La trampa está en la pregunta ¿Por
qué y para qué se le pregunta a un pueblo si quiere acuerdos para
lograr la paz? Pero y además ¿cómo es que un pueblo responde que
no? ¿Se le puede culpar al pueblo? ¿Se puede confiar en el sistema
electoral que regentan los perros de la guerra? 63% del padrón
electoral colombiano supo que no, y se abstuvo. Una cosa es que
nazcas en guerra y la guerra te lleve por delante como una ola, otra
que elijas que el mar se te apretuje en el pecho y te estalle. Hay
gente que no sabe nadar y lo prefiere. No podemos señalar a los
colombianos cuando en Argentina se monta Macri, por ejemplo, en
Brasil se pasan por “las leyes” a Dilma, o en Venezuela una nueva
fase del capitalismo se inaugura mientras se nos habla de socialismo:
“en el río pasan ahogados todos los espejos del mundo”, nos
diría Gómez de la Serna.
Elecciones, ética y supervivencia
Hace 2 meses
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