Por
Indira Carpio Olivo
Nuestra
revolución, inminente
nuestra
rebeldía, un tigre de papel
un
fuego que el petróleo enciende
y
que el agua robada no mitiga
Nuestra
revolución, la casa
con
tantas puertas como tantas emociones nos adeudan
en
la que nos cambian el oro por espejitos
una
casa de plata saqueada con la que pudieron tender puentes del Potosí
hasta los bancos de Ginebra
Nuestra
revolución, una revuelta, una batalla, nunca la guerra
a
la vanguardia, el escudo, el ácrata, la cólera libertaria
en
los cafetínes explota la refriega que consume al sesudo analista
los
gobiernos cambian de dueños como de sábanas
unos
y otros son los perros guardianes del papel moneda
y
el encuentro mundial de los ignorantes, de los descamizados se atrasa
no
llega
los
apuñalan los dedos oxidados de algunos burócratas
y
mueren en el camino
en
manos de unos tan pobres como aquellos
que
pagan la factura de un mundo convertido en un charco
Nuestra
revolución no te aplaude
es
la lluvia de los pobres ojos del mundo que te golpean
es
la sombra que te robaste
que
te maldice
es
la mecha de la vida que flamea el obús
los
uniformes de campaña, una capucha
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