“La propiedad privada es el primer delito que comete el ser humano”
Por Indira Carpio Olivo y Ernesto J. Navarro (*)
Twitter sirve para algo. A través de esta herramienta
comunicacional, pudimos contactar a una amiga de una amiga que conoce
a un amigo de Gustavo, el Pelado Cordera.
Hace rato queríamos conversar con el cantante, por dos razones
fundamentales: porque nos gusta lo que hace y queríamos acercarnos a
la visión del mundo de quien ahora lleva tres años sin ver mucha
guita, después de disfrutar las mieles de ser un ícono de la
cultura rock suramericana.
Cordera, vive desde 2006 en La Paloma, un poblado uruguayo al que
define como “resistente al progreso”, como en general califica al
país austral. Porteño de nacimiento, ve a la Argentina desde las
bardas y se atreve a opinar sobre su gobierno y del sistema mundo en
decadencia.
Nos habla también de su pasado reciente: más de dos décadas siendo
la voz líder de la banda Bersuit Vergarabat.
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Acá, en Caracas eran las nueve de la mañana. En La Paloma, las
once. Al levantar el teléfono y después de presentarnos,
escuchamos: “papi, te llaman de Venezuela... Ya va, ya viene”,
nos dicen.
-Aló ¿Gustavo?
GC: Si
Gustavo "Pelado" Cordera |
- Gracias por recibir este llamado ¿Cómo te trata la vida en
Uruguay?
GC: Estoy en un país atípico. De los países
latinoamericanos, suramericanos que conozco, Uruguay es el país que
más ha ofrecido resistencia al progreso y no de una manera
conciente, pensada. Pero es un país que tiene menos población ahora
que hace 20 años atrás. Es un país que se ha resistido al consumo
desde hace muchos años, porque la gente es sencilla, es austera.
Linda con la melancolía, con la desidia en algún punto, desde el
punto de vista económico. Es un país donde no se desarrolla el
consumo.
Por ejemplo, para un artista, un disco de oro equivale a la venta de
sólo dos mil discos.
De todas formas, motivados por una gran presión, últimamente se ha
querido parecer a países como la Argentina, en cuanto al
crecimiento. Siempre hay una presión de las empresas y las
corporaciones por querer llegar a estos lugares que son prístinos,
paradisíacos, con bajos índices de contaminación. A mí me hace
recordar muchísimo a cómo era Buenos Aires hace 40 años atrás.
Cuando la gente podía salir a la calle a compartir con sus vecinos
cuestiones de vida. Se vivía bastante en paz. Digo en bastante y no
en paz, porque somos de occidente y todos los países occidentales
estamos en una constante búsqueda y eso significa mucha fricción
social.
Pero acá estamos bastante tranquilos en ese sentido.
-Eso te ha permitido crear más. Estás trabajando en nuevo disco
¿Cómo va eso?
GC: Al haber un entorno natural, en paz, ocurre que afuera es
un espacio prácticamente vacío, entonces vos podés dejarte afuera
tuyo, sin que el afuera te invada. Vos en las grandes ciudades tenés
mucha información, muchas cosas para hacer, muchos amigos a los que
llamar, muchos lugares a dónde ir. Acá no.
Acá tiene que ver con vos mismo, con tu propio aburrimiento y eso de
alguna manera lo que genera es el impulso creativo, inventar cosas,
reinventarte. Estar más en conexión con uno mismo. Era algo que yo
me debía después de muchos años de estar expuesto a cámaras,
micrófonos, a escenarios.
-En el año 2009 cuando te lanzas como solista, el disco Cordera
SUELTO era presentado por la Bersuit? ¿A qué se debió esto?
GC: Todavía estábamos formando parte un proyecto que lanzaba
la banda. Bueno y luego de ese “paráte”, de ese impasse y de
proyectos personales que empezamos a desarrollar vimos también que
artísticamente teníamos necesidades distintas y emprendimos nuevos
viajes, cada uno en lo suyo, por lo menos así lo hago con lo mio.
Después los chicos tuvieron como una necesidad de volverse a juntar,
por razones que ellos te contarán. Y bueno, rearmaron Bersuit sin
mi.
-Para esta parte de Latinoamérica se nos hace más lejana la
separación de la Bersuit y la continuación de sus carreras
artísticas por separado. Cada uno por su lado ¿Puede re-juntarse
con sus antiguos compañeros?
GC: Si habría necesidad humana y artística, SI.
-Y ahora ¿No la hay?
GC: No, no la hay. Solamente razones económicas para que eso
ocurra y esas razones, en estos momentos de vida, a mi no me
preocupan.
-Sin embargo, cuando la Bersuit se reagrupó te acusaron a través
de un mensaje en su cuenta twitter de “amurallarte” a una
disquera y unos cuantos dólares. Con el pasar del tiempo ¿Cómo ves
esa situación?
GC: En los momentos de enojo la gente suele decir cualquier
cosa. Cuando rompés con una pareja decís pestes de la otra persona
y yo tengo algo para decir al respecto: Los seres humanos no vemos la
realidad o las cosas como son, sino que las vemos como SOMOS.
Ellos realmente vieron eso, porque son así. No nos preocupamos por
saber cómo son las cosas, las vemos como somos. Entonces, ese enojo
llevó a decir barbaridades como esa. Lo real es que todos nosotros
sabemos qué fue lo que pasó.
Yo, lo que puedo decir, desde mi punto de vista, es que el proyecto
desde el año 2007 en adelante estaba en una profunda decadencia
artística y humana. Entonces, precisamente por eso lanzamos el
proyecto como solista para darle oxígeno. Después, la negociación
entre todos nosotros para volver a armar algo, hacía que nuestras
diferencias artísticas fueran irreconciliables, y nuestros deseos
también.
Como pasa también en las parejas, todos tendríamos que remitirnos a
nuestras relaciones con otras personas para darnos cuenta de que
somos seres humanos también. En algún momento, las relaciones
colapsan y tienes que virar.
Hay algo que pueden comprobar. Hace dos años y medio -casi tres-
llevo un proyecto todavía incipiente, de crecimiento muy lento, con
el cual prácticamente no ganamos dinero. Tocamos en lugares muy
chicos. Es una historia nueva para mi, con una banda nueva con gente
nueva. Entonces, esa es la muestra más grande de que no es por
dinero.
Si fuera por dinero, me volvería a juntar con Bersuit. Me han
ofrecido muchísimo dinero para eso. La verdad, te vuelvo a decir, si
hubiesen razones humanas, artísticas y de corazón ahí estaría.
Pero, por dinero no.
-Remitiéndonos a la metáfora de la pareja ¿Es la Bersuit
actual, la Bersuit Vergarabat?
GC: Yo creo que no debería llamarse como se llama, como
tampoco debería yo tener una banda que se llamara Bersuit
Vergarabat, sin ellos. Es absurdo, porque la gente que conocía la
banda se va a dar cuenta que no solamente falta alguien, sino un
miembro fundador, una voz, el creador del 80% de las canciones.
Yo creo que no lo es. Pero bueno, ellos sintieron la necesidad de
usar el nombre para seguir trabajando. Yo di mi autorización, porque
no vine al mundo para trabar ninguna historia personal.
Yo desde hace dos años y medios estoy en otro viaje.
La gente sola, cuando vaya a los conciertos sabrá.
-Gustavo ¿Cómo ha sido la experiencia de trabajar en la Caravana
Mágica, una cooperativa de artistas?
GC: Es una cooperativa en conformación, porque todavía no
está totalmente cristalizada, desarrollada. Esto es algo nuevo para
mi y también para los compañeros.
Son chicos de acá, compañeros de La Paloma, chicos que eran músicos
pero que laburaban en otros quehaceres para poder vivir.
Hay uno que lo que hacía era “quinchar”, poner techos de paja,
otro era jugador de fútbol, otro tocaba la guitarra con Julio
Víctor, miembro de Los Zucará, una de las bandas más importantes
de protesta en Uruguay, junto a Los Olimareños que se opusieron al
gobierno militarista de acá.
Lo cierto es que dos de ellos no conocía ni Buenos Aires. Entonces
empezaron a salir de gira, a conocer ciudades. Y ver en las caras de
ellos el agradecimiento y la alegría fue para mi una sorpresa y lo
que estaba pasando me extrajo, me volvió a dar ese alimento para
volver al sentimiento de cuando empezamos aquel proyecto juntos.
Eso, con el tiempo había muerto. Pero volvió a renacer a través de
los ojos de ellos. Y eso se escucha en la música que hacemos, se
siente en el arte.
Yo, estoy muy expectante, con mucha energía puesta en el trabajo que
estamos haciendo que sería el tercero en mi etapa solista, por
decirlo de alguna manera. No soy solista.
Éste segundo trabajo que hago con ellos, se va a llamar La Caravana
Mágica, volumen II. Estamos trabajando en esto, en este presente y
con tal felicidad que, ya lo verán.
-Desde Venezuela se perciben como tangibles logros de la
integración Latinoamérica no sólo en aspectos políticos,
económicos, sino también culturales ¿Cuál es su opinión del
momento cultural que vive América Latina?
GC: Es un momento importante para la humanidad en general.
Nosotros estamos llegando a un período crítico, de colapso de un
sistema de vida, de una forma de vida, de una cultura que termina su
viaje aferrándose a las cosas.
Estamos en la era por definición del tener, del consumo, de la
explotación desmesurada de la piel, de la sangre de la tierra.
Vivimos una era degradante, con vibraciones muy bajas. Entonces, la
juventud necesita un espacio de conexión, de integración, de
búsqueda de soluciones a esto, de explicaciones.
Por eso estamos respetando y volviendo a tradiciones milenarias, a
los chamanes, a los curanderos, a encontrarnos con gente en el
respeto del origen, de las tradiciones populares, el trueque, el
encuentro para hacer la música. La música, las formas del decir de
la diversidad cultural.
Esa integración que tiene que ver con lo diverso. No tiene que ver
con lo absoluto, con los monocultivos, con la explotación de
hidrocarburos, ni con la soja, el pino o el eucalipto.
Digo esto, porque con los monocultivos ignoramos que las grandes
corporaciones hacen lo que hacían los gobiernos militares en
aquellos momentos: ideas absolutas.
Las nuevas corrientes culturales buscan una integración, pero de los
distintos, con respeto por lo distinto, buscando darle a lo distinto
una oportunidad.
Creo que es algo que deben todos los gobiernos latinoamericanos a la
gente y a sí mismos. Todos los gobiernos, por miedo a que se caigan
sus economías siguen tranzando, siguen utilizando estos recursos
antiguos, degradantes, que van destruyendo justamente esa diversidad,
desde el punto de vista económico, cultural y social.
Culturalmente, cuando compramos autos que andan a petróleo y que
contaminan el planeta. Haciendo rutas en el Amazonas, donde sabemos
que detrás de un camino vienen las forestales desangrando el lugar,
estaciones de servicio, contaminación, matanzas.
Detrás de cada camino hay una degradación, una invasión importante
de lugares sagrados, en la selva, por ejemplo.
Como viene ocurriendo en toda Suramérica, los muchachos de las
corrientes artísticas en la diversidad cultural y la integración
latinoamericana de alguna manera están empezando a mostrar para que
seamos concientes de ver esa realidad y a poder deslastrarnos de los
gobiernos y poder decirles: “muchachos, está bien todos los
índices de los que me están hablando, de las riquezas para el país,
pero esas riquezas no se distribuyen de una manera justa entre la
gente”.
Las corporaciones llegan y lo único que traen es más pobreza, más
dolor ¿Por qué no pensamos, justamente que debemos diversificarnos
y que cada persona tenga un lugar digno? Atrevernos a eso, a
diversificar las energías, los cultivos, a no consumir, a enfriar la
economía, desconsumir, ser más austeros. Ese es para mí el lema
del mundo posible.
-Quisiéramos que nos ampliaras tus recientes opiniones sobre
Cristina Fernández y su gobierno ¿Por qué dices que es un proyecto
decadente?
GC: Cuando vos como gobierno promocionás el consumo, lo que
estás promocionando de alguna manera es la decadencia como forma de
vida humana, porque el consumo es angustia, dolor; el consumo es
problema de sobrealimentación, es tapar los agujeros existenciales
comprando cosas, devorando cosas, contaminando, convirtiéndote en
una persona desesperada; consumir es no saber qué hacer con tu vida,
es gastar tu tiempo en el afuera y no conectarte con vos mismo.
Todos los gobiernos que promocionan el consumo, el ingreso de
capitales y corporaciones lo único que quieren para su país es
dolor ¿Por qué? Porque esas corporaciones desangran. Es darles al
pueblo para que lo destruyan.
Estamos en un vecindario mundo que se está despedazando por un
calentamiento global enorme, gracias al consumo. Vos, como gobierno
no puedes promocionar la decadencia.
Si vos como gobierno promocionás eso, puede que tus índices sean
elevados. “Se vendieron un millón de autos el año pasado, tanta
soja; las arcas de no se qué están llenas de dinero, entonces
vivimos muy bien”. Esos números lo que están escondiendo es una
decadente calidad de vida.
Ayer, hubo 40°C de temperatura en Buenos Aires. Mucha gente se quedó
sin agua, muchos sin luz, los aires acondicionados prendidos en fuego
porque necesitaban enfriar y solamente calentaron más. La sensación
térmica anduvo en 45°C, una temperatura inusual y absurda,
patrocinada por el consumo.
Falta estrategia, espiritualidad.
No responsabilizo a la presidenta (Cristina Fernández) de eso. Nos
responsabilizo a nosotros mismos, por darle valor y fuerza a una
propuesta gubernamental. No es responsable sólo el gobierno.
Los gobiernos son la sintomatología visual de lo que nosotros somos.
Creo que ya es el momento de que paremos con el consumo de
hidrocarburos y busquemos energías alternativas. Ante la desidia de
la gente, empeoramos y no hacemos nada por cambiar.
Tenemos que hacerlo desde el discurso y la conciencia y los gobiernos
tienen que ser responsables y frenar esto con políticas de
austeridad, desconsumir.
No sabemos vivir sin consumir.
Esto está pasando desde hace muy poco en la humanidad, que estaba
viva y se desarrollaba en otras épocas sin esto. Podemos volver a
hacerlo. Tenemos que impedir que avance el consumo.
Por eso Argentina, Brasil y Chile son proyectos decadentes.
-Hablas de lo natural, de los chamanes y los curanderos y en
verdad, en Latinoamérica, se siente un redespertar de estas culturas
ancestrales, pero hasta eso es consumible, porque está de moda. Es
decir la banalización de las tradiciones también se pueden comprar
y no todo lo natural es inocuo.
GC: No podés jugar con lo sagrado y faltarle el respeto. Si
te metés al mar sin rezar o si tomás la Ayahuasca sin la conducción
de un chamán o de un maestro yagecero, la vas a pasar muy mal. Si lo
tuyo es querer pasarla mal, vos seguí haciendo eso. Seguí fumando
cigarrillos, seguí bebiendo alcohol, seguí comprando cosas.
-Pero, en esa cadena no está implicado nada más el que consume
lo natural, lo ancestral, sino el que la vende ¿Tenemos salvación?
GC: Ese mismo Dios que alguna vez invadió a América a fuerza
de espadas, de matanzas, de violaciones, sigue haciéndolo a través
del dinero. El dinero es un Dios violador. Porque tengo dinero voy y
lo compro, sólo porque tengo ganas. Ese es el nuevo violador
moderno.
La colonización aun no ha terminado. Todavía hay muchas comunidades
resistiendo en toda América. En Argentina hay miles de indígenas.
En este momento en Chile hay una ley antiterrorista que se aplica
sólo al pueblo Mapuche, porque quieren terminar con ellos, porque
tienen extensiones de tierras que custodian, cuidan desde hace miles
de años y la respetan.
Con la ley antiterrorista ahora mismo los quieren hacer presos
acusados de un incendio forestal que ellos no han generado.
Esa misma ley la está queriendo aplicar el G-20 en Argentina y en
toda Latinoamérica.
-En la Venezuela bolivariana, después de aprobada la Ley de
tierras que invita a ocupar a las terrenos ociosos y condena el
latifundio, se cuentan 260 asesinatos de líderes en manos de
terratenientes. Se niega la revolución, matando a los dueños de la
tierra...
GC: Ellos no son dueños. Dueños somos nosotros. La figura de
dueño es una figura delictiva. La propiedad privada es el primer
delito que comete el ser humano. No te podés adueñar de la tierra,
de algo que está para arrullarnos y que estuvo antes para miles de
millones de seres humanos.
No somos concientes de lo que estamos haciendo con la propiedad
privada. Por eso hablo de proyectos decadentes. Por eso voy a lo
profundo, no a lo superficial, ni a los discursos.
Estar concientes del lugar que ocupamos y a quién le damos nuestro
voto.
-¿Crees en el voto, Gustavo?
GC: No.
-Leímos en algún momento que fuiste ocupa y serlo tiene una
carga de resistencia contracultural muy fuerte ¿Te sientes parte de
alguna corriente política?
GC: No.
Me parece que la política tiene que ver con la razón. Lo que yo
estoy proponiendo tiene que ver con el corazón. Me parece que la
política hoy tiene mucho más que ver con la imagen pública, que
con el hecho de hacer política real, verdadera.
-¿Y esa no es una posición anarquista?
GC: Podés ponerle el nombre que sea. Pero me parece que si
hay alguien que tiene que gobernar es aquel que desde el silencio,
hace. No aquel que desde la palabra, miente.
-Todo esto le parecerá a muchas personas altisonante, radical,
egocéntrico. De hecho ex-compañeros tuyos te acusan de egocéntrico
¿Qué tienes que decir al respecto?
GC: Y bueno, si soy egocéntrico, soy egocéntrico. ESTÁN
diciendo que soy egocéntrico. Pero ¿puede algún ser humano que
esté vivo no tener ego? ¿Que no sea el ego el centro de su vida;
que no sean sus propios ojos el filtro por el cual miran las cosas;
que no quieran cosas para sí y que no se aferren a las cosas, a la
vida; que no crean que sus opiniones son las más importantes? Que me
digan si conocen a esa persona.
Es muy fácil ver afuera. Lo más superficial de la especie humana
son las opiniones: hablar de otros y no hacerte cargo de vos mismo
¿De qué vale que yo diga que mis compañeros son tal o cual cosa,
si no soy responsable de mi mismo, de lo que soy? Yo te puedo hablar
de mi y te puedo decir cómo funciona mi ego, mis miedos, si soy
envidioso, celoso. Puedo hablar horas de mi. Pero es una estupidez
que hablen de mi, lo mismo si hablo de otros.
Aparte hace tres años que no los veo. Una ser humano puede cambiar
en un segundo. Ellos están hablando con gran prejuicio porque no
saben de qué me trato, en este momento, tres años después.
¡No seamos más superficiales, ni tan tontos, ni tan banales!
Si quieren saber de mi, estoy en contacto permanente. Puedo contar
muy bien quién soy y les puedo asegurar que puedo llegar a ser mucho
peor de lo que se imaginan, pero me hago responsable. Las opiniones
son superficiales.
-¿Qué tipo de música hace Gustavo Cordera? ¿Haces rock?
GC: Hasta ahora, en el primer disco hicimos música romántica
con fusiones pop. Me preguntaron por qué lo hacía ¿por qué un
rockero contestatario no puede hacer canciones pop? ¿Por qué no?
¿Quién lo dice? Soy más rebelde que todos los que me dijeron que
no se podía. Tenía ganas de hacerlo y lo hice.
Después, vino un disco de cumbia. “No puede hacerse cumbia”. Y
lo que se viene... en el próximo disco... agárrense.
-¿Qué se viene?
GC: Va a ser muy picante, muy fuerte y también van a decir
“antes hacías y ahora...” El arte es la necesidad de expresión
de lo que te está pasando en el momento y hay muchas formas de
hacerlo y eso es ROCK: no ser tan discursivo, ni obvio, contar tu
propia historia, tu pasado, dar siempre un salto hacia otro lugar,
sorprender, ser valiente. Eso es ser un verdadero rockero y yo lo
soy.
-Hace mucho que no viene por estos lares ¿Cuándo regresa a
Venezuela?
GC: Cuando llamen y me inviten. Cuando algún productor diga
“queremos a la Caravana mágica en Venezuela”, ahí, ya está.
-¿Se acaba el mundo en el 2012 para Gustavo Cordera?
GC: No.
Se acaba una forma de mundo, no EL mundo.
Para los bancos, es el fin de mundo. Para las corporaciones, es el
fin de mundo. Para los que se aferraron a la materia y no la pueden
soltar, es el fin de mundo. Para los que crean que las computadoras y
los teléfonos son la única forma de relación, es el fin de mundo.
Pero no se acaba el mundo para las personas que viven el presente y
el ahora.
Quiero repetir algo: las personas no las vemos como son, sino que las
vemos como SOMOS.
-Gracias por las buenas energías que transmites, Gustavo. La
hemos sentido, hermano
GC: Gracias a ustedes dos y la verdad que me encantaría ir a
Venezuela. Si pueden hacer algo porque eso pase, se los agradecería.
Seguramente lo estarán haciendo cuando salga publicada la
entrevista.
Chau chicos.
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(*) Periodistas
intragables
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