domingo, 6 de noviembre de 2011

Cuentos mínimos [Ejercicios]


Por Indira Carpio Olivo

[Papel] Se dobló tanto como pudo hasta volverse aeroplano. Su pico alzó vuelo. Una vez mojado y atlántico se deshizo.

[Sayona] Sus cabellos, menos largos que su llanto. La acompaña su grieta y la sangre. El puñal en su mano se lamenta y mece al recién nacido.

[Silbón] El soplido de su canto crispó la oscurana. Carreteó un armatoste de huesos muertos a quien mentaba padre. Maldito, se escucha cerca cuando lejos está y remoto cuando se halla en el cogote.

[Ciencia] La lámpara se cayó y encendió la casa. Su karma: no reconocer que “Hágase la luz” lo dijo Alba Edison.

[Óbito] Ella llovía toda una noche. Amaneció ahogada flotanto en una paraguas.

[Escritora] Ese artículo la estaba volviendo loca y finalmente las letras le hicieron una camisa de fuerza.

[Democracia] La palabra le pesaba. La probó, la aprobó y la echó en el saco.

[Sin techo] No hacía nada más que pensar en convertibles hasta que de tanto imaginar su cerebro se hizo descapotable.

[Flor] He salido a escribir y la palabra me dejó plantada

[Madre soltera] La soledad me espía y he decidido jugar con ella. Por momentos me amamanta y me odia, me fecunda y me abandona.

[Periodista] Tu lengua sudada se quedó sin saliva. Hizo montañas de sal hasta que te volviste una llaga.

[Fuego] Murieron en sus manos América y Esperanza. Ahora partea a Volcán, primogénito de Penélope, fecundada por una banca incinerada.


 












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