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A: Teléfono de emergencias, en qué puedo ayudarle?
B: ¿Oiga? Ayúdeme por favor, no sé dónde estoy.
A: ¿Qué quiere decir con que no sabe dónde está?
B: Está todo muy oscuro y no sé qué hago aquí.
A: ¿Pero desde dónde me está llamando?
B: Desde una cabina. Ayúdeme, se lo suplico.
A: A ver, tranquilícese y dígame su nombre.
B: Es que no recuerdo quién soy ¡No recuerdo nada!
A: Si no me da más datos no podré ayudarle. Dígame qué estaba haciendo justo antes de llegar a esa cabina. Intente recordar.
B: Llevo horas caminando en la oscuridad por un camino lleno de
piedras, pero no recuerdo ni el momento ni el lugar del que salí. Ni
siquiera el motivo.
A: Le propongo una cosa a ver qué le
parece: usted me va describiendo lo que ve desde donde está y yo intento
identificar el lugar en el que se encuentra. De este modo podré avisar a
los compañeros que estén cerca para que puedan ir a ayudarle.
B: De acuerdo.
A: Me ha dicho que está todo muy oscuro, pero ¿No hay nada que se distinga sobre el resto?
B: Ya le he dicho que por el camino estaba todo negro, pero ahora,
desde la cabina, veo luces de una ciudad a lo lejos, bajo mis pies. Debo
estar en un lugar bastante alto.
A: Perfecto, ya vamos
teniendo algo para situarnos. Según me dice, lleva toda la noche, o
desde donde recuerda, caminando hasta que se ha encontrado con esa
cabina, que parece estar a bastante altura porque puede ver bajo sus
pies las luces de una ciudad. ¿Podría estar subiendo una montaña o algo
así?
B: Puede ser, aunque no tengo claro de si la dirección que llevaba era de subida o bajada.
A: No se preocupe, eso ahora es lo de menos. Fíjese detenidamente en
esa ciudad que tiene ante usted y busque entre todas esas luces
cualquier cosa que pueda llamar su atención. Algo característico que me
pueda ayudar a identificar el lugar.
B: Parece que la ciudad es grande porque hay muchas luces.
A: Eso no me sirve de mucho. Fíjese bien y continúe buscando.
B: ¿Qué cojones quiere que encuentre?
A: Escúcheme. No puedo hacer más por usted que ayudarle a identificar
la ciudad que tiene delante. Si conseguimos saber de qué ciudad se
trata, identificaremos enseguida el monte o montaña sobre el que usted
se encuentra y podré enviar a alguien para que acuda en su ayuda
¿Entiende?
B: Está bien, disculpe.
A: Busque entre las luces.
B: Espere un momento ¡Veo algo! ¡Hay algo que sobresale por encima de todo lo demás!
A: Perfecto, eso podría servir. Descríbame con detalle cómo es ese algo.
B: Es muy alto.
A: ¿Y qué más?
B: Está muy iluminado.
A: Para verse desde donde está usted debe estarlo. Lo está haciendo muy bien, continúe.
B: Es como una gran columna.
A: ¿Una simple columna o tiene algo más?
B: Tiene algo en la parte de arriba.
A: Siga describiendo. ¿Qué hay en la parte de arriba?
B: Son dos arcos.
A: ¿Dos arcos?
B: Así es, dos arcos grandes y amarillos.
A: Un momento ¿Esos arcos están unidos?
B: Exacto, uno pegado al otro.
A: ¿Y debajo de esos arcos hay una superficie roja con algo escrito?
B: Creo que sí, aunque no alcanzo a leer lo que pone.
A: ...
B: ¿Oiga? ¿Sigue ahí?
A: Lo siento mucho amigo, no le puedo ayudar.
B: ¿Qué ocurre?
A: Está usted más perdido de lo que piensa.
B: ¿Qué quiere decir?
A: Que está usted en cualquier lugar.
Texto: Miguel Ángel Agulló
Ilustración: Tamara Jiménez