miércoles, 15 de enero de 2014

El futuro era esto


A: Teléfono de emergencias, en qué puedo ayudarle?

B: ¿Oiga? Ayúdeme por favor, no sé dónde estoy.

A: ¿Qué quiere decir con que no sabe dónde está?

B: Está todo muy oscuro y no sé qué hago aquí.

A: ¿Pero desde dónde me está llamando?

B: Desde una cabina. Ayúdeme, se lo suplico.

A: A ver, tranquilícese y dígame su nombre.

B: Es que no recuerdo quién soy ¡No recuerdo nada!

A: Si no me da más datos no podré ayudarle. Dígame qué estaba haciendo justo antes de llegar a esa cabina. Intente recordar.

B: Llevo horas caminando en la oscuridad por un camino lleno de piedras, pero no recuerdo ni el momento ni el lugar del que salí. Ni siquiera el motivo.

A: Le propongo una cosa a ver qué le parece: usted me va describiendo lo que ve desde donde está y yo intento identificar el lugar en el que se encuentra. De este modo podré avisar a los compañeros que estén cerca para que puedan ir a ayudarle.

B: De acuerdo.

A: Me ha dicho que está todo muy oscuro, pero ¿No hay nada que se distinga sobre el resto?

B: Ya le he dicho que por el camino estaba todo negro, pero ahora, desde la cabina, veo luces de una ciudad a lo lejos, bajo mis pies. Debo estar en un lugar bastante alto.

A: Perfecto, ya vamos teniendo algo para situarnos. Según me dice, lleva toda la noche, o desde donde recuerda, caminando hasta que se ha encontrado con esa cabina, que parece estar a bastante altura porque puede ver bajo sus pies las luces de una ciudad. ¿Podría estar subiendo una montaña o algo así?

B: Puede ser, aunque no tengo claro de si la dirección que llevaba era de subida o bajada.

A: No se preocupe, eso ahora es lo de menos. Fíjese detenidamente en esa ciudad que tiene ante usted y busque entre todas esas luces cualquier cosa que pueda llamar su atención. Algo característico que me pueda ayudar a identificar el lugar.

B: Parece que la ciudad es grande porque hay muchas luces.

A: Eso no me sirve de mucho. Fíjese bien y continúe buscando.

B: ¿Qué cojones quiere que encuentre?

A: Escúcheme. No puedo hacer más por usted que ayudarle a identificar la ciudad que tiene delante. Si conseguimos saber de qué ciudad se trata, identificaremos enseguida el monte o montaña sobre el que usted se encuentra y podré enviar a alguien para que acuda en su ayuda ¿Entiende?

B: Está bien, disculpe.

A: Busque entre las luces.

B: Espere un momento ¡Veo algo! ¡Hay algo que sobresale por encima de todo lo demás!

A: Perfecto, eso podría servir. Descríbame con detalle cómo es ese algo.

B: Es muy alto.

A: ¿Y qué más?

B: Está muy iluminado.

A: Para verse desde donde está usted debe estarlo. Lo está haciendo muy bien, continúe.

B: Es como una gran columna.

A: ¿Una simple columna o tiene algo más?

B: Tiene algo en la parte de arriba.

A: Siga describiendo. ¿Qué hay en la parte de arriba?

B: Son dos arcos.

A: ¿Dos arcos?

B: Así es, dos arcos grandes y amarillos.

A: Un momento ¿Esos arcos están unidos?

B: Exacto, uno pegado al otro.

A: ¿Y debajo de esos arcos hay una superficie roja con algo escrito?

B: Creo que sí, aunque no alcanzo a leer lo que pone.

A: ...

B: ¿Oiga? ¿Sigue ahí?

A: Lo siento mucho amigo, no le puedo ayudar.

B: ¿Qué ocurre?

A: Está usted más perdido de lo que piensa.

B: ¿Qué quiere decir?

A: Que está usted en cualquier lugar.

Texto: Miguel Ángel Agulló
Ilustración: Tamara Jiménez