La cosa va más o menos así. La cúpula de la oposición al
gobierno dice defender el legado de Chávez: la constitución chavista, a la vez
que deposita su poder en manos de la Fiscal General de la República Luisa
Ortega Díaz al adherirse a sus actuaciones. La fiscal “chavista” se revela
contra el gobierno chavista y es la principal vocera contra la solución
planteada por Maduro, la Asamblea Nacional Constituyente. Este panorama nos
viene a decir que cualquier camino que resuelvan se dirime dentro del chavismo
¿o, no?
¿Qué es el chavismo, sino la historia que nace del
descontento? ¿Qué es, sino el hacerse responsable de torcer los caminos del
capitalismo? ¿Qué es el chavismo, sino reconocer los errores y usarlos para
impulsar la lucha, cambiar la historia de los pueblos? Lo otro no es chavismo,
es reformismo, es la mierda perfumada con palabras lindas: ecominería (minería
a cielo abierto), operaciones Liberación Humanistas del Pueblo (redadas en
barrios pobres), la entrega de títulos para la producción (la restitución de
tierras del Estado al latifundio), la protección de la naturaleza (mediante el
desalojo masivo de campesinos). Eso no debería llamarse chavismo. Tampoco la
pugna por permanecer, por arribar, por desgarrar el poder, haciendo uso de
estandartes ajenos para también perfumar las cloacas.
Pero en este momento, ni el gobierno, ni la oposición
cargan con la novedad, cosa de la que se hizo Luisa Ortega, que parece salir flor
del barro, como si no tuviese que ver con nada, ni con nadie. Cuando tiene que
ver con todo, con todos.
Luisa no fue corrupta hasta que se opuso al poder
ejecutivo, lo que no le resta méritos a la fiscal, que detenta al menos el
usufructo de un avión del narcotráfico (durante tres años y que se niega a
devolver) sobre sus hombros.
Luisa, quien se fotografió en “la Asamblea Nacional
haciendo entrega del listado y los expedientes de los postulados a Magistrados
del TSJ”, a quienes ahora niega y contra quienes pide antejuicio de mérito
¿Quién se opone a la designación de los magistrados y a la vez consigna sus
nombres ante un poder público, y de ñapa lo hace público en twitter?
¿Tendrá algo que ver que la Sala Constitucional del
Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) tenga la caja negra del avión (del
narcotráfico), que Luisa Ortega se niega a soltar, con su encono contra el TSJ?
¿Por qué los magistrados no publican la información de la caja negra? ¿No
tienen nada que publicar? ¿A quiénes eximen del escarnio? ¿Es Luisa Ortega la
única corrupta, o sólo son corruptos cuando saltan la talanquera?
Luisa, que nos negó el nombre de las supuestas empresas
de maletín que le robaron 60 mil millones de dólares a la nación, tampoco nos
contó que su hijastra (y socia del esposo de la Fiscal) registró una de esas
tantas compañías en Panamá. La misma
Luisa que cerró el caso del sicariato contra Sabino Romero, sin llevar a juicio
a los ganaderos, autores intelectuales de la muerte del cacique yukpa .
Esa misma Luisa cada vez que amaina la violencia, le
imprime fuerza a la calle con sus partes de guerra, declaró en 2014 que las
guarimbas “protagonizadas por ciertos factores políticos, se inscriben en
conductas violentas que, al margen de las aspiraciones populares, solo
persiguen el poder político" ¿Qué poder
político detenta Luisa?
En la oposición creen que Luisa quieres ser presidenta, según
su amigo, colega y ex Fiscal de la República, Isaías Rodríguez .
¿Quién quiere a los traidores? ¿No es verdad que la
oposición hace uso de las agallas de Luisa para luego dejarla fuera de su
playa, sin poder respirar? ¿Qué clase de monstruos pare una muchachita de
dieciocho años? Dieciocho años son nada. Matar lo que ha tardado en gestarse,
en nacer, en respirar, es un suicidio y Luisa ha apretado la soga. Luisa, la
guerrillera ¿cuántos años pasarán para que la izquierda vuelva a ser idea,
nuestra idea?
No hay comentarios:
Publicar un comentario