Entrevista
/ Profesor Andrés Antillano (1)
/ Parte III Final
Por
Indira Carpio Olivo y Ernesto J. Navarro (*)
**
Las ONG tienden a sustituir al Estado y a controlar a los sectores
populares, llamándose apolíticas
**
Las ONG utilizan los escenarios internacionales para tratar de
perjudicar al país
**
La hegemonía del imperio sobre los pueblos del mundo es cada vez es
más débil
**
¿El derecho a la libre expresión es acaso el derecho de las
corporaciones mediáticas?
**
Las prisiones han muerto como proyecto, solamente quedan como
refugio, como depósitos humanos
**
La construcción de cárceles en todos los países conducen a lo
mismo: más hacinamiento
**
La población en prisión aumenta a medida que crece la desigualdad
social, es una fórmula para criminalizar la pobreza
**
Este es el gobierno que menos personas encarceladas tuvo y pasó a
ser el que más personas envió a prisión
**
En el año 1995 llegamos a tener cerca de 35 mil reclusos, en 2001:
12 mil y actualmente contamos con cerca de los 45 mil privados de
libertad
----
Andrés Antillano/ Foto: VTV |
-¿Cuál
es la función de una ONG?
-Las
formaciones económicas y políticas que se dan en el mundo en los
últimos 30 años hacen que las viejas formas de representación
política (los partidos, los sindicatos) pierdan eficacia, eso es un
patrón repetido en todo el mundo.
Existen
partidos como forma de representación de algunos sectores, los
sindicatos también viven una situación parecida y esto es una sunto
universal. Frente a esta crisis de representación política de la
democracia representativa aparcen dos grandes expresiones.
Por un
lado las expresiones populares con sus propias formas de
organización, como el estallido ocurrido el 27 de febrero de 1989 o
las multitudinarias marchas atraídas por el presidente Chávez o el
Movimiento Sin Tierra de Brasil, que son expresiones distintas, pero
iguales en cuanto a la auto-organización popular.
En
esta crisis de representación ya no se trata de los partidos, ni de
los sindicatos sino de un sujeto plebeyo, insurgente que emerge.
Ahora, del lado de la clase dominante y de las clases medias surge
otra forma de resolver la crisis de la representación que algunos
han llamado la sociedad civil, una categoría que se basa en un
conjunto de premisas: el Estado de bienestar que es el
socialdemócrata ya no tiene el comando de la sociedad, ni el de la
política, no debe intervenir y debe dejarle a los ciudadanos el
mercado y la libre iniciativa y el papel del Estado estará en manos
de las fuerzas invisibles del mercado y en nuevas corporaciones que
aparecen como sustitutivas de los viejos actores políticos, éstas
no son más que las Organizaciones No Gubernamentales -ONG-.
En
todo los países, sobre todo en los del tercer mundo, las ONG tienden
a sustituir simultáneamente al Estado, a las viejas formas de
representación política e intentar controlar a los sectores
populares.
-Las
ONG se dicen apolíticas ¿Cómo se come esto?
-Las
ONG se hacen de un discurso “neutro”, “apolítico”, “anodino”
que muchas veces pasan por registros como el desarrollo social, el
desarrollo comunitario y el de los Derechos Humanos -DDHH- que son
planteados como un discurso universal que no entiende la diferencia
de clases.
El
discurso sobre el desarrollo comunitario de las ONG no distingue
entre la comunidad de La Florida (barrio rico) y la comunidad de
Chapellín (barrio pobre).
Y el
discurso de los DDHH en el que convierten en iguales, ante la ley, al
habitante de La Florida y el de Chapellín que NO son iguales, más
allá de lo que la ley contempla.
Entonces
este discurso sobre los DDHH ha sido de algún modo despectivo para
determinadas formas de dominación o legitimación, es un discurso
profundamente liberal que en su tratamiento internacional muestra las
profundas asimetrías y arbitrariedades porque se les presta atención
a “organizaciones de DDHH venezolanas” que muchas veces han
tenido una clara actuación, no solamente con la derecha política,
sino que incluso han respaldado episodios de violación del marco
jurídico venezolano y de los DDHH como por ejemplo el golpe de
Estado del año 2002.
Muchas
personas que aparecen ahora como adalides de los DDHH refrendaron el
Golpe de Estado de Carmona, donde hubo muertos. Eso habla del
carácter hipócrita de estas organizaciones.
Se les
presta atención a las ONG venezolanas, mientras -por ejemplo- las
organizaciones de DDHH colombianas denuncian a su gobierno, uno que
los masacra y que mantiene el genocidio como forma de gobierno.
Incluso asesina a dirigente de DDHH y esto es encubierto y
desconocido por los organismos multilaterales.
Hay un
tratamiento interesado, sesgado en el mismo discurso de los DDHH que
expresan valores liberales, de origen burgués. En ese marco hay un
tratamiento distinto cuando se trata de organizaciones
autodenominadas de DDHH en Venezuela y organizaciones de DDHH en
otros países del mundo donde hay gobiernos que son afines a los
intereses que gobiernan el mundo.
-¿Las
ONG responden a quienes los financian?
-Lo
que ocurre es que las ONG en todo el mundo se han convertido -sin
declararlo- en actores políticos, han ocupado junto a la empresa
privada, los “think tank”, algunas élites académicas y los
medios de comunicación, relegando a los viejos partidos en la
defensa de los intereses de los sectores económicos, de los sectores
dominantes.
Eso
ocurre en todos lados, incluso entre los académicos. La
intelectualidad de ahora no es como la vieja escuela, que hace muchos
años estaban comprometido con las luchas populares. En el mundo ésta
es una especie en extinción y más bien se ven como los
portaestandartes en la defensa de los intereses de los poderosos.
Pero
al igual que las ONG, lo que ocurre con los intelectuales, con los
medios de comunicación e incluso lo que pasa con los empresarios es
que no reconocen su actuación política (que tienen derecho a
tenerla, pero no la reconocen y la encubren) y pretenden convertir
sus intereses en universales.
En el
campo del derecho a la información, de la libertad de expresión no
conozco ninguna ONG (incluso amigos académicos que militan en esa
área) no la defensa de la política comunicacional del gobierno
bolivariano, sino plantearse que frente al monopolio privado y del
Estado frente a los medios de comunicación, el pueblo no tiene
acceso a estas formas de comunicación, tanto por la vía de la
expresión como por la vía de la contraloría de lo que se dice,
entendiendo que la comunicación es un bien público.
Eso no
se plantea porque estas organizaciones defienden determinados
intereses. No reconocen que están defendiendo los intereses de una
clase y para ello usan el discurso de los DDHH que les sirve para
disfrazar su discurso reaccionario con un discurso universal.
-¿Todas
las críticas de las ONG venezolanas al gobierno bolivariano son
mediadas por su interés de clase?
-Y
creo que hay muchas críticas que hacer a Venezuela, al Estado
venezolano y también muchos reconocimientos que hacer. Pero las
mismas formas en las que actúan algunas ONG terminan por
desacreditar a esas organizaciones. Se utilizan los escenarios
internacionales para tratar de perjudicar al país.
Insisto
que hay graves problemas de violencia que el Estado venezolano no es
el único responsables, pero es uno de responsables en esto. Hay
también un grave problema de impunidad, que es la misma impunidad
que no castiga a los responsables del golpe de Estado en 2002 y que
no castiga el asesinato del hijo de la señora María en el barrio,
lo que hace inoperante a nuestro sistema de justicia. Inoperancia que
tiene que ver con la corruptela, con los intereses de clase, que es
justamente de lo que se acusa a la jueza María Afiuni, quien puso en
libertad a un reo acusado de estafar a miles de ahorristas
venezolanos, lo que sigue siendo una justicia de clases.
Yo no
creo que haya que rechazar a los organismos multilaterales. Hay que
dar la pelea para su transformación porque incluso los resultados
del Examen Periódico Universal -EPU- hablan del control de las
grandes potencias, como Estados Unidos en esas instancias, más allá
de una unión monolítica.
-
¿Pero no rechazar estos organismos internacionales no es legitimar
mecanismos de extorsión?
- No,
porque la hegemonía del imperio sobre los pueblos del mundo es cada
vez es más débil. Hay procesos de emancipación, de liberación, de
conflicto que hacen que muchos países hayan apoyado a Venezuela en
este foro. Yo creo que hay que transformar esos foros.
-
¿Cómo los cubanos?
- Si,
como los cubanos, los bolivianos que a pesar de su enfrentamiento
frontal contra las grandes potencias han sabido hacer el trabajo para
revertir las reglas del juego. Yo creo que es posible y es el momento
histórico para convertir a esos foros en verdaderos espacios
democráticos de los pueblos y las naciones y que no signifiquen el
control unilateral de un sólo país o de un conjunto de países
sobre el resto del mundo.
-
¿Hay que proponer foros como la Alba?
- Si,
pero no hay que abandonar estos espacios multilaterales.
-
¿No abandonarlos a pesar del que usted dice que están erosionados?
- Yo
creo que hay que transformarlo a pesar de que están erosionados hay
que transformarlos. Por eso es que hay que replantear el concepto
liberal de los derechos humanos. Porque finalmente hay que señalar
que los derechos humanos son políticos. Incluso el adjetivo de
humano, no es una especie de naturaleza esencial, es una construcción
política, somos animales políticos.
A
menos que creamos que lo humano es una especie de creación divina,
lo humano es lo que construimos política y colectivamente. Entonces
los derechos humanos son derechos políticos ¿El derecho a la libre
expresión es acaso el derecho de las corporaciones mediáticas? ¿El
derecho a la educación es el derecho que tienen los dueños de
colegios privados?
Incluso
creo que hay que positivizar derechos que son negados, como el
derecho a la ciudad que los excluidos de la ciudad plantean que la
vivienda y le hábitat ya no pueden ser un negocio de unos pocos.
También el derecho al cuerpo, que se niega al prohibir el aborto a
las mujeres o el cambio de sexo a aquellos que lo deseen hacer.
Incluso pensar los derechos como derechos políticos y hacer avanzar
los derechos desde la perspectiva de los excluidos, los pobres, los
marginados y no como un mecanismo de reproducción o dominación de
las élites.
-
El gobierno bolivariano creó un ministerio para ocuparse del tema
carcelario. En su opinión ¿Ayudará este despacho a mejorar la
situación de los privados de libertad?
- Debo
decir que yo no simpatizo con la idea de un ministerio para el tema
penitenciario. Porque ese tema no puede verse aislado del conjunto de
políticas de “seguridad”. El tema de las cárceles no empieza en
las cárceles. El problema no se resuelve creando más cárceles.
Porque en la medida que construyamos más cárceles, esas mismas
prisiones, a la vuelta de unos años, estarán atestadas de gente y
reproducirán las mismas tragedias que ahora observamos.
La
construcción de cárceles en todos los países conducen a lo mismo:
más hacinamiento. Aunque muchas medidas hablan de la buena voluntad
de las autoridades encargadas de la materia su impacto es escaso. El
tema se resuelve con cada vez menos prisiones, enviando cada vez
menos personas a las prisiones.
-
Usted asegura que hay un problema de impunidad. ¿Cómo se explica
entonces que ahora diga enviar menos gente a las prisiones?
-
Justamente porque las cárceles nunca han sido, ni serán, un
mecanismo de rehabilitación. Cada vez más se reconoce que las
cárceles son un gran un depósito humano. Las cárceles en los
términos de justificación, de su legitimidad, de la función que se
le pretende hace mucho tiempo, perdió todo crédito.
Las
prisiones han muerto como proyecto, solamente quedan como refugio,
como depósitos humanos.
-
¿Cómo castigar entonces los delitos?
- Hay
que crear medidas, penas alternativas a las cárceles y hay muchos
esfuerzos en todo el mundo en esa dirección. No se trata de dejar
sin castigo a los delitos.
-
En Venezuela, ¿quiénes entran a las cárceles?
- En
primer lugar los pobres. Jóvenes, entre 18 y 30 años, de sectores
urbanos, con bajo nivel de escolaridad, desempleados o subempleados.
En
segundo lugar por delitos que llaman “vagatelarios”, delitos de
poca relevancia y en tercer lugar infractores detenidos en
“flagrancia”. En conclusión, entran pobres y perdonen la
expresión poco académica, “pendejos” que se dejaron atrapar.
A las
cárceles no están entrando ni siquiera los delitos de mayor
gravedad. No entran homicidas, ni traficantes grandes, solo los
pequeños traficantes. Asegurar que el microtráfico de drogas es una
causa de los homicidios, eso no es verdad, eso no tiene ninguna
relevancia, es una afirmación absolutamente arbitraria.
En la
población de prisiones puede que haya una buena cantidad de
homicidas, pero esos son aquellos que tienen penas largas. La mayoría
entra a prisión por delitos de poca importancia, que podrían tener
otro tipo de medida.
Entonces
yo creo que la primera tarea es aplicar lo que prevé la
constitución: desarrollar medidas alternativas a las cárceles.
Tanto medidas cautelares procesales así como de ejecución penal. No
se trata que yo esté validando eso que se dijo en algún momento, de
que no se va a recibir más gente en prisión, ya que trasladarías
el problema a sitios peores como son los retenes judiciales.
En las
cárceles hay mucha gente que no debería estar allí. Porque pueden
ser procesados en libertad, porque son inocentes en muchas
ocasiones, porque ya se les cumplió la condena, porque tienen
condiciones de acceder a una medida alternativa, incorrectamente
llamada privilegio. Pero incluso, habiendo sido responsable de un
delito, mereciendo una sanción, no debería estar en una prisión
podría pensarse en otra forma de castigo: trabajo comunitario,
multas, trabajo agrícola.
Yo si
creo que el homicida debe estar en prisión, que el gran traficante
de drogas debe estar en prisión. La prisión es una pena
criminógena. Los que han estado en prisión, en un alto porcentaje,
reinciden.
-
En su opinión ¿Cómo se resuelve el problema de las prisiones?
- No
hay que temer desarrollar penas alternativas a la prisión. La
población en prisión aumenta a medida que aumenta la desigualdad
social, eso es una constante. Es una forma que se utiliza para
criminalizar a los pobres.
Desde
los años 80 hasta la llegada del presidente Chávez al poder, la
población penitenciaria aumentó en un 200%. En el año 1995
llegamos a tener cerca de 35 mil reclusos. Con esa población aumenta
la el hacinamiento y la violencia penitenciaria.
En los
dos primeros años de gobierno del presidente Chávez la población
penitenciaria registró a su tasa más baja en 20 más de años:
llegó a 12 mil reclusos. Pero sin embargo, políticas desatinadas,
tanto políticas policiales y judiciales han causado que se
incremente de nuevo a una tasa altísima. De ser el gobierno que
menos personas encarceladas tuvo pasó a ser el que más personas
envió a prisión. Actualmente estamos cerca de los 45 mil reclusos.
-
¿Esto a qué se debe?
- A
que muchas formas o estrategias policiales como el Dispositivo
Bicentenario de Seguridad (Dibise), envían a la gente presa por
cualquier tontería. Yo creo que hay que crear formas alternativas a
la prisión. Hace falta articular entre las diferentes instituciones
que se encargan de esta materia, llámense ministerios,
gobernaciones, alcaldías, etc.
-
¿Es el Estado el único responsable de construir situaciones de
igualdad para los históricamente excluidos?
- El
socialismo es lucha, es conflicto, por eso es que yo creo que no es
posible construir el socialismo desde el Estado. Desde el Estado se
construye capitalismo de Estado, eso es lo único que podemos
esperar.
Esta
es una fórmula conocida por nosotros porque fue aplicada por los
adecos desde 1958: un Estado fuerte que garantizaba la distribución
de la renta petrolera para las élites y algunas migajas para los
pobres. En el Estado eso es lo que puede haber.
El
socialismo se construye sólo desde las luchas populares. En el
Estado actual hay actores que se ponen a favor de las luchas
populares para revertir esas relaciones sociales.
Pero
esperar a que sea el Estado el que se realice esas reversiones
sociales creo que es antihistórico.
--------------------------
Nota
de los autores: Estamos convencidos de que la crítica y la
autocrítica son necesarias para el avance de la revolución. Con ese
espíritu está hecho este trabajo periodístico. NO
AUTORIZAMOS A NINGÚN MEDIO DE COMUNICACIÓN BURGUÉS, CAPITALISTA,
DE DERECHA, A REPRODUCIR ESTA INFORMACIÓN, NI TOTAL NI PARCIALMENTE.
(*)
Periodistas
----
Para
ampliar informaciones:
(1)
Andrés Antillano es profesor de la Universidad Central de Venezuela
(UCV), licenciado en psicología y especialista en criminología.
No hay comentarios:
Publicar un comentario