Por Indira
Carpio Olivo/ indiracarpio@gmail.com/ @icarpio
Libertad,
una minifalda postmortem, el albedrío de los falsos caminos; una
hierba deslavada que se usa y se tira, la letra insomne en la
hoguera, la violación de la vida que no da vida, que no crece, la
célula en los cuarteles, en el desierto, temerosa de convertirse en
la monstruosidad: lo humano. La libertad, lo mismo que nacer, una
arbitrariedad; así el sexo: lo mismo una daga que una grieta, cuando
el tiempo no se excusa al pulverizar los huesos en abono. La libertad
no es y te niega cuando la luchas, convertida en jinete, en espada,
en tanque o en resortera, en piernas que se muestran a los faros por
las noches para violar los catres que reposan sobre las espaldas del
prejuicio. Ay, libertad la de la oruga que cuando muda deja de morir.
Encomendada está la libertad para un taxidermista.
Fräulein, Rouilly le Bas, 2002 Ellen Von Unwerth |
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