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Anarquista y combatiente de la Guerra civil española
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Conocí a Concha en una conferencia en la UCV. Desde entonces, me
enamoró el ímpetu de una mujer que, con 95 años, vivía sola con
todo lo que eso implica, se hacía cargo de su hija con problemas
clínicos importantes, y contagiaba de vida, aunque según ella
estuviese casi ciega, sorda y sola.
De eso, hace casi ya dos años y medio. Ese mismo día la llevamos
a su casa y conversamos tendido, en el primero de nuestros
encuentros.
Me fascinaba tener cerca, tan cerca la esperanza, la experiencia
del verdadero comunismo.
Después de compartir escritos y fotos y días, Concha me apretaba
fuerte el antebrazo, me arrimaba hacia ella y me decía, con la
convicción de una combatiente en guerra, que yo me le parecía a
ella.
A mí me sonrojó su invitación a soñarme: Su cara la tejían
las arrugas, sus ojos las cataratas, le fallaba el reloj, pero reía
como una niña con chupeta.
De inmediato la quise.
En poco, mi abuela materna murió, y asumí a Concha. Fuimos
juntas a sus diligencias, nos contábamos los chismes, las tragedias
y aventuras que nos quedaban en la cesta, entre ellas una ansiada
exposición sobre el anarquismo que quería traer a Venezuela, cosa
que para ella representaba la misión por la que todavía vivía.
Alrededor de Concha orbitábamos algunos muchachos, algunas
muchachas, que la quisimos, que nos turnamos a la libre para
acompañarla en sus ganas de irse.
Confirmado
Concepción Liaño Gil murió de un infarto el 19 de abril de
2014.
Su hija, a quien ella llamaba Monchina, la enterró el día
siguiente.
No dijo nada, hasta ayer primero de mayo.
Descansa en un nicho de la Parcela 24 norte, del anárquico
Cementerio General del sur, en Las Acacias, Caracas.
Liaño, fue fundadora del movimiento anarquista, humanista
integral Mujeres libres, referencia internacional de la lucha
revolucionaria feminista, vieja combatiente de la Guerra civil
española.
Mucho corazón no le cupo a Concha en el pecho.