De cómo despedir un nido
Descorrió las piernas de par en par, como si colgase un
pantalón punta por punta en el tendedero.
Abrió la boca y mordió desde el
centro -a trozos- la mitad de la patilla.
El agua manaba entre tus dientes.
La semilla ahí la dejó, floreciendo
para otra noche de jugos.
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