jueves, 7 de abril de 2011

¿Puede ser homofóbico un revolucionario?

Respuesta pública a Héctor Seijas


Por Indira Carpio Olivo/ indiracarpio@gmail.com / @icarpio

A propósito del artículo del editor de la revista cultural A plena voz, Héctor Seijas, títulado “Yo si soy homofóbico” me vienen más preguntas que respuestas a la cabeza sobre  el tema de la igualdad y la libertad  en la Venezuela Bolivariana.
¿Quiénes son esas personas que dirigen las revistas socialistas? 
Yo, le puedo contar de Seijas, autor de la siguiente expresión: “Qué mérito hay en copular por la vía angosta o en hacer tijeretas para terminar introduciéndose un pene de goma”?
¿Por qué surgen estos engendros en el seno de uno de los ministerios que deberían ser punta de lanza en una revolución, el de la cultura?
¿Por qué en países como EEUU, España y Argentina se habla del matrimonio de personas del mismo sexo y en la Venezuela revolucionaria todavía no?
¿Por qué se sigue criando machistas como el editor en cuestión y los hijos de sus hijos, per secula seculorum, en esta sociedad matriarcal?
No soy psicóloga. Pero no le parece a usted revelador este trozo del texto de Seijas haciendo referencia a los homosexuales, lesbianas y personas transexuales:
“Son, la mayoría, gente malvada con extremas patologías. Y lo peor de todo es que, agremiados en la igualdad de géneros, actúan como auténticas mafias y ejecutan desmanes, amparados en la fórmula de la cayapa. Pues, por regla general, la mayoría son sumamente cobardes y traicioneros y traicioneras.” (1)
No lo sé, pero siento que detrás de sus declaraciones hay insospechados traumas y experiencias personales vivenciadas por el “cultor”. Se le escapan adjetivos que pueden ser trasladados al resto de la humanidad y que el autor, aludiendo a sus miedos, expone contra un movimiento que reivindica los derechos de colectivos históricamente excluidos y reprimidos en sociedades altamente fascistas.
La fraseología que se repite sin escrúpulos es la tuya Héctor: “yo respeto a ese marico, pero conmigo que no se meta”, “no soy homofóbico pero...” o “yo si soy homofóbico” y “zapegato con esa revolución”, la que incluye a los homosexuales, lesbianas o transexuales, así como incluyó a pobres, indígenas, afrodescendientes entre otros grupos oprimidos en la IV República. 
Menos mal que hay un montón de gente que dice zapegato con este tipo de fachos.
Según la Real Academia Española, la homofobia es “Aversión obsesiva hacia las personas homosexuales”. (2) ¿Está obsesionado por el odio hacia estos seres humanos? ¿Qué nos interesa al resto de los mortales? ¿Por qué enlodas el trabajo de A plena voz?
Más allá de cualquier pregunta que subyace fácilmente, ¿hemos reflexionado si los venezolanos somos homofóbicos? Así como repetimos que en Venezuela convive el machismo, el racismo, el endoracismo, la discriminación, la lucha de clases ¿Nos preguntamos al respecto? ¿Criamos a nuestras niñas y nuestros niños para amar la diversidad sexual y reconocerse en ella?
¿Qué diferencia hay entre expresiones homofóbicas y la conducta de aquellos ciudadanos que muelen a patadas a transexuales que ofertan sexo en la Avenida Libertador de Caracas? Ambas representan un acto de violencia.

Elevemos las banderas y protestas
Homofobia y muerte
Un usuario de la red en Perú plantea:
“YO SOY HOMOFÓBICO, algún problema? yo creo que así como hay gente que acepta a los homosexuales, también se debería de aceptar a los homofóbicos, qué hay de malo en todo esto, si sólo expresamos nuestra forma de pensar, o es que no hay libertad de expresión?” (3)
Provoca risas, pero es algo serio, la homofobia se traduce en muerte. Según Amnistía Internacional en 70 países del mundo persiguen a los homosexuales y 8 los condenan a muerte.
Acá mismito a 30 minutos de la capital venezolana me tocó a mí , personalmente, ver cómo golpeaban, humillaban y se burlaban de compañeritos de escuela. Sólo teníamos 12, 13 y 14 años  de edad cuando esto sucedía. 
Juan Carlos, que así se llamaba mi compañero de estudios no era un pervertido, enfermo o “malvado” como le llama Seijas. Era una persona atemorizada, desorientada y adolorida con el mundo, como era su derecho. No se reconocía en ningún grupo y buscaba el amparo entre personas crueles que le despreciaban por su preferencia sexual.
No he escuchado del caso siguiente en Venezuela, pero en Israel, por ejemplo, llegan al extremo de ofrecer recompensas de 4.000 euros por cada gay asesinado.
En 2008 el gobierno francés elevó la solicitud de despenalización de la homosexualidad a la Organización de Naciones Unidas y Venezuela formó parte de los 66 países que votaron a favor. Por su puesto, esto no aparecerá en A plena voz mientras su editor en jefe siga siendo homofóbico.
Seijas, como dices tú mismo: “ser marico no significa ser revolucionario”, es verdad; pero serlo, desconocerlo, negarlo y satanizarlo, tampoco.
Detentar el cargo de Héctor Seijas, decir tremenda barbaridad y pretender argumentarlo es una acto de negación a la política revolucionaria.
Señoras, señores no hace falta ser homosexual o lesbiana para defender la libertad e igualdad. Cuando aparece en la opinión pública un editor en jefe como Seijas nos miramos y nos preguntamos ¿qué no estamos haciendo bien? y surgen más cuestionamientos.
¿Cuándo se va legalizar en Venezuela el matrimonio igualitario? ¿Cuándo rebazaremos el yugo católico y despenalizaremos el aborto en el país? ¿Cuándo dejaremos de hacernos estas preguntas? ¿Cuántos Seijas están del lado zurdo?
Para ampliar información:
  1. Homofobia: http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=homofobia
  2. Movimiento Gay Revolucionario en Venezuela: http://revoluciongay_vzla.ve.tripod.com/

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