Cuento:
LA CANCIÓN DE LOS PUERCOESPINES
Por
Marosa di Giorgio
(Uruguay)
Se oía en lo hondo de los bosques, gritos de mujeres que tenían
pasiones con los bichos.
Algunas eran mordidas y casi asesinadas y se salvaban de un sólo
manotazo.
-Aparte! ¡Fuera, poca cosa, asesino! Yo soy gente. Y usted, no. Y se
veían los rostros estrechos, ríspidos, de los puercoespines, que
sólo las hozaban y bebían, sin importarles de más nada.
Otra gritaba: -Me perturbó todo el vientre. Es seguro que voy a
poblar la tierra con nuevos puercoespines!
Y gritó la otra: -Pero ¿En qué caí...! ¡Si viera mi madre...!
¡De la manera como me crió!
Y una voz más lejana y honda, le dijo: -Tu madre aquí mismo hozó.
Ah! Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah!
Hay una neblina, un viento helado, pero fuera del bosque, allá.
Porque aquí dentro está espléndido, calentito, como jamás se vio.
Libros:
LA
HORA D ELA ESTRELLA (frag.)
Por Clarice Lispector (Brasil)
Discúlpenme, pero voy a seguir
hablando de mí, que soy mi desconocido, y al escribir me sorprendo
un poco porque he descubierto que tengo un destino. Quién no se ha
preguntado: ¿soy un monstruo o esto es ser una persona?
Antes quiero afirmar que esa chica no se conoce sino a través de vivir a la deriva. Si fuese tan tonta como para preguntarse "¿quién soy yo?", se espantaría y se caería al mismo suelo. Es que el "¿quién soy yo?" provoca necesidad. ¿Y cómo satisfacer la necesidad? Quien se analiza está incompleto.
Antes quiero afirmar que esa chica no se conoce sino a través de vivir a la deriva. Si fuese tan tonta como para preguntarse "¿quién soy yo?", se espantaría y se caería al mismo suelo. Es que el "¿quién soy yo?" provoca necesidad. ¿Y cómo satisfacer la necesidad? Quien se analiza está incompleto.
EL HÉROE DE LAS MIL CARAS
(frag.)
Por Joseph Campbell (EE.UU.)
El héroe, ya sea dios o diosa, hombre
o mujer, la figura en el mito o la persona que sueña, descubre y
asimila su opuesto (su propio ser insospechado) ya sea tragándoselo
o siendo tragado por él. Una por una van rompiéndose las
resistencias. El héroe debe hacer a un lado el orgullo, la virtud,
la belleza y la vida e inclinarse o someterse a lo absolutamente
intolerable. Entonces descubre que él y su opuesto no son diferentes
especies, sino una sola carne.
ENCUENTRO CON LA SOMBRA (frag.)
Por Alexander Solzhenitsyn
(Rusia)
¡Si todo fuera tan sencillo! Si en
algún lugar existieran personas acechando para perpetrar iniquidades
bastaría con separarlos del resto de nosotros y destruirlos. Pero la
línea que divide el bien del mal, pasa por el centro mismo del
corazón de todo ser humano ¿Y quién está dispuesto a destruir un
solo fragmento de su propio corazón?
Por Doris Lessing (Irán)
Pero hay un misterio que no comprendo:
Sin ese impulso de otredad -diría incluso que de maldad- sin esa
terrible energía que se oculta detrás de la salud, la sensatez y el
sentido, nada funciona ni puede funcionar. Te digo que la bondad -lo
que nuestro Yo vigílico cotidiano denomina bondad- lo normal, lo
decente, no son nada sin ese poder oculto que mana
ininterrumpidamente de nuestro lado más sombrío.
MEMORIA DE ADRIANO (frag.)
Por
Marguerite Yourcenar
(Bélgica)
Poco me importaba que el acuerdo
obtenido fuese exterior, impuesto y probablemente temporario; sabía
que tanto el bien como el mal son cosas rutinarias, que lo temporario
se prolonga, que lo exterior se infiltra al interior y que la larga
máscara se convierte en rostro.
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