martes, 31 de enero de 2017

Gastronauta 105: Compromisos



Ezequiel nació cerquita mío. En Cúa. Pero para más señas, cerquita de donde las mujeres y los hombres no le temen llenarse las uñas de tierra. Zamora bautiza febrero y febrero se abre a Zamora como la semilla a un surco. Doscientos años han pasado desde su llegada al mundo y doscientos años sin que su grito haya abierto el suelo y dado frutos: tierra y hombres libres.
Empezando el año bicentenario del líder de campesinos y antiesclavistas, funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana, la Policía del Estado Yaracuy y del Instituto Nacional de Tierras, intentaron llevarse por el medio a integrantes de la Comuna Socialista Negro Miguel durante la toma de la Agropecuaria Tío Bravo.
Era un poco más de las cuatro de la tarde del doce de enero de 2017. Corría el día nueve de la toma, caían los crepúsculos en la Parroquia Buría (1) del Estado Lara. Unos 6.973 hombres, mujeres y niños se hicieron de la tierra ociosa (desde hace dos años) de la agropecuaria Tío Bravo, 37 hectáreas de terreno sin siembra, con cadáveres de maquinarias emontadas y los huesos del ganado como reliquias del capitalismo. De 500 reses obtenidas con dólares del Estado quedaban 30, enfermas, desnutridas y desasistidas.
Era jueves y llegaban las semillas de frijol. Cuando uno de los campesinos de la Comuna El Maizal bajaba el saco del camión para sembrarlas, fue golpeado y esposado por la GNB, lo mismo que otro comunero de la Negro Miguel que trató de impedirlo. En el desbarajuste, la comunidad se alzó y cortó el intento de encarcelamiento de sus compañeros.

Las fuerzas del “orden” defendían -como cuando Sabino- al latifundista, contraviniendo el artículo 307 (2) de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, según el cual el latifundio es contrario al interés común.
Del latifundista no se supo más, el dueño del ocio es el capitán Luis Plaza, ex alcalde de Quíbor por el Partido Socialista Unido de Venezuela -molleja de contradicción, lo sabemos-. “De vez en cuando venía la mujer, pero ya ni eso”, cuenta Estela García, vocera de la Comuna, a la vez que explica que entre sus filas se cuentan 18 Consejos Comunales.
Ahora mismo y después de hacer uso de medios no tradicionales de comunicación para levantar sus banderas, se encuentran negociando con las instancias ministeriales la propiedad de la finca, la Guardia Nacional se retiró de los predios y trabajan incansablemente bajo el grito de “tierra tomada, tierra trabajada”.
A su lado permanecen en guardia miembros de las comunas El Maizal y Comandante Adrián Moncada”, del corredor territorial Argimiro Gabaldón.
La pugna entre el pueblo y los terratenientes es de largo aliento, y cada tanto se lleva por delante al pendejo. Hoy, cuando el precio de los alimentos es impagable, y el Estado alega falta de dólares (por la caída de los precios del petróleo) para la importación de rubros básicos de la cesta alimentaria, las tierras permanecen ociosas en manos del latifundio ¿Cómo quieren que el campesino produzca sin tierra? ¿Cómo quiere el burócrata hacer la revolución desde la oficina? ¿Hasta cuándo las autoridades cuidan las propiedades improductivas de los dueños de la tierra? ¿Cuándo pasó que pusimos en los cargos de poder a los nuevos esclavistas?
“¡Zamora, vive en nosotros!” me dice Estela, y “este es un compromiso con él”.

Entre los compromisos de la Revolución debería figurar el de dejar de llamarse a sí misma Revolución cuando ni siquiera se pone del lado del campesino.

Que la tierra no sea miga, sino amiga.
Que se levante y vuelen los escritorios y las sillas.
Que se aplaque el polvo y demos con los rostros,
los hijos de los comunes.
Que reconozcamos nuestra estirpe,
los hijos de la tormenta.
Que la tierra no sea miga, sino amiga.
Que Zamora sea el crepúsculo
que incendie los cielos.

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Amplíe:

(1) Miguel de Buría fue un esclavizado africano, que encabezó la primera insurrección contra la corona española en suelo venezolano.

(2) Artículo 307 de la CRBV: El régimen latifundista es contrario al interés social. La ley dispondrá lo conducente en materia tributaria para gravar las tierras ociosas y establecerá las medidas necesarias para su transformación en unidades económicas productivas, rescatando igualmente las tierras de vocación agrícola. Los campesinos o campesinas y demás productores o productoras agropecuarios tienen derecho a la propiedad de la tierra, en los casos y formas especificados por la ley respectiva. El Estado protegerá y promoverá las formas asociativas y particulares de propiedad para garantizar la producción agrícola. El Estado velará por la ordenación sustentable de las tierras de vocación agrícola para asegurar su potencial agroalimentario.

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