martes, 2 de septiembre de 2014

Chávez, estampida

Si, no estoy de acuerdo en montar en un altar a Chávez, yo con Alí recuerdo al Bolívar bolivariano al que no hay que prenderle una vela, habría que empuñarlo. Si, pero cada quien su santo. No me venga un creyente de cualquier religión a decirme que esto o aquello está mal, porque muchos le rezan a una entelequia.

Chávez comprobadamente existió y cambió la vida aquí y allá.

Yo, después de bañar a Pola, la embadurno con aceites y cremas y la encomiendo al amor, a la naturaleza y a sus ancestros ¿Quién me dice que mi fe invalida mi militancia materna? ¡Nadie!

Sin embargo hay que cuidarse de convertir el ejemplo en una estampita. Mejor sería transformarlo en estampida. Lo mejor en una oración es la acción.

Foto del rancho de Gustavo Borges, por él.


A propósito de esto: Lanzan en Venezuela la oración 'Chávez nuestro', versión del padre nuestro católico.


viernes, 18 de julio de 2014

Miedo

I
Cada vez que ponen una foto de un bebé destrozado en Gaza, o de un niño arrojado a un lado como trapo sucio por un misil israelí, yo paso corriendo y trato de no mirarla. Se que aumentan, porque aumenta la crueldad. Pero trato de no detenerme.
Porque me duele el útero, porque no aguanto esta realidad de mierda: porque soy madre, todas las madres del mundo, y son niños, mis niños masacrados por el miedo.
Si, el miedo de Israel a que el odio crezca, se reproduzca y lo liste en su agenda apocalíptica.
El miedo de los vecinos a no activar el drama nuclear de las cientos de ojivas sionistas.
El miedo nuestro de todos los días que nos relega a un muro en una distante red informativa.
Tengo miedo de que mañana la madre desesperada, que en un grito pierde la vida, sea yo, y que -a cierta distancia- una mujer con la fuerza para blandir un arma, pase corriendo las fotos de mi dolor histórico y escriba que tiene miedo.



II
Sino quedase más nada qué hacer, si la tierra fuera por el terror tomada, si sus brazos, nuestros brazos, fueran mutilados por el odio, si el vapor de nuestras lágrimas no fuera sufiente para que lloviese y mitigara el infierno, sino... entonces dejo abiertas mis ventanas, mis puertas, mi pecho para recibirlos... no en la rendición, sino en ocasión de preparar, como Zamora en Santa Inés, el contrataque, y mientras cobijarles del frío misil, amamantar a los generales de las piedras y juntos preparar el índice y el medio para la Victoria...

Palestina.
 

III

"...los palestinos son seres humanos que ríen, viven,
e incluso, tienen una muerte normal...
no solo los matan".

Mahmoud Darwish


martes, 17 de junio de 2014

Mujeres

Algunas mujeres se consuelan con dedos que arrancan de las estatuas.
Un lago tibio les crece entre las piernas y en el fondo del lago
colean pececillos y se escurre en lo profundo su rojez partida en dos.
El pulpo, como una estrella blanda sumergida, recibe al anular y provoca
una estampida de puntas de peces y arenas del temblor que desmoronan.
Las mujeres acaban exhaustas y en los lúbricos dedos de mármol,
brillantes de humedad del lago, se entibian y boquean, hasta morir,
algunos pececillos adheridos.


De "Umbría" 1999

Por Rafael Courtoisie

martes, 6 de mayo de 2014

Cambur


De cómo despedir un nido

La mano cincela la serpiente bajo las sábanas.
La boca entona el himno de la república bananera.
Columpian a la musa paradisíaca.
Lo visten, lo desvisten hasta que estalla en papelillo.
El roce de la carne, ese perfume caribe.

Patilla


De cómo despedir un nido

Descorrió las piernas de par en par, como si colgase un pantalón punta por punta en el tendedero.
Abrió la boca y mordió desde el centro -a trozos- la mitad de la patilla.
El agua manaba entre tus dientes.
La semilla ahí la dejó, floreciendo para otra noche de jugos.



viernes, 2 de mayo de 2014

Muere Concha Liaño Gil

Anarquista y combatiente de la Guerra civil española
Conocí a Concha en una conferencia en la UCV. Desde entonces, me enamoró el ímpetu de una mujer que, con 95 años, vivía sola con todo lo que eso implica, se hacía cargo de su hija con problemas clínicos importantes, y contagiaba de vida, aunque según ella estuviese casi ciega, sorda y sola.
De eso, hace casi ya dos años y medio. Ese mismo día la llevamos a su casa y conversamos tendido, en el primero de nuestros encuentros.
Me fascinaba tener cerca, tan cerca la esperanza, la experiencia del verdadero comunismo.
Después de compartir escritos y fotos y días, Concha me apretaba fuerte el antebrazo, me arrimaba hacia ella y me decía, con la convicción de una combatiente en guerra, que yo me le parecía a ella.
A mí me sonrojó su invitación a soñarme: Su cara la tejían las arrugas, sus ojos las cataratas, le fallaba el reloj, pero reía como una niña con chupeta.
De inmediato la quise.
En poco, mi abuela materna murió, y asumí a Concha. Fuimos juntas a sus diligencias, nos contábamos los chismes, las tragedias y aventuras que nos quedaban en la cesta, entre ellas una ansiada exposición sobre el anarquismo que quería traer a Venezuela, cosa que para ella representaba la misión por la que todavía vivía.
Alrededor de Concha orbitábamos algunos muchachos, algunas muchachas, que la quisimos, que nos turnamos a la libre para acompañarla en sus ganas de irse.

Confirmado 
Concepción Liaño Gil murió de un infarto el 19 de abril de 2014.
Su hija, a quien ella llamaba Monchina, la enterró el día siguiente.
No dijo nada, hasta ayer primero de mayo.
Descansa en un nicho de la Parcela 24 norte, del anárquico Cementerio General del sur, en Las Acacias, Caracas.

Liaño, fue fundadora del movimiento anarquista, humanista integral Mujeres libres, referencia internacional de la lucha revolucionaria feminista, vieja combatiente de la Guerra civil española.

Mucho corazón no le cupo a Concha en el pecho.

jueves, 1 de mayo de 2014

Gastronauta 6: Paneles, panelas, terrones


Hace poco construimos una yurta, una vivienda modular, desmontable y transportable, que han usado los pueblos nómadas de Asia, tradicionalmente. La edificación de este círculo de bambú la procuramos en un trapiche convertido en ecoaldea.
Como zafra pudimos darle forma a este almíbar de seis metros de diámetro, que se alimentó de un eclipse lunar, la corriente del río de Aguas Frías, y las manos encallecidas de un equipo de soñadores que no abandonaron las paletas de este cocimiento, montaña adentro.
Pero, no todo siempre es tan dulce.