Esta mañana les hice el atolito de la
abuela.
Lo sirvo y me siento con las tres en la
mesa.
No tarda en probarlo, cuando la más
grande me dice que la transporté al maternal, cuando comía junto a
Tito y Mariana el mismo alimento calientito, que preferían al puré
de plátanos.
-Éste plato me hace recordar a
Mariana, me dice mientras traga.
Hace una pausa, respira hondo, me mira
y continúa.
La amiguita murió recientemente, y
cada vez que Cami habla de ella se le siente el nudo que desata de a
poco.
Un olor, una imagen, una lengua, para
traer de vuelta a la abuela, a la hermana.
Todos venimos de la infancia, de cuando
los árboles eran altos, y las piernas de nuestro padre una mecedora.
De cuando un beso de mamá aliviaba cualquier derrumbe, y el atolito
era una sonrisa repartida.
Les comparto este video, hecho en 2013
por Natalia Chernysheva.
Con
él, lo mucho que extraño a mi abuela.
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