Principio y fin
Por Wislawa Szymborska (Polonia)
Después de cada
guerra
alguien tiene
que limpiar.
No se van a ordenar solas las cosas,
digo yo.
No se van a ordenar solas las cosas,
digo yo.
Alguien debe
echar los escombros
a la cuneta
para que puedan pasar
los carros llenos de cadáveres.
a la cuneta
para que puedan pasar
los carros llenos de cadáveres.
Alguien debe
meterse
entre el barro, las cenizas,
los muelles de los sofás,
las astillas de cristal
y los trapos sangrientos.
entre el barro, las cenizas,
los muelles de los sofás,
las astillas de cristal
y los trapos sangrientos.
Alguien tiene
que arrastrar una viga
para apuntalar un muro,
alguien ha de poner un vidrio en la ventana
y la puerta en sus goznes.
para apuntalar un muro,
alguien ha de poner un vidrio en la ventana
y la puerta en sus goznes.
Eso tiene poco
de fotogénico
y requiere años.
Todas las cámaras se han ido ya
a otra guerra.
y requiere años.
Todas las cámaras se han ido ya
a otra guerra.
A reconstruir
puentes
y estaciones de nuevo.
Las mangas quedarán hechas jirones
de tanto arremangarse.
y estaciones de nuevo.
Las mangas quedarán hechas jirones
de tanto arremangarse.
Alguien con la
escoba en las manos
recordará todavía cómo fue.
Alguien escuchará
asintiendo con la cabeza en su sitio.
Pero a su alrededor
empezará a haber algunos
a quienes les aburra.
recordará todavía cómo fue.
Alguien escuchará
asintiendo con la cabeza en su sitio.
Pero a su alrededor
empezará a haber algunos
a quienes les aburra.
Todavía habrá
quien a veces
encuentre entre hierbajos
argumentos mordidos por la herrumbre,
y los lleve al montón de la basura.
encuentre entre hierbajos
argumentos mordidos por la herrumbre,
y los lleve al montón de la basura.
Aquellos que
sabían
de qué iba aquí la cosa
tendrán que dejar su lugar
a los que saben poco.
Y menos que poco.
E incluso prácticamente nada.
de qué iba aquí la cosa
tendrán que dejar su lugar
a los que saben poco.
Y menos que poco.
E incluso prácticamente nada.
En la hierba
que cubra
causas y consecuencias
seguro que habrá alguien tumbado,
con una espiga entre los dientes,
mirando las nubes.
causas y consecuencias
seguro que habrá alguien tumbado,
con una espiga entre los dientes,
mirando las nubes.
La piedra alada
Por José Watanabe (Perú)
El pelícano,
herido, se alejó del mar
y vino a morir
sobre esta
breve piedra del desierto.
Buscó,
durante algunos
días, una dignidad
para su postura
final:
acabó como el
bello movimiento congelado
de una danza.
Su carne
todavía agónica
empezó a ser
devorada por prolijas alimañas, y sus
huesos
blancos y leves
resbalaron y se
dispersaron en la arena.
Extrañamente
en el lomo de
la piedra persistió una de sus alas,
sus gelatinosos
tendones se secaron
y se adhirieron
a la piedra
como si fuera
un cuerpo.
Durante varios
días
el viento
marino
batió
inútilmente el ala, batió sin entender
que podemos
imaginar un ave, la más bella,
pero no hacerla
volar.
El canto del gallo
Por Eugenio Montejo (Venezuela)
El canto está
fuera del gallo;
está cayendo
gota a gota entre su cuerpo,
ahora que
duerme en el árbol.
Bajo la noche
cae, no cesa de caer
desde la sombra
entre sus venas y sus alas.
El canto está
llenando, incontenible,
al gallo como
un cántaro;
llena sus
plumas, su cresta, sus espuelas,
hasta que lo
desborda y suena inmenso el grito
que a lo largo
del mundo sin tregua se derrama.
Después el
aleteo retorna a su reposo
y el silencio
se vuelve compacto.
El canto de
nuevo queda fuera
esparcido a la
sombra del aire.
Dentro del
gallo sólo hay vísceras y sueño
y una gota que
cae en la noche profunda,
silenciosamente,
al tictac de los astros.
Nocturno
Por Rafael Alberti (España)
Cuando tanto se sufre sin sueño y por la sangre
se escucha que transita solamente la rabia,
que en los tuétanos tiembla despabilado el odio
y en las médulas arde continua la venganza,
las palabras entonces no sirven: son palabras.
se escucha que transita solamente la rabia,
que en los tuétanos tiembla despabilado el odio
y en las médulas arde continua la venganza,
las palabras entonces no sirven: son palabras.
Balas. Balas.
Manifiestos, artículos, comentarios, discursos,
humaredas perdidas, neblinas estampadas.
¡qué dolor de papeles que ha de barrer el viento,
qué tristeza de tinta que ha de borrar el agua!
humaredas perdidas, neblinas estampadas.
¡qué dolor de papeles que ha de barrer el viento,
qué tristeza de tinta que ha de borrar el agua!
Balas. Balas.
Ahora sufro lo pobre, lo mezquino, lo triste,
lo desgraciado y muerto que tiene una garganta
cuando desde el abismo de su idioma quisiera
gritar lo que no puede por imposible, y calla.
lo desgraciado y muerto que tiene una garganta
cuando desde el abismo de su idioma quisiera
gritar lo que no puede por imposible, y calla.
Balas. Balas.
Siento esta noche heridas de muerte las palabras.
Te incorporas/e incorporas olvido que ahora te mantiene de pie.
Alfredo Silva Estrada. Venezuela.
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