Por Indira Carpio Olivo
Tantos golpearon mi cabeza
Tantos golpearon mi cabeza
Así, el viento que azotó a mi madre
y el miedo, que me hizo mujer
Así, el olvido sin perdón
y el aire que partió el corazón de la tierra
otra lisiada sin banderas, anónima
que se llora a sí misma
y muere en cada desayuno
amargando la semilla
Así, el secreto
una lágrima por cada cucharada de salsa
y el llanto del cuchillo que atraviesa la cebolla
¿Cuánto se parece el bulbo a la bulba?
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