"Venus de Willendorf de la sierra coriana”, la dibujó Ildefonso Finol.
Cósimo Mandrillo definió su poesía como una de protesta. “Pero una
protesta llevada al límite de su madurez estética”.
Y supo poner acentos donde la tibieza los quitaba: "si la unidad es un sofisma/ si el partido deviene tertulia de burócratas y afines/ si hasta aquí me trajo el río/ entonces tendré que contradecir al río..."
Lydda Franco Farías disparaba una bala por la revolución y otra contra cualquier macho que le pusiera delantal... “ten en cuenta muchacho de las cavernas/ que he ido ganando el derecho a perder de igual a igual el paraíso”.
Hoy cumple 75 años la mujer (“una mujer es una mujer más sus uñas y sus dientes”) y yo regreso a casa, la casa en la ventana, desde donde me observa el novio, de donde crecen los lirios y “la lluvia canta afuera su canción”, me mira “la miro con ojos sorprendidos/ y pienso en unas bodas bajo el agua” y que el “novio vegetal me acaricie/ que sienta el perfume silvestre de mis manos/ mi cálida ternura abierta en gajos”.
Lydda fue una garra y en mí encuentra sus fauces, y también la crin del gozo:
mientras dormía me crecieron alas
al principio ni yo misma lo creí
hice cálculos sobre las ventajas y desventajas
de este suceso inesperado
decidí ensayar un vuelo corto
tropecé contra los vidrios de las ventanas
no me di por vencida
llegué a libélula
fui uno que otro pájaro
ave de rapiña
mi ambición no tuvo fronteras
fui escalando
jerarquías hasta agotarlas todas
ahora soy un ángel
y me aburro.
Foto mía, de Ernesto J. Navarro.
Y supo poner acentos donde la tibieza los quitaba: "si la unidad es un sofisma/ si el partido deviene tertulia de burócratas y afines/ si hasta aquí me trajo el río/ entonces tendré que contradecir al río..."
Lydda Franco Farías disparaba una bala por la revolución y otra contra cualquier macho que le pusiera delantal... “ten en cuenta muchacho de las cavernas/ que he ido ganando el derecho a perder de igual a igual el paraíso”.
Hoy cumple 75 años la mujer (“una mujer es una mujer más sus uñas y sus dientes”) y yo regreso a casa, la casa en la ventana, desde donde me observa el novio, de donde crecen los lirios y “la lluvia canta afuera su canción”, me mira “la miro con ojos sorprendidos/ y pienso en unas bodas bajo el agua” y que el “novio vegetal me acaricie/ que sienta el perfume silvestre de mis manos/ mi cálida ternura abierta en gajos”.
Lydda fue una garra y en mí encuentra sus fauces, y también la crin del gozo:
mientras dormía me crecieron alas
al principio ni yo misma lo creí
hice cálculos sobre las ventajas y desventajas
de este suceso inesperado
decidí ensayar un vuelo corto
tropecé contra los vidrios de las ventanas
no me di por vencida
llegué a libélula
fui uno que otro pájaro
ave de rapiña
mi ambición no tuvo fronteras
fui escalando
jerarquías hasta agotarlas todas
ahora soy un ángel
y me aburro.
Foto mía, de Ernesto J. Navarro.
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