martes, 4 de abril de 2017

Gastronauta 113: Yaracuy a medias



¿Dónde está el espeso bosque? Desapareció.
¿Dónde está el águila? Desapareció.
Así termina la vida y comienza la supervivencia (*)


¿Qué pensaría si yo le dijera que el gobierno del Estado Yaracuy promueve y aplica un decreto para salvaguardar las cuencas hidrográficas de su estado y garantizar la potabilidad y la reserva acuífera y para ello desaloja de los predios de las zonas protegidas a 3.230 familias y a su vez permite la minería de extracción no metálica, para sustraer de la tierra piedras, cemento, feldespato, cal y arena, de empresas privadas y del Estado, así como la tala y el procesamiento de cartón y papel y como consecuencia la contaminación de los ríos y embalses?
En la página web de la Gobernación se reconoce el impacto económico de la creciente actividad minera en el Estado. Según declaraciones del director estadal del Ministerio del Poder Popular para Ecosocialismo y Agua, Rafael Morales, “entre 2009 y 2016 en Yaracuy, se incremento en más de 2.000% la recaudación por concepto de minerales no metálicos, recursos que redundaron en la aprobación y financiamiento de al menos cuatro mil proyectos de impacto social para los yaracuyanos” (http://yaracuy.gob.ve/web/noticias/more/12442-Rafael-Morales-Comisin-de-Ambiente-convirti-inspeccin-en-show-meditico).
¿Qué contaminará más? ¿La agricultura a mediana escala, o la minería? ¿En plena crisis alimentaria, bajo qué lógica se prohíbe la actividad agrícola en el campo venezolano, una actividad que según sus propios campesinos no recurre ni siquiera a los agroquímicos?

Por lo menos 50 años tienen algunas familias en Minas de Buría. Allí producen caraotas, maíz, quinchoncho, naranjas, plátanos, crían vacas, cochinos, dan de comer a los pueblos aledaños. Los campesinos reconocen en la actividad minera la fuente contaminación “las areneras son las principales responsables en Yaracuy” (http://crbz.org/?p=47501).
En total, el Estado disputa el asentamiento en 28.000 hectáreas en pleno corazón yaracuyano, donde hacen vida Consejos Comunales de las tierras de María Lionza, e incluso organizaciones larenses.
Según Jesús Pérez, miembro del Secretariado Nacional del Movimiento Campesino Socialista Jirajara-Confederación Socialista de Campesinos y Pesadores de Venezuela Hugo Chávez, el Decreto 3.203 emitido por el gobernador del Estado Yaracuy, Julio Cesar León Heredia, el 6 de abril de 2015 afecta la producción de tierras, que “abarcan el 75% del territorio yaracuyano” (http://www.albatv.org/Decreto-regional-3203-despojo-de.html?hootPostID=75bc76615252d713ab409e16a83f7272).
¿Cuántas personas representan 3.230 familias? No estamos hablando de un caserío, sino de poblaciones, a las que según el parágrafo primero del Artículo 3 del decreto se les “prevé soluciones habitacionales dignas para aquellas familias que no dispongan de vivienda a la hora del traslado producto del desalojo” (http://fundacionideagenial.blogspot.com/2015/05/decreto-3203-iniciativa-acertada.html), y a quienes sólo se les dio el ultimátun de 45 días para abandonar los predios contemplados en el decreto, sin ninguna alternativa de reubicación.
Por estas acciones, 8 personas se encuentran imputadas, seis campesinos vivos, uno muerto (sí como lo lee: muerto hace 8 años, se le imputó en 2016), y un ganadero (de quien se teme sea usado como excusa para desconocer la lucha de la gran mayoría humilde http://laculturanuestra.com/por-ocupacion-ilicita-campesinos-en-yaracuy-enfrentan-cargos-y-temen-posibilidad-de-desalojo/), que mantienen causas penales por el delito de “Ocupación ilícita de áreas protegidas naturales” y “Contravención de planes de ordenación del territorio”.
La causa, que según las promesas del Presidente del Instituto Nacional de Tierras (Inti), José Ávila, “no pasaría a mayores”, fue puesta en manos de Tribunales Penales en vez del Agrario. Como consecuencia, el Inti se lavó las manos, porque en ese caso “ya no pudieron hacer nada”, abandonando en primera instancia a 277 familias campesinas (todas poseedoras de la Carta agraria), detrás de tecnicismos leguleyos.
“El Gobierno Nacional nos manda a que sembremos, a que produzcamos, y lo que dice el gobierno es una cosa, pero los seguidores de él están en contra”, sentencia una campesina afectada, entrevistada por la Revista Sacudón (https://www.youtube.com/watch?v=1lThrhAY9-8).

Y, como en río revuelto pescan los astutos, un representante del extremo (a la derecha) partido Voluntad Popular en la región y su abogado pidieron a la Asamblea Nacional revisar el decreto, manifestándose “a favor de los campesinos” (http://www.notitarde.com/La-Costa/Campesinos-yaracuyanos-rechazan-Decreto-3203-2634631/2016/03/14/912277/), no porque los estén acompañando en la defensa legal, porque a los campesinos los representan tres abogados del Partido Comunista, sino porque hacen del error ajeno casa.

¿Qué pensaría si yo le dijera que el gobierno del Estado Yaracuy promueve y aplica un decreto para salvaguardar las cuencas hidrográficas de su estado y garantizar la potabilidad y la reserva acuífera?
Si yo le dijera solamente eso, usted se levantaría y aplaudiría hasta que las manos dolieran, porque quién no estaría a favor de la vida y no así de la “sobrevivencia”.
Pero no existen la salvaguarda, ni la eco-minería, tampoco las medias verdades, menos las revoluciones a medias.

Así termina la vida y comienza la supervivencia”.

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(*) En 1854, el Jefe Noah Seattle les respondería a Franklin Pierce, presidente de Estados Unidos, quien le pedía comprar las tierras donde vivían los indígenas Swamish, a cambio de una reserva para su pueblo. Aunque esta carta se le atribuye al guionista Ted Perry, se ha convertido en un manifiesto a favor de la vida:

“Somos parte de la tierra y ella es parte de nosotros. Las flores perfumadas son nuestras hermanas, el venado, el caballo, el gran águila, todos son nuestros hermanos. Las escarpadas montañas, los húmedos prados, el calor de la piel del potro y el hombre, todos pertenecemos a la misma familia…esta agua cristalina que escurre por los riachuelos y corre por los ríos no es solamente agua, sino también la sangre de nuestros antepasados… El murmullo del agua de los ríos es la voz del padre de mi padre. Los ríos son nuestros hermanos, ellos calman nuestra sed…sabemos que el hombre blanco no comprende nuestro modo de vida. Tanto le importa un trozo de nuestra tierra como otro cualquiera, pues es un extraño que llega en la noche a arrancar de la tierra aquello que necesita. La tierra no es su hermana, sino su enemiga y una vez conquistada la abandona, y prosigue su camino dejando atrás la tumba de sus padres sin importarle nada. Roba a la tierra aquello que pertenece a sus hijos y no le importa nada. Tanto la tumba de sus padres como los derechos de sus hijos son olvidados. Trata a su madre, la tierra y a su hermano, el cielo, como cosas que se pueden comprar, saquear y vender, como si fuesen corderos o collares que intercambian por otros objetos. Su hambre insaciable devorará todo lo que hay en la tierra y detrás suyo dejaran tan sólo un desierto…Deben de enseñarle a sus hijos que el suelo que pisan son las cenizas de nuestros antepasados. Digan a sus hijos que la tierra está enriquecida con las vidas de nuestro pueblo, a fin de que sepan respetarla. Es necesario que enseñen a sus hijos, lo que nuestros hijos ya saben, que la tierra es nuestra madre. Todo lo que ocurra a la tierra, le ocurrirá también a los hijos de la tierra. Cuando los hombres escupen en el suelo, se están escupiendo así mismos. Esto es lo que sabemos: la tierra no pertenece al hombre, es el hombre el que pertenece a la tierra, esto es lo que sabemos: todas las cosas están ligadas como la sangre que une a una familia. El sufrimiento de la tierra se convertirá en sufrimiento para los hijos de la tierra. El hombre no ha tejido la red que es la vida, solo es un hilo más de la trama.”

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