Por
Indira Carpio Olivo
Creíste
tenerlo todo
incluso
un cañón bajo la almohada
Subiste
las peñas y cuando te hallaste en la cima
las
arrojaste a quienes te impulsaron
Los
ojeaste
y
los de abajo te parecieron minúsculos
Arriba,
algunos dioses te fecundaron
y
echaste a rodar las crías
Cuando
te hallaste sola
oraste,
pediste tregua
pero
los zamuros te destrozaron
Hierba
no hay que te remiende
La
madera de tu árbol genealógico se cotiza muy mal
Hoy,
braman los restos de tu corazón basura
tu
única posesión, tu propiedad privada
una
que ni los carroñeros quisieron probar
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