jueves, 6 de abril de 2017

Memorando 011 El buen poeta


Por Franco Fernández

No soy sólo el poeta de la bondad, acepto también serlo de lo inicuo y lo malvado
¿Qué son esos discursos que nos cuentan de vicios y virtudes?
El mal me sugestiona, y lo mismo la reforma del mal, mas sigo imperturbable.
¿Soy un inquisidor, un hombre que desprecia cuanto encuentra a su paso?
No soy más que aquel hombre que riega las raíces de todo lo que crece (...)
Ningún tiempo es más bueno para mí que este ahora que me viene a lo largo de millones de siglos.”
Walt Whitman

Estoy jodido. Me di cuenta de que, además de escribir, los poetas cagan. Algunos hasta cagan mientras escriben. Otros escriben lo que cagan. Hay veces que de una la otra cosa no se distingue. Lo usan todo, la luna como la tapa de una alcantarilla, la piel de los mangos y las moscas que lo mismo se posan en una hilacha que en la pila de mierda de este o aquel perro. El cuerpo del amor que termina siendo su propio cuerpo, el hablar de sí, consigo. Su interés en el otro termina siendo el interés del otro en él: un solitario. Nada los toca tanto como ellos manosean la nada. Las ideas le son dadas, la doxa. Un poeta es una parte del todo con ínfulas de serlo todo. Un taxonomista de las palabras y qué son las palabras sino aire ¿Cómo se clasifica lo que nos contiene?
Es el poeta un niño cosido a las faldas de la madre, un niño que todavía no sabe ir al baño solo y que juega con mierda a la vez que entona sus primeras palabras: un insecto que no teme a sus propios barros. En la religión del aire algunos son más o menos transparentes, de acuerdo a qué distancia están del grado cero de la escritura. Y la curva que dibuja la “a” primera es la misma que extiende alas. Yo no se cómo ser un poeta miope, porque “el que se esfuerza por escuchar, no ve”, decía Benjamin. Aprieto en mí la oscuridad y mis ojos le dan forma al aire. Las palabras se me presentan bajo la sombra, ciegas. Las escucho gritar en el laberinto, perdidas y las dejo morir adentro, en mi cuerpo, su propia tumba. Estoy jodido. Lo se. Ahora no podré leer a Whitman sin verlo cagar. Un viejo enorme de enorme barba dejando salir poemas.
Un poeta es su mejor poema. Es una jauría a la que se le da su carne. Los mismos perros que le huelen el culo a otros perros. Estoy jodido. Ya no podré ver un perro doblar las patas traseras sin que observe un poema en proceso. Un poeta es una guerra en sí mismo y en contra de otros. No hay poeta que no se crea bueno. El buen poeta no existe como no existe el tiempo, como no existe el otro.
Hablar del otro siempre fue hablar de mí.

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