martes, 7 de julio de 2015

Esequiba



Me ladillaba enrejar el oriente más oriente de Venezuela, cada vez que en Geografía me pedían dibujar nuestro mapa. No era por conciencia de que el territorio estaba en disputa. Ni siquiera sabía qué quedaba allí. Tanta rallita sepultaba a la vista la reververancia de una vida, una lengua, ajenas a la venezolanidad ¿Cuántas veces planificamos unas vacaciones a... cómo se llama? ¿Barima, Cuyuní?
No me gustaría regalar la tierra a los representantes de una monarquía, mucho menos a una transnacional, eso sí. Pero, ojalá y la reavivación del problema con Guyana por el Esequibo, no sea porque la Británica se adelantó a negociar excavaciones petroleras con la Exxon Mobil, antes que nosotros.
Ojalá.

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