlocutor alguno. Capaz uso el teclado como la voz que me falta para gimotear el dolor.
El corazón del pueblo fue herido en menos de tres días con dos puñaladas del destino: el asesinato de Sabino y la muerte de Chávez.
Yo les pido a este par de imprescindibles que se encuentren y guíen nuestras flechas.
Decía Martí que cuando muere un justo, "llorarlo sería poco", y entonces seguir su ejemplo se hace imperativo.
Después de lloverlo, pensaba si la noticia del asesinato del cacique yukpa se lo habría terminado de llevar al panteón de los grandes.  
A través de mí se pasearon todas las emociones. Estaba sentada frente al televisor contemplando la nada, abrazada a la cintura de Ernesto, completamente rota. 
Entonces, acaricié a mi hija -y este rompecabezas con dos piezas extraviadas que soy- se recompuso, porque en ella Chávez es inmortal.


 


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