viernes, 27 de febrero de 2015

Gastronauta 26: 27 de febrero, la loza


Yo no sabía con exactitud qué día era. A mis cinco años todavía me era difícil llevar agenda, tal como a mis treinta. Pero hacía un día agitado, uno histórico, o así las lágrimas y la angustia de las madres que me rodeaban lo sentenciarían.
En medio de sudores, carreras y nervios, mis vecinos se terciaban al lomo televisores, neveras, sillas y bolsas con comida.
Budo, que así se llama el que entonces vivía en el rancho del lado, se trajo una olorosa carga de pescados. No la repartió entre los vecinos y al no poderla almacenar, la perdió muy rápidamente. Lo que tardó en irse fue el hedor.
Para mí, todavía hoy 26 años después, la ventana de la cocina de mi casa materna que da hacia la que fuera la casa de Cointa y Budo, hiede a pescado piche, de ese que no se comparte.
Supe a medida que caminaba la tarde que nada había sido comprado, que nos habíamos atrevido a recuperar lo nuestro, lo que el estado de cosas nos había robado y nos restregaba en la más absurda pobreza en un país de históricas bonanzas. Escuché por primera vez la palabra "saqueo". Nos acusaban a los saqueados de voltear la tortilla.
Pasado el mediodía, papá no llegaba a casa y mi madre se deshacía en llanto y se rehacía en oraciones. Cada tanto, nos asomábamos por la ventana para constatar el retorno. Preguntamos a todo aquel, y nada. Temíamos que se repitiera en Charallave los fotogramas de la Policía desbaratando al pueblo en Guarenas y en Caracas.
Después de unos cuantos rosarios, María le devolvería el cristo e' lata que era mi padre, a mamá. Venía con una loza de granito a lomo. La dejó caer en el monte mientras se apagaba el fuego de la turba, cada tanto en ebullición.
Fue lo único que trajo a casa; no llegó a tiempo a la carne, ni a un perol de leche.
Desde entonces, la loza antecede la puerta de mi casa, un pedazo de cerámica arrancada al FMI, nuestro monumento a la utopía, un patio al pueblo que somos, el más aguerrido paisaje.
Esa piedra es de los alimentos no perecederos.

1 comentario:

  1. http://youtu.be/AdVvryIcqEs

    Sobre Marino Restrepo
    Marino Restrepo nació en una pequeña ciudad de cultivadores de café ubicada en las montañas de los Andes de Colombia, en el seno de una familia de tradiciones católicas y fue educado con estos valores.
    Es el sexto de una familia de diez hijos. A la edad de 14 años, se traslada a Bogotá, capital de Colombia, en donde termina su educación secundaria.
    Antes de cumplir los veinte años de edad, contrae matrimonio en Bogotá y posteriormente se radica en la ciudad de Hamburgo, Alemania, donde estudia artes y composición musical en la universidad de Hamburgo.
    Después de vivir durante seis años en esa ciudad, en la cual nacen sus dos hijos, viaja a los Estados Unidos para radicarse inicialmente en Nueva York y posteriormente en Los Ángeles, en donde se vincula con la industria del entretenimiento. En 1985 firma con Sony Music de Nueva York como artista exclusivo. Produce muchos proyectos musicales e inicia numerosas giras de promoción
    Durante más de veinte años, Marino estuvo vinculado al medio artístico como actor, productor, escritor de libretos, compositor, etc. Durante 33 años permaneció totalmente alejado del Señor, ya que desde los años 60, mientras vivió en Bogotá, durante su vida de adolescente, empezó a alejarse de su fe católica involucrándose con religiones y cultos paganos, y toda clase de ciencias ocultas y esotéricas, practicando la astrología, utilizando cristales, velas, aromaterapia, floraterapia, lectura de las cartas, técnicas del I ching, ciencias de control mental y en general en toda clase de supersticiones y psicología moderna.
    La vida de Marino estaba centrada en el dinero, la fama y totalmente entregada al placer.
    De pronto su vida tuvo un cambio drástico debido a trascendentales acontecimientos que lo marcaron para siempre.
    En la Navidad del año 1997, al entrar a la finca de uno de sus familiares a pasar la noche, fue sorprendido por un grupo de hombres guerrilleros de las FARC quienes lo secuestraron junto con un sobrino suyo.
    De esta manera se da inicio a una experiencia muy difícil que se prolonga por seis meses, hasta cuando Marino es liberado por gracia de Dios.
    El secuestro tiene diversos episodios, pero lo más importante de esta etapa en la vida de Marino es el encuentro que tiene con el Señor en el momento en que estaba totalmente destruido, vencido, condenado a muerte por sus captores y sin ninguna esperanza. Es allí en donde descubre que sus conocimientos sobre tantas prácticas alternativas a la fe de nada le servían para superar tan duro momento.
    Amarrado y escondido en condiciones infrahumanas y sometido a las inclemencias de la selva colombiana en donde era presa de toda clase de insectos y alimañas, repentinamente tiene una manifestación del Señor. Vive una experiencia mística de iluminación de su conciencia, reviviendo todos sus pecados y dándole un conocimiento profundo de su responsabilidad ante Dios y ante su vida terrenal. Más adelante en medio de una visión en la que escucha primero la voz del Señor, es llevado a vivir el estado del infierno, el purgatorio y contempla la gloria de Dios desde un lago que equivalía al estado purgatorial.
    Desde entonces, Marino cambió totalmente su vida, se la entregó al Señor y ahora se dedica, como misionero, al servicio del Señor y de la Iglesia Católica, a propagar la palabra de Dios y su experiencia por todo el mundo.
    El testimonio de conversión de Marino ha sido publicado en un libro escrito por él mismo y sus enseñanzas sobre la fe y doctrina católica tal y como fueron revelados personalmente por el Señor Jesús, se encuentran disponibles a través de Internet. De igual manera, por este mismo medio se puede obtener información acerca de sus retiros y se podrá solicitar visita de Marino a su ciudad.


    http://www.catolicidad.com/
    http://www.catolicidad.com/2015/03/puede-haber-mayor-acto-de-caridad-que.html

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