¿Cómo
fue que el sistema nos convenció de que las máquinas resuelven la
comunicación? ¿Cuándo dejamos de dialogar con los otros y las otras y
nos volteamos a los transistores, las pantallas y los cables?
Aquí va un rápido vuelapluma con 10 herramientas tácticas para romper el cerco informativo sin máquinas, utilizables en éste primer cuarto del siglo XXI y altamente eficientes aunque no se crea a las primeras de cambio.
1.- Tocar de puerta en puerta: El muy olvidado de puerta en puerta, nos repartimos en equipos de 2 o 3 personas, si somos 20 podremos hacer hasta 10 equipos, cada equipo visitará 10 casas, en 10 minutos expondrá un tema de lucha. En algo más de hora y media un equipo de 20 personas habrá conversado con al menos 100 personas exponiéndoles sintéticamente un tema. Si esto se hace periódicamente, digamos una vez a la semana, en pocas semanas se logrará conscientizar sobre un tema.
2.- Teatro invisible: 2 o más personas se suben al transporte público, o se van a un lugar céntrico de reunión, como la cola de las tortillas, el molino o la lechería. Cada persona tiene puntos de vista contrapuestos sobre un tema, empiezan a discutir, en el camino de la discusión las personas se suman a una u otra postura, cuando ya tienen a la gente discutiendo se van, dejando a la gente en medio de la discusión y empiezan otra discusión en otra parte. En poco tiempo se logrará que grupos grandes de la población vayan discutiendo temas urgentes. Nótese que la gente de lucha a diferencia de las campañas publicitarias no le dice a la gente que pensar, sino que la llama a la reflexión y la discusión, viendo el mundo como algo en construcción, no como algo inevitable ya consumado del todo.
3.- Leer en el transporte y la plaza. Toma una o uno el periódico, los boletines de prensa o incluso alguna novela que tenga que ver con el tema que queremos difundir, se pone a leer en voz alta. Al poco tiempo la gente se irá acercando, si leemos periódicamente, digamos una vez a la semana, se correrá la voz y tendremos un público cautivo, así podremos ir informando de tal o cual tema.
4.- Pintar murales, incluso simplemente con logos. Se consigue pintura, brochas y pinceles, se busca un muro en un lugar visible de la colonia, el barrio, el pueblo o la comunidad, se corre la voz en la semana de que se va a hacer una actividad de pintura y que todos y todas están invitados. Se propone un tema, puede ser que se use la técnica de pintar obedeciendo y que entonces se le pregunte a la gente cómo representar un tema, así además de difundir una imagen concreta se generará discusión, se pinta, el mural es una propaganda autogestionaria, colorida, que quedará visible y vistosa por semanas y meses.
5.- Cartas informativas escritas a mano, correo popular. Si las campañas publicitarias nos abordan como masa podemos hacer lo contrario, un equipo de 10 se reparte y cada quien escribe 10 cartas a 10 personas o familias distintas exponiéndole un tema, se escriben a mano, con dibujos y tal. 10 personas pueden informar de esta manera a 100 familias o personas, con un punto de vista de comunicación personalísima, lo que llamará a la reflexión como pocas técnicas pueden hacerlo.
6.- Cuentacuentos que cuenten procesos de lucha: Luego de escribir unos cuentos atractivos donde se cuenten las implicaciones de tal medida impopular, un equipo de cuentacuentos se los aprende de memoria, y aprende a contarlos de manera interesante, usando una escenografía mínima. Presentan los cuentos en plazas, escuelas, centros de trabajo, fiestas comunitarias. Con ésta técnica se pueden difundir temas de una forma altamente lúdica y con muy pocos recursos.
7.- Teatro popular.- Se monta una obra de teatro con al menos 5 actores del barrio, la colonia o la comunidad, la obra puede itinerar en las comunidades vecinas y difundir un tema, tal vez combinada con otras técnicas. Las obras de teatro tambien tocan el lado lúdico de la gente, son memorables y entrañables. Los niños y niñas recuerdan partes íntegras de las obras de teatro y las usan en sus juegos. Al participar gente de la comunidad quedan en la memoria colectiva. Generan reflexión que se convierte en acción cuando llega el momento.
8.- Canciones pegajosas.- Los corridos son tradicionales y fáciles de escribir y cantar. También se puede agarrar cualquier canción de moda y cambiarle la letra con los temas de lucha, alguna canción para bailar con tonada muy pegajosa. Se reparte en papelitos para que todo mundo se la aprenda. Si alguien tiene una guitarra u otros instrumentos musicales se puede acompañar con música, aunque a veces dos trozos de madera o un bote bastan para empezar a ponerle percusiones. ¿Quién no se va a acordar de una canción producida localmente?
9.- Fiesta comunitaria con un tema de lucha. Se convoca a una fiesta donde se hablará de la resistencia actual, contra los megaproyectos, o contra leyes impopulares, o por la construcción de autogestión y autonomía. Se adorna el espacio de la fiesta con motivos alusivos al tema que vamos a abordar, quien conduce el programa entre baile y baile, canción y canción recuerda el tema que convoca. Se pueden hacer trivias sobre el tema que nos convoca, de la misma manera puede haber loterías y otros juegos que hablen del tema que nos convoca a la fiesta.
10.- Caminata al monte y memoria histórica. Entre muchos pueblos originarios había los guardianes y guardianas de la palabra, que un día al año convocaban a toda la comunidad para subir al monte o reunirse en otro lugar comunitario y contar la historia de la comunidad y su origen mítico. Podemos hacer así, hacer una caminata, un paseo, y llegar a un lugar propicio donde contemos la historia de la resistencia en torno a un determinado tema, invitar a gente de otras comunidades que han enfrentado temas similares y que lo cuenten, y luego regresar otra vez caminando al punto de origen.
Otras herramientas tácticas para romper el cerco informativo donde el uso de las máquinas es mínimo o nulo son: el periódico mural, el volante, el cartel, las pintas, el esténcil, las mantas, pegotes, las asambleas informativas, las mesas informativas, las caravanas, las ceremonias conmemorativas, las paradas y las batucadas.
Ora, cómo usar éstas herramientas en una estrategia de comunicación es tema de otro artículo, pero ¿qué gobierno, transnacional o televisora se atreverá a tender un cerco informativo ahí donde la gente no confía en los medios masivos sino en su altamente verificable, de a pié y local comunicación sin máquinas?
Como recuento de éstos 12 años de movimiento de medios libres, cada que se habla con un colectivo, comunidad u organización sobre nuevos proyectos de comunicación comunitaria y medios libres, ineludiblemente el colectivo, comunidad u organización empiezan hablando de todas las máquinas que se necesitan y de cómo hacer para conseguirlas. Casi nunca empiezan planteando las necesidades de comunicación de la comunidad concreta y la forma de ir resolviéndolas con recursos locales, sin las máquinas de la industria del primer mundo. Hay excepciones.
Por otra parte tenemos varias generaciones de activistas y militantes que toman el micrófono para sacar su angustia, pero que no se comunican, monologan ante la multitud pasando frente al equipo de sonido o el megáfono. Incluso regañan y tratan de infundir temor sobre lo que ha pasado a falta de organización, ¿quién se va a querer acercar a una lucha que sólo es sangre y miedo? Tal parece que la comunicación de a pié no es lo de los movimientos de las generaciones más recientes, salvo excepciones.
A nivel de calle, el cerco informativo más eficiente se puede mirar cuando las personas tienen miedo unas de otras. Cuando incluso los barrios más populares se llenan de alambres de púas en los muros, de rejas en las ventanas, de miradas afiladas en las banquetas.
Poco pueden hacer las máquinas ante los alambres de púas, las rejas en las ventanas y las miradas afiladas, mucho a cambio puede hacer la comunicación sin máquinas.
Hace unos 11 años, en una reunión de radios libres y medios libres en la Ciudad de México, cuando estaba naciendo el actual movimiento de medios libres había representadas unas pocas radios al aire y una diversidad de radio bocinas. Las radios al aire emitían por FM, las radiobocinas emitían por bocinas en tal plaza o en tal escuela. Un conspicuo constructor de radios FM pidió que salieran de la reunión todos los colectivos que no transmitían al aire, y que sólo quedaran las radios “de a deveras”, entonces un jovencísimo radialista de un CCH comentó sonriendo: “este es nuevo, ¿verdad?”. Seguramente el jovencísimo radialista y el colectivo al que pertenecía habían logrado más contra el cerco informativo con su actitud de sumar, de comunicarse, de salir y hacer programas en la explanada de su escuela y poner música de lucha y complacencias de música de moda para las y los estudiantes que escuchaban con atención, que el constructor de máquinas que no comunican por sí mismas, lo que si hacen las personas, mientras él más bien comunicaba una actitud grosera, vanguardista, sectaria y aislacionista, todo lo contrario de lo que se puede esperar de alguien que impulsa medios libres de comunicación.
Más años para acá, una o uno puede visitar radios comunitarias, donde una o más comunidades hicieron el esfuerzo de juntar lo necesario para montar una estación de radio bien equipada, pensaron que la radio les iba a servir para impulsar tal o cual eje de acción de la organización. Años después de montada ésta o aquella estación de radio comunitaria nos encontramos con que no transmite los ejes que le interesaban a la comunidad o a la organización, quedando reducida a una rockola, donde ni siquiera se presentan los temas que salen al aire, sino que está como una playlist o lista interminable de música sin tón ni son. Es ahí donde hubo más preocupación por las máquinas, que por tejer la comunicación comunitaria, la comunicación de carne y hueso, de aliento y suspiro, de risa y diálogo. Ahí donde jóvenes valiosos que antes dialogaban, contaban sus sueños y su mirada sobre el presente y sobre el futuro, hoy sólo miran sin descanso la pantalla de la computadora. Hay excepciones.
Ejercer el acto de libertad más básico de mirar al otro, a la otra, hablarle, sonreírle, rompiendo el miedo y empezando el diálogo y la comunicación es donde se inician los procesos de liberación colectiva.
En éstos 12 años, como movimiento de medios libres logramos un alto nivel de eficiencia para romper los cercos informativos, logramos ubicar los fallos en el sistema y usarlos contra él, a cambio nos empantanamos en el tema de la comunicación sin máquinas, sin el cual no es posible romper los cercos informativos ó a lo mucho es posible romperlos quedándose aislados. Tenemos un grave problema que no se resuelve con máquinas.
Hemos construido un culto a los activistas con máquinas que rompen los cercos informativos, Neuromancers les llamamos, pero jamás se podría romper el cerco informativo sin un fuerte componente de comunicación de base, callejera y comunitaria y sin agrietar la información por los hoyos en el sistema.
Otros comunicadores y comunicadoras, invisibles, han hecho el trabajo de comunicación de base, sin el cual los medios libres con máquinas no habrían podido quebrar una y otra vez los cercos informativos. Son las comisiones de prensa y propaganda, las vocerías, las comisiones de periódico mural, las comisiones de difusión de esas organizaciones populares, de aquellas organizaciones campesinas, de los sindicatos independientes, de las comunidades de allá, de las colonias de más acá, de los colectivos de todos colores de la izquierda independiente, que “bajan” la información producida por los medios libres a comunicación de carne y hueso, sin máquinas. Sin esos y esas invisibles los cercos informativos no podrían haberse quebrado éstos 12 años y las décadas previas al actual movimiento de medios libres.
En los 90s hacíamos bromas diciendo más o menos “Te presento a ésta computadora, que es una parte del cuerpo del compañero, ella no puede vivir sin él”. En la primera década del siglo XXI la broma decía ya más o menos: “Este compañero es una parte de ésta computadora, él no puede funcionar sin ella”.
Nos hemos ido olvidando de lo humano de la comunicación, pero la comunicación sin máquinas es posible. Soñemos, comuniquémonos, mientras le ponemos manos a la obra al mundo nuevo, a cultivar sus semillas, raíces, tallos y ramas.
Aquí va un rápido vuelapluma con 10 herramientas tácticas para romper el cerco informativo sin máquinas, utilizables en éste primer cuarto del siglo XXI y altamente eficientes aunque no se crea a las primeras de cambio.
1.- Tocar de puerta en puerta: El muy olvidado de puerta en puerta, nos repartimos en equipos de 2 o 3 personas, si somos 20 podremos hacer hasta 10 equipos, cada equipo visitará 10 casas, en 10 minutos expondrá un tema de lucha. En algo más de hora y media un equipo de 20 personas habrá conversado con al menos 100 personas exponiéndoles sintéticamente un tema. Si esto se hace periódicamente, digamos una vez a la semana, en pocas semanas se logrará conscientizar sobre un tema.
2.- Teatro invisible: 2 o más personas se suben al transporte público, o se van a un lugar céntrico de reunión, como la cola de las tortillas, el molino o la lechería. Cada persona tiene puntos de vista contrapuestos sobre un tema, empiezan a discutir, en el camino de la discusión las personas se suman a una u otra postura, cuando ya tienen a la gente discutiendo se van, dejando a la gente en medio de la discusión y empiezan otra discusión en otra parte. En poco tiempo se logrará que grupos grandes de la población vayan discutiendo temas urgentes. Nótese que la gente de lucha a diferencia de las campañas publicitarias no le dice a la gente que pensar, sino que la llama a la reflexión y la discusión, viendo el mundo como algo en construcción, no como algo inevitable ya consumado del todo.
3.- Leer en el transporte y la plaza. Toma una o uno el periódico, los boletines de prensa o incluso alguna novela que tenga que ver con el tema que queremos difundir, se pone a leer en voz alta. Al poco tiempo la gente se irá acercando, si leemos periódicamente, digamos una vez a la semana, se correrá la voz y tendremos un público cautivo, así podremos ir informando de tal o cual tema.
4.- Pintar murales, incluso simplemente con logos. Se consigue pintura, brochas y pinceles, se busca un muro en un lugar visible de la colonia, el barrio, el pueblo o la comunidad, se corre la voz en la semana de que se va a hacer una actividad de pintura y que todos y todas están invitados. Se propone un tema, puede ser que se use la técnica de pintar obedeciendo y que entonces se le pregunte a la gente cómo representar un tema, así además de difundir una imagen concreta se generará discusión, se pinta, el mural es una propaganda autogestionaria, colorida, que quedará visible y vistosa por semanas y meses.
5.- Cartas informativas escritas a mano, correo popular. Si las campañas publicitarias nos abordan como masa podemos hacer lo contrario, un equipo de 10 se reparte y cada quien escribe 10 cartas a 10 personas o familias distintas exponiéndole un tema, se escriben a mano, con dibujos y tal. 10 personas pueden informar de esta manera a 100 familias o personas, con un punto de vista de comunicación personalísima, lo que llamará a la reflexión como pocas técnicas pueden hacerlo.
6.- Cuentacuentos que cuenten procesos de lucha: Luego de escribir unos cuentos atractivos donde se cuenten las implicaciones de tal medida impopular, un equipo de cuentacuentos se los aprende de memoria, y aprende a contarlos de manera interesante, usando una escenografía mínima. Presentan los cuentos en plazas, escuelas, centros de trabajo, fiestas comunitarias. Con ésta técnica se pueden difundir temas de una forma altamente lúdica y con muy pocos recursos.
7.- Teatro popular.- Se monta una obra de teatro con al menos 5 actores del barrio, la colonia o la comunidad, la obra puede itinerar en las comunidades vecinas y difundir un tema, tal vez combinada con otras técnicas. Las obras de teatro tambien tocan el lado lúdico de la gente, son memorables y entrañables. Los niños y niñas recuerdan partes íntegras de las obras de teatro y las usan en sus juegos. Al participar gente de la comunidad quedan en la memoria colectiva. Generan reflexión que se convierte en acción cuando llega el momento.
8.- Canciones pegajosas.- Los corridos son tradicionales y fáciles de escribir y cantar. También se puede agarrar cualquier canción de moda y cambiarle la letra con los temas de lucha, alguna canción para bailar con tonada muy pegajosa. Se reparte en papelitos para que todo mundo se la aprenda. Si alguien tiene una guitarra u otros instrumentos musicales se puede acompañar con música, aunque a veces dos trozos de madera o un bote bastan para empezar a ponerle percusiones. ¿Quién no se va a acordar de una canción producida localmente?
9.- Fiesta comunitaria con un tema de lucha. Se convoca a una fiesta donde se hablará de la resistencia actual, contra los megaproyectos, o contra leyes impopulares, o por la construcción de autogestión y autonomía. Se adorna el espacio de la fiesta con motivos alusivos al tema que vamos a abordar, quien conduce el programa entre baile y baile, canción y canción recuerda el tema que convoca. Se pueden hacer trivias sobre el tema que nos convoca, de la misma manera puede haber loterías y otros juegos que hablen del tema que nos convoca a la fiesta.
10.- Caminata al monte y memoria histórica. Entre muchos pueblos originarios había los guardianes y guardianas de la palabra, que un día al año convocaban a toda la comunidad para subir al monte o reunirse en otro lugar comunitario y contar la historia de la comunidad y su origen mítico. Podemos hacer así, hacer una caminata, un paseo, y llegar a un lugar propicio donde contemos la historia de la resistencia en torno a un determinado tema, invitar a gente de otras comunidades que han enfrentado temas similares y que lo cuenten, y luego regresar otra vez caminando al punto de origen.
Otras herramientas tácticas para romper el cerco informativo donde el uso de las máquinas es mínimo o nulo son: el periódico mural, el volante, el cartel, las pintas, el esténcil, las mantas, pegotes, las asambleas informativas, las mesas informativas, las caravanas, las ceremonias conmemorativas, las paradas y las batucadas.
Ora, cómo usar éstas herramientas en una estrategia de comunicación es tema de otro artículo, pero ¿qué gobierno, transnacional o televisora se atreverá a tender un cerco informativo ahí donde la gente no confía en los medios masivos sino en su altamente verificable, de a pié y local comunicación sin máquinas?
Como recuento de éstos 12 años de movimiento de medios libres, cada que se habla con un colectivo, comunidad u organización sobre nuevos proyectos de comunicación comunitaria y medios libres, ineludiblemente el colectivo, comunidad u organización empiezan hablando de todas las máquinas que se necesitan y de cómo hacer para conseguirlas. Casi nunca empiezan planteando las necesidades de comunicación de la comunidad concreta y la forma de ir resolviéndolas con recursos locales, sin las máquinas de la industria del primer mundo. Hay excepciones.
Por otra parte tenemos varias generaciones de activistas y militantes que toman el micrófono para sacar su angustia, pero que no se comunican, monologan ante la multitud pasando frente al equipo de sonido o el megáfono. Incluso regañan y tratan de infundir temor sobre lo que ha pasado a falta de organización, ¿quién se va a querer acercar a una lucha que sólo es sangre y miedo? Tal parece que la comunicación de a pié no es lo de los movimientos de las generaciones más recientes, salvo excepciones.
A nivel de calle, el cerco informativo más eficiente se puede mirar cuando las personas tienen miedo unas de otras. Cuando incluso los barrios más populares se llenan de alambres de púas en los muros, de rejas en las ventanas, de miradas afiladas en las banquetas.
Poco pueden hacer las máquinas ante los alambres de púas, las rejas en las ventanas y las miradas afiladas, mucho a cambio puede hacer la comunicación sin máquinas.
Hace unos 11 años, en una reunión de radios libres y medios libres en la Ciudad de México, cuando estaba naciendo el actual movimiento de medios libres había representadas unas pocas radios al aire y una diversidad de radio bocinas. Las radios al aire emitían por FM, las radiobocinas emitían por bocinas en tal plaza o en tal escuela. Un conspicuo constructor de radios FM pidió que salieran de la reunión todos los colectivos que no transmitían al aire, y que sólo quedaran las radios “de a deveras”, entonces un jovencísimo radialista de un CCH comentó sonriendo: “este es nuevo, ¿verdad?”. Seguramente el jovencísimo radialista y el colectivo al que pertenecía habían logrado más contra el cerco informativo con su actitud de sumar, de comunicarse, de salir y hacer programas en la explanada de su escuela y poner música de lucha y complacencias de música de moda para las y los estudiantes que escuchaban con atención, que el constructor de máquinas que no comunican por sí mismas, lo que si hacen las personas, mientras él más bien comunicaba una actitud grosera, vanguardista, sectaria y aislacionista, todo lo contrario de lo que se puede esperar de alguien que impulsa medios libres de comunicación.
Más años para acá, una o uno puede visitar radios comunitarias, donde una o más comunidades hicieron el esfuerzo de juntar lo necesario para montar una estación de radio bien equipada, pensaron que la radio les iba a servir para impulsar tal o cual eje de acción de la organización. Años después de montada ésta o aquella estación de radio comunitaria nos encontramos con que no transmite los ejes que le interesaban a la comunidad o a la organización, quedando reducida a una rockola, donde ni siquiera se presentan los temas que salen al aire, sino que está como una playlist o lista interminable de música sin tón ni son. Es ahí donde hubo más preocupación por las máquinas, que por tejer la comunicación comunitaria, la comunicación de carne y hueso, de aliento y suspiro, de risa y diálogo. Ahí donde jóvenes valiosos que antes dialogaban, contaban sus sueños y su mirada sobre el presente y sobre el futuro, hoy sólo miran sin descanso la pantalla de la computadora. Hay excepciones.
Ejercer el acto de libertad más básico de mirar al otro, a la otra, hablarle, sonreírle, rompiendo el miedo y empezando el diálogo y la comunicación es donde se inician los procesos de liberación colectiva.
En éstos 12 años, como movimiento de medios libres logramos un alto nivel de eficiencia para romper los cercos informativos, logramos ubicar los fallos en el sistema y usarlos contra él, a cambio nos empantanamos en el tema de la comunicación sin máquinas, sin el cual no es posible romper los cercos informativos ó a lo mucho es posible romperlos quedándose aislados. Tenemos un grave problema que no se resuelve con máquinas.
Hemos construido un culto a los activistas con máquinas que rompen los cercos informativos, Neuromancers les llamamos, pero jamás se podría romper el cerco informativo sin un fuerte componente de comunicación de base, callejera y comunitaria y sin agrietar la información por los hoyos en el sistema.
Otros comunicadores y comunicadoras, invisibles, han hecho el trabajo de comunicación de base, sin el cual los medios libres con máquinas no habrían podido quebrar una y otra vez los cercos informativos. Son las comisiones de prensa y propaganda, las vocerías, las comisiones de periódico mural, las comisiones de difusión de esas organizaciones populares, de aquellas organizaciones campesinas, de los sindicatos independientes, de las comunidades de allá, de las colonias de más acá, de los colectivos de todos colores de la izquierda independiente, que “bajan” la información producida por los medios libres a comunicación de carne y hueso, sin máquinas. Sin esos y esas invisibles los cercos informativos no podrían haberse quebrado éstos 12 años y las décadas previas al actual movimiento de medios libres.
En los 90s hacíamos bromas diciendo más o menos “Te presento a ésta computadora, que es una parte del cuerpo del compañero, ella no puede vivir sin él”. En la primera década del siglo XXI la broma decía ya más o menos: “Este compañero es una parte de ésta computadora, él no puede funcionar sin ella”.
Nos hemos ido olvidando de lo humano de la comunicación, pero la comunicación sin máquinas es posible. Soñemos, comuniquémonos, mientras le ponemos manos a la obra al mundo nuevo, a cultivar sus semillas, raíces, tallos y ramas.
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