martes, 9 de agosto de 2016

Gastronauta 93: Enramar


Vas a sembrar. Que el esqueje no reviente la valva. Que su tallo se espigue árbol de nube. Voltea la mano hacia la cara este del sol. Y que sea su luminiscencia la que haga crecer la columna de hojas que atraviesa tu espalda. Guarda en la o de tu boca las piedras que hacen de tu vientre una montaña de árnica, como se guardan en un frasco con aceites los nombres propios. Que la piel de la palabra se erice rosa de montaña, una flor todas las flores, una flor para nadie, una flor de un solo pie, con uñas filosas Vas a sembrar. Junta el índice y el corazón, cúrvalos. Ve, que las paredes son húmedas y a la carne la sangre calienta. Siente. Un manojo de retamas rojas, de ojos rasgados a los que les llaman amanecer. Cierra, aprieta y libera. Repite. Hasta ser lo sembrado. Lamerás tu tierra y no habrá pensamiento, sólo aire. Vas a sembrar. Serás un huevo amarillento, de los que se fracturan y no terminan de descascarar, largo y puntiagudo, un laberinto de espuma y saliva. Puedes trenzar la luz si apenas abres y aprietas de nuevo los ojos, puedes trenzar la luz. Quién dijo que serás una flor una persona una corteza un recuerdo un desierto un secreto. Serás una mentira, como el cielo. Y aprenderás a olvidar a hablar a caminar a caer a respirar a dejar de respirar. Vas a sembrar. Te duplicarás, una oración lo confirma: lloras cuando a tus hijas les da fiebre. Pero aprenderás a olvidar. No serás ella, tampoco tus hijas. No serás pájaro ala pluma canto aire. No serás sino las hebras del tallo que crecen a pesar tuyo, y por su naturaleza de piedra ¿Qué son los árboles sino piedras a las que el agua penetra? Vas a sembrar y bailarás en la boca de la gente, te dirán te nombrarán brevemente como la oscuridad que antecede el momento de la muerte. No habrá miedo. Serás un cuerpo, el cuerpo de una flor que nadie conoce, abriéndose, despegando sus brazos, expuesta al colibrí al gusano al cuerpo. Al cuerpo de nosequién. Hervirás en la fuente de un volcán de agua. Sobre tu plato las semillas germinarán y se escurrirán por los bordes. Vas a sembrar. Tómalo de la cabeza con la mano derecha, con la izquierda devuélvelo al medio. Deja que te olfatee. La palabra perro no muerde. Que el origen sea una sílaba. Allí donde baila la lengua y donde comemos amapolas con los muertos. Allí. Donde somos leales a la tierra, en el oscuro corazón de la vida. Allí. Donde florece el negro grito de los primeros. Allí. Vas a sembrar. Abrazarás la sombra de nadie nunca y serás repentina: un hilo del mar cristales de sal el aliento una alegría difícil. Mirarás de frente la locura la constelación universal y prometerás no anudar sus extremos, dejarás crecer la vía láctea derramarse la dejarás. En la oración de la mañana comprenderás que la naturaleza está más allá del mundo y busca constantemente el fuego donde desgarrar: el penacho de un cardenal. Vas a sembrar. Te mancharás con gotas del limón. Los colores sólo son la transformación de la luz y la luz la superación del dolor. Serás cruda como el color rojo, la vestal del tiempo. Vas a sembrar en el circo de los solos. Ve, un ave no cae inútilmente. Baja a desenterrar su pecho de entre tus manos, la libertad. Y a cambio escupe el agua forma los ríos. Eyacula. Naces. Y de su corazón de aire respiras. Vas a sembrar y serás la fruta que comen y que no. Podrida en la oscuridad regresas al aŕbol siendo pájaro que baja a desenterrar la palabra Dios alas de piedra el dibujo de Pola la fiebre de Manuela los hombros del hombre: la aritmética de los días. No será tuyo el tiempo. No será tuya la historia. No será tuyo el silencio. No serán tuyas tus manos. No será tuyo tú trabajo. No será tuyo el río será del gobierno será de Gold Reserve será de la muerte a cambio de espejitos. Haré una hoja de telarañas caminará por la casa en ella la promesa a mis hijas de heredar un destino. Vas a sembrar. No te prometo espigar. Te prometo un sol oscuro ¿Cómo decirte la verdad si el mundo miente por nosotras? ¿Cuántas mentiras caben en un pacto? ¿Son los océanos en su neblosa profundidad la verdadera promesa? No se nadar ¿Para qué sirve sembrar sino es para escapar por las ramas?

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