NUNCA UN CALABACÍN
Por Yanuva León (Venezuela)
Una mujer no debe ser un calabacín
no debe dejar que gire el mundo detrás
de la ventana
mirar de su lado del vidrio
querer asomarse
y solamente querer
no debe ser un calabacín sobre la mesa
mientras afuera oye el estrépito
de una cosa que sucede
una mujer debe ser una mujer
tumbar la puerta y perderse entre el
tumulto
abrir la boca
nacer de sí misma serpiente contra el
fantoche
nacer montaña o precipicio
poema o grosería
pero no debe ser nunca
un calabacín sobre la mesa.
BROTES (frag.)
Por Claudia Masin (Argentina)
Un árbol puede sentir cuál es el
brote, entre todos los suyos,
en el que van a ensañarse las plagas,
cuáles no van a sobrevivir,
cuáles no tienen la fuerza necesaria.
Cuanto más conoce sus flaquezas, más amor les reserva porque sabe,
de esa manera cierta e inexorable que sabe la materia,
que no se puede dejar librado a su suerte
a lo que ha sido puesto en el mundo
para alimento de una vida más potente,
más decidida a seguir adelante
de la manera que sea.
Si el amor nuestro
pudiera también depositarse
en la falla propia y ajena,
en la parte lastimada que no es
apta para la supervivencia,
podrían desprenderse de nosotros
-como pestes que encontraron su remedio-
la violencia que volcamos
sobre lo que no puede defenderse,
la cobardía con que aceptamos como natural
la prepotencia del más fuerte.
en el que van a ensañarse las plagas,
cuáles no van a sobrevivir,
cuáles no tienen la fuerza necesaria.
Cuanto más conoce sus flaquezas, más amor les reserva porque sabe,
de esa manera cierta e inexorable que sabe la materia,
que no se puede dejar librado a su suerte
a lo que ha sido puesto en el mundo
para alimento de una vida más potente,
más decidida a seguir adelante
de la manera que sea.
Si el amor nuestro
pudiera también depositarse
en la falla propia y ajena,
en la parte lastimada que no es
apta para la supervivencia,
podrían desprenderse de nosotros
-como pestes que encontraron su remedio-
la violencia que volcamos
sobre lo que no puede defenderse,
la cobardía con que aceptamos como natural
la prepotencia del más fuerte.