martes, 5 de abril de 2011

Silicón en el discurso


Por Indira Carpio Olivo/ indiracarpio@gmail.com/ @icarpio
La política de la superficialidad

-Chica, pero si estás bien.
-No, es que me las siento pequeñas.
-Bueno, allá tú.
Esta es una típica conversación de jóvenes respecto del tamaño de sus senos. Pero pudo haber ocurrido en una marcha o en un ascensor apretujado de un centro comercial capitalino, en Venezuela.

Si usted coloca la frase: Cirugía plástica en Venezuela en el buscador Google, en 22 segundos aparecerán 373 mil enlaces como resultado.

La disposición a la intervención quirúrgica para hacerse "retoquitos” en este país es un distintivo de la venezolanidad hasta internacionalmente.

Se ha vuelto un tema del día a día. Hasta el presidente Hugo Chávez ha hecho referencia a esta conducta social en nuestro país para recriminarla. Entonces, saltan nuestras mujeres en defensa del pseudo-feminismo revolucionario, a la par que saltan dos pedazos de plástico con ellas, por no hablar del botox.

La incidencia de casos es tal, que candidatos a puestos políticos de la oligarquía caribeña lo toman como anzuelo para sus campañas propagandísticas y ofrecen así el sorteo de voto por silicón, un intercambio que a jóvenes y no tan jóvenes les parece muy atrayente, un intercambio que a algunas chavistas y no chavistas les dilata la pupila.

Este fenómeno ha saltado la talanquera social y no distingue clase ni color, tampoco sexo, menos ideologías trasnochadas.

Lo que constituye un acto de hipocresía es que cuando desde Miraflores se critica a la institución de la familia por regalar un par de senos -talla extragrande- a niñas que celebran quince años, algunas figuras públicas ligadas a la política gubernamental lucen implantes en boca, oreja, tetas y cerebro.

Desde periodistas de medios del estado, pasando por gobernadoras y diputadas exhiben sin mayor pudor unos cuantos cc de plástico. No pedimos a representantes de la oposición decoro al respecto, pues sería sembrar en el desierto.
Tampoco exigimos a las nuestras que se quiten a tajos el cuerpo extraño que les costó unos cuantos dólares. Lo que nos atrevemos a demandar tiene que ver con la congruencia entre discurso y práctica: coherencia.

Una usuaria de la Web se pregunta ¿cuánto cuesta una cirugía de aumento de senos en Venezuela? Xoxo, otra usuaria en red, le responde: “con un buen médico sale de 9 millones de bolívares (sic) en adelante!!!! puedes conseguir mas económicas pero con carniceros!”

Aunque Xoxo se refiere a 9 mil BS actuales, en la publicidad recurrente de las revistas dominicales encartadas en los principales diarios del país, figuran a partir de 10.000 Bs fuertes, aproximadamente 8 veces un sueldo mínimo en la República Bolivariana. Algunos sitios en internet aseguran que 30 mil mujeres al año se someten a este cambio corporal en el país.

Muchas saltarán y se sentirán acusadas, si es que se atreven a leerse en las críticas, o dirán “y ésta que se cree, con mi cuerpo yo hago”... y bla bla blá. Es verdad, ustedes con lo único que les pertenece -su cuerpo- hacen lo que les venga en ganas, pero entonces hagan silencio, porque el pueblo no es idiota y capta la doble moral en el discurso del silicón.

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