lunes, 15 de octubre de 2012

Sabana

                    Por Alejandro Castro

a Lemebel

Cuentan los sabios campesinos
que para ordeñar una vaca es menester
cantarle, acariciar dulcemente,
pero con firmeza,
su costado henchido
y deslizar las manos
apretar y extraer
leche fresca para la vida.
Yo digo que ordeñar un hombre
es igual:
hay que ser cauto,
entonar una canción desconocida,
improvisada,
acariciar suavemente su costado
para obtener leche fresca,
la viscosidad del origen de la vida,
blancos soldaditos dejándose caer
hacia el campo de batalla equivocado,
amargas semillas de la soledad
sembradas en tierra infértil.


2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Me gusta ese toque metafórico de estos versos.. excelente imagen nos entregan..


    Un abrazo con mis
    Saludos fraternos siempre..

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